Asamblea
Dentro de esta cooperación el principio de la shara es fundamental como instrumento de toma de decisiones colectivas.
… [los creyentes] tienen por norma consultarse entre sí.
(Corán 42:38)
El concepto de shura (concertación o consulta mutua) es asociado comúnmente con la democracia (yo mismo lo he hecho en mi libro El lenguaje político del Corán), pero creo que un término más apropiado sería el de asamblea. En la mezquita de Medina se reunían todos los miembros de la comunidad, mujeres incluidas, para discutir y buscar soluciones de consenso a los problemas que se planteaban. Todos podían opinar, a todos se escuchaba. Las mezquitas no son templos donde oficie un sacerdote al cual los fieles le deban reverencia, sino lugares abiertos de encuentro y asamblea, a los cuales los creyentes acuden en cualquier momento del día o de la noche. Una mezquita no es un templo ni un lugar sagrado. En la mezquita se come y se bebe, se estudia y se discute.
Como prueba del alcance de la shura, se conocen decisiones tomadas de forma colectiva en contra de la opción defendida por el propio Profeta. Uno de los episodios más significativos al respecto es el de la batalla de Uhud. Amenazados por los quraishíes que se dirigían contra Medina, los creyentes se reunieron para deliberar y tomar una decisión conjunta. Dado que había opiniones diferentes, se decidió por mayoría salir al encuentro de los quraishíes, en oposición a la opinión del propio Profeta, partidario de esperar. La vida de la comunidad estaba en juego, y Muhámmad no apeló a su autoridad como líder de la comunidad o como Mensajero de Dios para tratar de imponer su punto de vista. Como es sabido, la decisión tomada en concertación fue la causa de la derrota de los musulmanes. Este es el contexto de la revelación de la aleya citada anteriormente:
Y fue por una misericordia de Al-lâh,
que trataste [Oh Profeta] con suavidad a tus seguidores: porque si hubieras sido severo y duro de corazón, ciertamente, se habrían apartado de ti.
Así pues, perdónales y pide perdón por ellos.
Y consienta con ellos en todos los asuntos de interés público; luego, cuando hayas tomado una decisión, pon tu confianza en Al-lâh:
pues, ciertamente, Al-lâh ama a quienes ponen su confianza en Él.
(Corán 3:159)
Es decir: a pesar de la decisión «errónea» de la shura, la revelación confirma que éste era el procedimiento correcto. Para Muhámmad, contrastar y consensuar las decisiones era lo normal entre miembros de una comunidad concebida como igualitaria. La idea de la infabilidad de un hombre es ajena al islam.
Los compañeros del Profeta distinguían claramente entre sus opiniones personales y la Palabra revelada. Antes de la batalla de Badr, Muhámmad hizo un llamamiento: «¡Oh gentes, confrontad conmigo vuestros punto de vista!». Uno de los saltaba, ibn al-Mund-hir, le preguntó si la colocación que había escogido para la confrontación era el objeto de una revelación o si era una decisión personal. El Profeta respondió que era decisión personal suya, y entonces ibn Mundhir criticó su opción y le convenció de cambiar la posición.
La responsabilidad de cada individuo ante Al-lâh y ante la humanidad es esencial en el mensaje del Corán. Siendo así, es lógico que el Profeta no solo aceptase sino valorase de forma positiva la libertad de conciencia y de debate, hasta el punto en que existe un hadiz categórico: «La divergencia de opinión en la anima es una Misericordia de Al-lâh para la gente»[33]. El principio del ijtilaf (desacuerdo, divergencia) es fundamental en la jurisprudencia islámica posterior. En su tratado Jazil al-mawahib fi ikhtilaf al-madhahib, Hafiz as-Suyuti comenta los beneficios de este hadiz, y termina: «otro beneficio es que una persona legalmente responsable puede escoger la que más le guste entre las opiniones [de las escuelas de jurisprudencia]». Esta aceptación de la diversidad de opiniones se extiende también a las críticas de los enemigos del islam. Hay que tener en cuenta que Muhámmad fue agriamente criticado a lo largo de toda su misión profética. A pesar de la presión de algunos de sus compañeros, siempre recomendó soportar los insultos con paciencia y trató de evitar las represalias hacia sus críticos. De esta actitud da cuenta el Corán en varios versículos (3:186; 25: 63).