
Viaje en la luz
Los días transcurrían de forma lenta y apacible, y nuestra pequeña amiga no cesaba de vivir maravillosas aventuras que la iban enriqueciendo como persona.
Una de esas noches, a la luz de las estrellas, mantuvo una conversación con sus padres sobre aquello que fijaría el rumbo en su vida…
—Las situaciones que se te han ido presentando últimamente tienen el objeto de prepararte para algo maravilloso que ha de llegar —le comunicaron.
—¿El qué? —preguntó la dulce niña.
—Por tus experiencias vividas, y por tus ganas de aprender de ellas, vas a descubrir aquello que te lo enseñará todo…
»Mañana te llevaremos a la Montaña de Luz; ahí permanecerás el tiempo que sea necesario. Éste es el lugar en donde, los que han llegado a merecérselo, se encuentran a sí mismos.
»¡Vas a ser tu propia guía!, no te podemos decir más.
Puchi se fue a la cama ilusionada con lo que podría encontrarse al día siguiente.
¡La Montaña de Luz! Sin duda tenía que ser algo muy especial…
Rápidamente se durmió para poder estar bien descansada, y no tardó mucho en verse a sí misma volando como un pájaro…
Bajo sus ojos, campos de distintos colores se sucedían los unos a los otros. Todo era tan real que verdaderamente gozaba de la sensación de flotar en el aire.
Al cabo de un rato de diversión se dio cuenta de que tenía compañía. Un ave se había situado a su lado, y Puchi reconoció inmediatamente su presencia:
—Samuel, ¿eres tú?
—Veo que, aún con otra apariencia, sigues siendo capaz de reconocerme…
—¡Qué maravilla esto de volar! ¡No hay límites! —exclamó la niña disfrutando de su vuelo.
—Ahora nos encontramos en tus sueños, pero cuando regreses al mundo material volverás a estar sujeta a las limitaciones de tu cuerpo. ¡Lo verdaderamente ilimitado es ser Luz!
—¡Ser Luz! No entiendo…
—Todos somos Energía, una Luz perceptible a los ojos del espíritu, y cuanto más conscientes somos de ella, menos estamos limitados por lo material.
—Siento que tus palabras son verdaderas, pero sigo sin entenderte.
—Como la mejor manera de comprender algo es experimentándolo, de ahí tu dificultad para entenderme. Para ello has de experimentar tu Luz, tu propio Ser…
—¿Cómo puedo hacerlo?
—Siendo consciente de ti misma, ¡desea ser lo que ya eres! ¿Recuerdas cómo te convertiste en un delfín?
Puchi puso tal determinación en ello que en unos instantes ya se había convertido en una brillante Luz.
—¡Ahora sí que eres verdaderamente ilimitada! —dijo Samuel, brillando como ella— ¡Ahora sí que puedes hacer todos tus sueños realidad!
Los dos se desplazaron instantáneamente a lejanos lugares con tan sólo desearlo. Visitaron otros mundos, en los que la niña pudo realizar cosas tan maravillosas como entrar en cuerpos de seres de alta evolución, percibiendo cómo se sentían.
Todo lo que era capaz de imaginar tenía ahora la posibilidad de hacerlo, siendo Luz.
Cuando esa fascinante experiencia tocó a su fin, Samuel le dedicó estas palabras:
—Ahora, en tus sueños, estás viviendo la máxima posibilidad humana: «Ser Luz».
De regreso al mundo material, si tu voluntad es encontrarte a ti misma, llegará un día en que tan consciente de ella seas, que por siempre Luz serás.
Y en ese entonces, libre ya de limitaciones materiales, todo volverá a ser para ti como en este bello sueño…