6. El Asia Menor
Sin embargo, queda una gran parte del Oriente que no debía obediencia ni a la Media ni a Babilonia. En verdad se trata de un área considerablemente mayor que la que era independiente del Oriente en la fecha de nuestro último examen del Oriente. El Asia Menor fué, con toda seguridad, independiente de una a otra parte, desde el mar Egeo hasta el Éufrates —porque, probablemente, en el año 600 a. C. Kyaxares todavía no cruzaba Urartu— y desde el mar Negro hasta el golfo de Isos. Ahora tenemos informes más fidedignos sobre una gran parte de esta área, que cuando la examinamos la última vez, porque cayó bajo los ojos de los griegos de las ciudades costeras del oeste y había entablado con ellos relaciones comerciales y guerreras. Pero en cuanto al resto, demasiado alejado hacia el este para preocupar a los griegos, tenemos menos informes de los que teníamos en el año 800 a. C., debido a las deficiencias de los anales imperiales asirios.
El hecho dominante en el Asia Menor del año 600 a. C. es la existencia de una nueva potencia imperial: la de Lidia. Domiciliada en el centro del oeste de la península, su dominio iba hacia el este de la meseta hasta los antiguos límites del poderío frigio, sobre cuyas ruinas se había levantado. Como ya se ha dicho, hay razones para suponer que su «esfera de influencia» incluía la Cilicia, y la batalla que ha de celebrarse en la meseta quince años después de nuestro examen demostrará que, con toda probabilidad, intentó también el control de Capadocia. Sin embargo, antes de que hablemos del reino lidio y de su elevación a su posición actual, será mejor despachar aquel estado del sudeste, probable aliado y hasta cliente de Lidia, y del cual se nos dice que era en esta época una de las «cuatro potencias de Asia». En estas potencias estaba también incluida Babilonia, y por consiguiente, si nuestra conjetura de que el medo era entonces el señor de Nebukhadnezzar es correcta, esta afirmación de Eusebio, hasta el punto en que sea fidedigna, no implica que la Cilicia hubiera alcanzado una posición imperial. Es indudable que, de las cuatro «potencias», era la que ocupaba el grado más bajo de la escala.