Siempre la música

Ahora que pertenecemos a la, digamos, generación madura, nos damos cuenta de que damos mayores propinas cuando podemos hacer la carrera del taxi en silencio, o con un acompañamiento de música que, como la voz de Cordelia, siempre es suave, amable y baja. Por desgracia, la mayor parte del tiempo nos inundan los sonidos fuertes y estridentes que algunos llaman «música». Creemos firmemente que esta música estridente impide incluso el crecimiento de las plantas, pero puesto que no hemos podido encontrar ningún artículo relacionado con el tema, podría ser una figuración.

No obstante, la música dentro y fuera de los taxis es importante para la vida humana. La definición de música del Random House Dictionary es muy buena: «Un arte del sonido en el tiempo que expresa ideas y emociones de maneras significativas mediante los elementos del ritmo, la melodía, la armonía y el color».

La primera música humana probablemente fue vocal y empezó antes que los humanos: cantaban los primates en las copas de los árboles y los homínidos en las praderas. El Homo Sapiens Sapiens (o sea, nosotros) componía música mientras pintaba en las cavernas prehistóricas, de las que los científicos han demostrado que tienen tanta resonancia como las salas de conciertos. En las cuevas que no tienen buena resonancia, hay menos pinturas. Se han encontrado flautas de hueso y tambores de hueso de mamut de los hombres de Croo-Magnon, así que no hay duda de que eran melómanos.

Otros animales, por supuesto, también componen música de todo tipo, desde las maravillosas canciones de pájaros y ballenas a las vibraciones de las patas de los saltamontes. Las abejas ni siquiera necesitan observar la danza de la que indica a las demás la abundancia de miel. Pueden oír el sonido y la reconocen.

Los mamíferos están expuestos a algún tipo de música desde su concepción, ya que el feto oye y siente el ritmo de los latidos del corazón de la madre. Los cachorros pequeños se relajan y duermen cuando se coloca en su lecho el tictac de un reloj. La musicoterapia también se utiliza para los humanos. La organización temporal de la música ayuda a ciertos pacientes neuróticos a organizar sus propios movimientos secuénciales, al andar e incluso al hablar. Algunos pacientes que ya no pueden hablar pueden aprender a cantar sus mensajes.

Además de la agradable liberación de endorfinas cuando el cerebro humano procesa la música, entran en juego otras muchas funciones cerebrales. Se piensa que esto ayuda a mantener vivas y en forma las funciones mentales (pero no cuando la música suena tan alta que el oyente sufre pérdida de oído).

La media del ritmo del pulso humano es de unos 70 latidos por minuto. Éste es también el tempo medio de la mayor parte de la música occidental. De hecho, se dice que las partes lentas de la música barroca inducen a la integración mental y emocional (digámoselo a los taxistas). Concentrarse en el ritmo de la música (por lo general dando golpecitos con el pie para llevar el compás) afecta al ritmo respiratorio, haciéndolo más regular y más rápido o lento, a tenor de la pieza.

Hay descubrimientos muy interesantes relacionados con la música. Hay quien está componiendo música «bioeléctrica» grabando los sonidos de los impulsos eléctricos que resultan de la actividad cerebral o del movimiento muscular. Los sonidos se procesan mediante un sintetizador para que lo usen compositores, músicos e incluso gente minusválida que puede aprender a utilizarlo para expresarse. Es posible que mediante el estudio de la «música» compuesta por células, criaturas microscópicas y plantas entendamos mucho mejor la biología.

También existen esas máquinas fantásticas que no son sólo sintetizadores musicales sino también ordenadores de gran potencia. Uno de estos días alguno se dedicará a componer música por iniciativa propia.

Decir que la música es «sonido en el tiempo» quiere decir, para nosotros los humanos, que el sonido procede de la vibración del aire. Los océanos no son silenciosos, sino llenos de sonidos, transmitidos por la vibración del agua. Es probable que el espacio sea silencioso porque no hay aire o agua para transmitir las ondas sonoras convencionales, pero ¿quién sabe? ¿Vibran los campos del Universo?

En una novela (de Janet), unos músicos programan un ordenador con la música compuesta por microorganismos de otro planeta. El ordenador (tan inteligente que podría ser uno de los descendientes de Marvin Minsky) no se desconecta porque está intentando culminar la pieza y explica que la música es una secuencia de sonidos que evoluciona hacia su conclusión, que tendrá lugar al cabo de unos 150 000 millones de años, más o menos el tiempo de que dispone el Universo. La secuencia evolutiva del sonido de esta pieza musical terminará sólo con el final del cambio.

La música, puesto que existe sólo en el tiempo, es la forma artística que expresa y evoca genuinamente la esencia del Universo, el cambio. Nosotros los seres humanos, que amamos y componemos música, somos parte de los patrones motores del Universo, desde el campo de la danza de las partículas subatómicas al vuelo de las galaxias. Y quizás, sólo quizás, el sea una enorme composición musical…

Fronteras II
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