La inversión de roles o papeles
Los niños se resisten a la crítica, también, porque quizá no pueden entender el punto de vista adulto respecto a la importancia del comportamiento que uno quiere hacerles cambiar. Tienden a ver la situación exclusivamente desde su propio ángulo. Por eso, al invertir los roles, es posible conseguir que un joven entienda mejor una crítica, hacerle ver su validez y generar en él una actitud más receptiva. En el cambio de roles, el adulto representa el comportamiento que ha estado criticando, en tanto que el niño actúa en el papel de crítico. Una madre encontró que este sistema funcionaba en su caso:
En casa, la hora de la cena se estaba convirtiendo en un momento sumamente desagradable. Nuestras dos hijas, de ocho y diez años, reñían casi continuamente por tonterías, jugaban con la comida, «se les caía» al suelo lo que no les gustaba y volcaban la leche por moverse con torpeza. Nada de lo que decíamos mi marido ni yo —ruegos, amenazas, promesas— servía realmente para nada.
Una noche, anuncié que íbamos a cambiar de sitios. Mi marido y yo nos sentamos en los asientos de las niñas, y ellas en los nuestros. Tan pronto como serví la comida, empezamos a actuar de la misma manera que ellas habitualmente lo hacían. Durante un momento nos observaron, silenciosas y atónitas, y después se quejaron de que les estábamos echando a perder la cena por la forma «tonta» en que nos comportábamos.
—Pero eso es lo que hacéis vosotras dos todas las noches —les dije—. ¡Verse tal como se las veía desde afuera, por así decirlo, obró maravillas! Desde entonces, los modales de las niñas en la mesa mejoraron notablemente, y raras veces tuvimos que volver a criticarlas.
Otra mujer recurrió a una variante de la misma técnica para conseguir que su hijo adolescente limpiara el estudio, después de haber hecho una fiesta con sus amigos el sábado por la noche.
—Con Tim, pedirle u ordenarle que quitara los vasos, platos y discos, no servía de nada —relató—. Cuando me quejé de que se me iba la mitad del domingo en limpiar y poner orden, él me dijo que era capaz de hacerlo en la mitad del tiempo. «De acuerdo —le contesté—, la próxima vez tú haces mi papel y yo el tuyo. Si no te parece que mi crítica es justa, dejaré de quejarme».
»Algunos domingos después lo desperté temprano y le dije que le tocaba a él limpiar el estudio, y que yo dormiría hasta tarde, como solía hacerlo él. Cuando salí de mi dormitorio, a mediodía, Tim todavía estaba ordenando las cosas, y me sonrió con un aire medio incómodo. “Tienes razón, mamá, se tarda muchísimo —me dijo—. Me parece que no es justo dejar que tú hagas sola todo el trabajo después de mi fiesta”.
ORIENTACIONES PARA LA INVERSIÓN DE ROLES O PAPELES
1. El niño debe estar de acuerdo en el cambio de papeles.
2. Exprese cómo percibe usted el papel del niño («Es lindo no tener que limpiar una habitación desordenada»), y estimúlelo a que exprese cómo percibe él el suyo («No sabía que daba tanto trabajo»). El intercambio de puntos de vista ayuda a resolver la crítica, tanto en el plano intelectual como en el de la conducta.
3. La inversión de papeles es más eficaz con los niños mayores y los adolescentes; los muy pequeños son, por lo común, demasiado egocéntricos para jugar adecuadamente al juego.
4. No cambie de papeles si el intercambio puede crear en el niño demasiado estrés o angustia, o si puede ser interpretado como un castigo.