Por la libertad de nuestra pobre patria
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Encontrándose ya Martí en la calle acompañado de Rubén Darío después de pronunciar un vibrante discurso en una velada revolucionaria en Hardman Hall en Nueva York, se le acercó un humilde obrero negro y le elijo con cariño mientras le entregaba un lapicero de plata:

—¡Don José! ¡Don José! Aquí le traigo este recuerdito.

—Vea usted —le dijo Martí al poeta nicaragüense— el cariño de esos pobres obreros cigarreros. Ellos se dan cuenta de lo que sufro y lucho por la libertad de nuestra pobre patria.