Sobre el autor y la obra

CARLOS MANUEL PELLECER, además de conocido por su intensa actividad revolucionaria en Guatemala bajo los regímenes democráticos de Arévalo y Arbenz, debe ser mencionado por su lucha contra la tiranía del general Jorge Ubico que precedió a éstos. A los 19 años, tres meses antes de graduarse en la Escuela Politécnica, en 1939, fue procesado en sumarísimo y sentenciado a muerte; influencias oportunas lo salvaron de la ejecución y, tras un largo y escabroso proceso, las cortes declararon nulo el juicio e inconsistentes los cargos. El cadete Pellecer no pudo terminar sus estudios militares. Cerca de un año en los calabozos de Ubico, sujeto como los demás presos políticos a terribles torturas y humillaciones, lo habían convertido en un revolucionario. Cuando falló el complot de diciembre de 1940 en que participaba, salió para México. En México fue soldado, peón, minero, maestro rural, al par que activista de la reforma agraria y en los sindicatos obreros. Esto lo preparó para sumarse al movimiento revolucionario iniciado en Guatemala en 1944.

Vuelto este año a su país, fue electo diputado a la Asamblea Nacional Constituyente (1945) y Diputado al Congreso de la República (1945 y más tarde 1953). En los años sucesivos, Pellecer adquiere celebridad como parlamentario, periodista, líder obrero, pionero del sindicalismo y de la reforma agraria en Guatemala. Enviado por el presidente Doctor Juan José Arévalo, al servicio diplomático en Europa, fue a su regreso en 1948, cuando Pellecer ingresó al partido comunista y desde entonces, durante 14 años, miembro de la comisión política del Comité Central y uno de los tres dirigentes más connotados del Partido Guatemalteco del Trabajo (comunista). Derrocado Arbenz en 1954, Pellecer marchó a La Argentina; desde el día de su arribo, el régimen peronista lo retuvo en la prisión de Villa-Devoto, durante varios meses; hasta que pudo salir para Checoslovaquia. Habían de seguir doce años de exilio, de incidentes y aventuras en Checoslovaquia, Francia, Italia, Cuba y México.

Al trasladarse de Cuba a México, en 1962, Carlos Manuel Pellecer, repugnado por las finalidades y los procedimientos marxistas, con el convencimiento pleno de lo que significa el comunismo para los pueblos y para los ciudadanos, rompió formalmente con el partido, publicando su sensacional testimonio Renuncia al Comunismo, documento vivo y aleccionador que alcanzó en tres años cinco ediciones voluminosas y consagró a Pellecer como uno de los escritores políticos más valientes y mejor dotados.

Ahora es una suerte para nosotros que Carlos Manuel Pellecer haya vivido la revolución cubana dentro del partido comunista al cual entonces pertenecía, pues en forma de novela nos ofrece su testimonio fiel y directo en Utiles después de muertos; la crítica lo considera el libro más completo, estrujante y convencedor que se haya escrito sobre Cuba y la revolución castrista. La primera edición se agotó en un mes.

Pero el libro no es ya famoso sólo por su contenido, sino por la alta calidad novelística, la belleza literaria y la simplicidad que caracteriza toda la obra de Carlos Manuel Pellecer, quien, como reconoce la crítica mexicana, se afirma entre los grandes narradores latino-americanos.

Además de esta magnífica novela, Carlos Manuel Pellecer ha publicado: Llamarada en la montaña (novela, 1946); Tierra ancha y rebelde (crónicas, 1947); La Constitución de la República (ensayo, 1948); Carta de un guatemalteco desterrado (ensayo, 1962); Renuncia al comunismo (ensayo 1962): Memoria en dos Geografías (autobiografía, 1964); Utiles después de muertos (novela, 1966); Agua quebrada y otros cuentos (1966). Director del periódico El Libertador, colaborador de diarios y revistas ha publicado multitud de artículos, ensayos y estudios que sería prolijo enumerar.

B. COSTA-AMIC, EDITOR