El mensaje secreto
Durante el examen de historia ayer, en la escuela, pasó algo terrible. Agnan, que es el primero de la clase y el consentido de la maestra, levantó el dedo y gritó:
—¡Señorita, este niño copia!
—¡No es cierto, sucio embustero! —gritó Godofredo.
Pero vino la maestra, cogió la hoja de Godofredo, la de Agnan, miró a Godofredo, que empezó a llorar, le puso un cero y, después del examen, lo llevó a ver al director. La maestra regresó sola a clase y nos dijo:

—Hijos míos, Godofredo ha cometido una falta gravísima; no solo ha copiado de un camarada, sino que, encima, insiste en negar, agregando la mentira a la falta de honradez. Por consiguiente, el señor director ha expulsado a Godofredo durante dos días. Espero que esto le servirá de lección y le enseñará que, en la vida, la falta de honradez no es provechosa. Y ahora tomen sus cuadernos, vamos a hacer un dictado.

En el recreo estábamos muy fastidiados, porque Godofredo es un amigo y cuando uno está expulsado es terrible, porque los padres arman líos y los castigan sin un montón de cosas.
—¡Hay que vengar a Godofredo! —dijo Rufo—. Godofredo forma parte de la pandilla, y debemos vengarlo de ese asqueroso niño mimado de Agnan. Eso le servirá de lección a Agnan, y le enseñará que, en la vida, no es provechoso hacerse el tonto.
Todos estuvimos de acuerdo, y después Clotario preguntó:
—¿Y cómo vamos a hacer para vengarnos de Agnan?
—Podríamos esperarlo a la salida —dijo Eudes— y golpearlo.
—No, no —dijo Joaquín—. Sabes perfectamente que lleva gafas y que no se le puede golpear.
—¡Bah! —dijo Alcestes—. De todas formas, casi no le hablamos nunca, de modo que ni se dará cuenta de que no le hablamos.
—Quizá podríamos avisarle —dijo Clotario.
—¿Y si todos estudiáramos terriblemente para el próximo examen, y fuéramos primeros en vez de él? —dije.
—¿Estás loco? —me preguntó Clotario, dándose golpes en la frente con el dedo.
—Ya sé —dijo Rufo—. Leí una historia en una revista, y el héroe, que es un bandido y lleva un antifaz, roba el dinero de los ricos para dárselo a los pobres, y cuando los ricos quieren robar a los pobres para recuperar su dinero, entonces él envía un mensaje donde pone: «Nadie se burla impunemente del Caballero Azul». Y los enemigos tienen un miedo terrible, y no se atreven a robar.
—¿Qué quiere decir «impunemente»? —preguntó Clotario.
—Pero —dije— si le enviamos un mensaje a Agnan sabrá que lo hemos escrito nosotros, aunque nos pongamos antifaces. Y nos castigarán.
—No, señor —dijo Rufo—. Sé un truco que vi en una película, en la que los bandidos enviaban mensajes, y para que no reconocieran su letra, escribían los mensajes con letras recortadas de los periódicos y pegadas en hojas de papel, y nadie los descubriría hasta el final de la película.
Nos pareció una idea demasiado buena, porque Agnan tendría tanto miedo de nuestra venganza que a lo mejor dejaba la escuela, y le estaría muy bien empleado.
—¿Y qué vamos a escribir en el mensaje? —preguntó Alcestes.
—Bueno —dijo Rufo—, vamos a poner: «Nadie se burla impunemente de la banda de los Vengadores».
Todos gritamos «¡hip, hip, hurra!». Clotario preguntó qué quería decir «impunemente», y se decidió que sería Rufo el que preparara el mensaje para el día siguiente.
Y cuando llegamos a la escuela, esta mañana, nos pusimos todos alrededor de Rufo y le preguntamos si tenía el mensaje.

—¡Sí! —dijo Rufo—. Aunque se armó algún lío en casa, porque recorté el periódico de mi padre, y mi padre aún no había acabado de leerlo, y me dio una bofetada, y me castigó sin postre, y había flan.
Y después Rufo nos enseñó el mensaje, y estaba escrito con montones de letras diferentes, y nos pareció que estaba muy bien, salvo a Joaquín, que dijo que no era muy bueno y que no se podía leer bien.
—De modo que yo me quedé sin flan —gritó Rufo—, trabajé como un loco con tijeras y cola, ¡y este imbécil piensa que no está muy bueno! ¡La próxima vez harás tú el mensaje, vamos!
Entonces se pegaron, y el Caldo, que es nuestro vigilante pero ése no es su verdadero nombre, llegó corriendo, les dijo que ya estaba harto de verlos comportarse como salvajes, y los castigó a los dos para el jueves. Afortunadamente no confiscó el mensaje, porque Rufo se lo había dado a Clotario antes de empezar a pegarse. En clase, yo esperaba que Clotario me enviara el mensaje; como soy el que está sentado más cerca de Agnan, yo tendría que poner el mensaje en su pupitre, sin que me viera. Así, cuando se volviera, vería el papel y pondría una cara terrible Agnan. Pero Clotario miraba el mensaje debajo de su pupitre, y le preguntaba cosas a Majencio, que está sentado a su lado. Y de repente la maestra gritó:
—¡Clotario! ¡Repita lo que acabo de decir!
Y como Clotario, que se había levantado, no repetía nada de nada, la maestra dijo:
—Perfecto, perfecto… Bueno, veamos si su vecino está más atento que usted… Majencio, por favor, ¿quiere repetirme lo que acabo de decir? Entonces Majencio se levantó, se echó a llorar, y la maestra les dijo a Clotario y a Majencio que conjugaran en todos los tiempos del indicativo y del subjuntivo el verbo: «Debo estar atento en clase, en lugar de distraerme haciendo necedades, pues vengo a la escuela para instruirme, y no para distraerme o divertirme». Y después Eudes, que está sentado detrás de nuestro pupitre, pasó el mensaje a Alcestes. Alcestes me lo pasó, y la maestra gritó:
—¡Hoy tienen el diablo en el cuerpo! ¡Eudes, Alcestes, Nicolás! ¡Vengan a enseñarme ese papel! ¡Vamos! ¡Es inútil que traten de esconderlo, los he visto! ¿Qué pasa? ¡Estoy esperando!
Alcestes se puso muy colorado, yo me eché a llorar. Eudes dijo que la culpa no era suya, y la maestra vino a buscar el mensaje; lo leyó, abrió mucho los ojos, nos miró y dijo:
—«Nadie se burla impunemente de la banda de los Vengadores». ¿Qué es ese desorden?… Oh, y, además, no quiero saberlo, no me interesa. Valdría más que trabajaran en clase, en lugar de hacer tonterías. De momento, ¡los tres vendrán castigados el jueves!
En el recreo, Agnan se reía. Pero se equivoca al reírse, ese asqueroso niño mimado.
Porque, como ha dicho Clotario, impunemente o no, ¡no hay que hacerse el tonto con la banda de los Vengadores!
