Para Eva Bergman

Este libro está dedicado, además, a la memoria del panadero Terentius Neo y su mujer, cuyo nombre no conocemos. En un fresco de su casa de Pompeya pueden verse sus caras.

Dos seres humanos en la plenitud de la vida. Se los ve serios y, al mismo tiempo, soñadores. Ella es muy hermosa, pero reservada. Él también da una impresión de timidez.

Dos personas que parecen tomarse sus vidas muy en serio. Cuando los sorprendió la erupción del volcán en el año 79, seguramente no tuvieron mucho tiempo para comprender qué estaba ocurriendo. Murieron allí, en la plenitud de sus vidas, sepultados en cenizas y lava ardiente.