PRÍNCIPE DE AQUITANIA, EN SU TORRE ABOLIDA
Una clara conciencia de lo que ha perdido,
es lo que le consuela Se levanta
cada mañana a fallecer, discurre por estancias
en donde sordamente duele el tiempo
que se detuvo, la herida mal cerrada
Dura en ningún lugar este otro mundo,
y vuelve por la noche en las paradas
del sueño fatigoso… Reino suyo
dorado, cuántas veces
por el pregunta en la mitad del día,
con el temor de olvidar algo!
Las horas, largo viaje desabrido.
La historia es un instante preferido,
un tesoro en imágenes, que el guarda
para su necesaria consulta con la muerte.
Y el final de la historia es esta pausa.