Día 5
CARLOS CASARES
Carlos Casares, el escritor gallego que estos días me llevó a La Coruña, de donde acabo de regresar, murió en marzo de 2002. Pocos meses después, en septiembre del mismo año, se creaba la Fundación que lleva su nombre, que en el escaso tiempo transcurrido ha puesto en pie un extraordinario programa de actividad cultural en la región. He participado en una edición más de los Diálogos de Mariñán, la sexta, esta vez sobre los mecanismos de la memoria y su utilización en la creación literaria. Fue mi compañero en el diálogo el escritor Manuel Rivas, uno de los más importantes continuadores de los grandes nombres de la literatura gallega del pasado, como Torrente Ballester o Cunqueiro. El auditorio de la Fundación Caixa Galicia, donde se realizó la sesión, estaba lleno, el público interesadísimo todo el tiempo, y creo que Manuel Rivas y yo hicimos un buen trabajo, yendo más allá de una simple reflexión sobre la producción literaria de cada cual. La prueba fue que no reculamos ante asuntos tan espinosos como el de la memoria automática…
En La Coruña hay tal vez media docena de fundaciones que son, como todo el mundo allí reconoce, los más activos y eficientes dinamizadores culturales de la ciudad y de los pueblos de alrededor. Mensualmente se cuentan por decenas las acciones que organizan, tanto en el campo de la literatura como en el de la música y de las artes plásticas. Sin olvidar el componente social, que no es menos importante. La población de La Coruña vive las fundaciones que tiene como algo indispensable para su formación cultural y cívica. También tenemos en Portugal fundaciones que, felizmente para ellas y para todos nosotros, gozan del favor del público. Aunque no faltan los ultramontanos empedernidos o los envidiosos compulsivos, como ese periodista y opinante que preguntado acerca de lo que le parecía la creación de la Fundación José Saramago (pido disculpas por esta cita) respondió que las fundaciones sólo sirven para lavar dinero y evadir impuestos. Dios le perdone, que nosotros no podemos…