39. Manifiesto
No necesito ser curada, como no necesito cortarme para sentir, ni para pensar. En adelante, nadie más que yo reprogramará mi mente.
Cuando estuve en Diego, los médicos me dijeron que podía aprender a controlar mi conducta, y así lo he hecho. Todos me habéis ayudado, de un modo u otro. Pero ¿sabéis qué? Ya no me preocupa mi conducta, sino la vuestra.
Por eso estaréis un tiempo sin verme, un tiempo largo, quizá. David y yo nos quedaremos aquí, en plena naturaleza.
Todos vosotros decís que nos necesitáis. Tal vez sea así, pero no para ayudaros. Tenéis ayuda de sobra con los millones de mentes chispeantes que están a punto de desatarse, con el inminente despertar de todas las ciudades. Juntos, os bastáis y os sobráis para cambiar el mundo sin nuestra ayuda.
De ahora en adelante, David y yo estaremos aquí para interponernos en vuestro camino.
Y es que la libertad implica destrucción.
Vosotros tenéis ahora Nuevos Humos, nuevas ideas, nuevas ciudades, Nuevos Sistemas. Pues nosotros somos… los nuevos Circunstancias Especiales.
Siempre que intentéis ganar terreno a la naturaleza, ahí nos tendréis, dispuestos a haceros retroceder. Acordaos de nosotros cada vez que decidáis excavar unos cimientos nuevos, construir una presa o talar un árbol. Guardaos de provocarnos. Por muy ávido que se vuelva el género humano ahora que los perfectos despiertan de su letargo, la naturaleza sigue teniendo dientes. Dientes especiales, dientes imperfectos. Los nuestros.
Os estaremos vigilando, dispuestos a recordaros el precio que pagaron los oxidados por ir demasiado lejos.
Os quiero a todos. Pero ha llegado la hora de despedirme, por el momento.
Sed cuidadosos con el mundo, de lo contrario la próxima vez que nos veamos puede que no sea un reencuentro agradable.
Tally Youngblood