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AGRADECIMIENTOS
Quiero comenzar por agradecer a Dios, nuestro Padre, quien me guía, y me ayudó a escribir esta historia. Gracias, Padre.
Volviendo a lo terrenal, quiero agradecer a Alejandro
Mata, quien leyó el manuscrito desde sus primeras etapas y se
encargó de cuestionar cada detalle del mismo, aportando
valiosísimas sugerencias que se tradujeron en una historia más
creíble y más cercana a la
realidad.
A Fabiola Isaac, mi editora, quien con infinita
paciencia corrigió mi enrevesada gramática, dándole al escrito
fluidez. Hizo un trabajo titánico, transformando –a través de
cientos de correcciones– mi escritura en una prosa más fácil de
leer.
A Abraham Isaac, por sus valiosos comentarios tanto en el área médica como en el de la investigación policial y armamento.
A Bertha Otero, por sus observaciones acerca de la parte penal y todo lo concerniente al Derecho.
A Fernando Pereira, cuya capacidad literaria me inspiró.
A Andrés Javier Monagas, quien me brindó su apoyo incondicional y me alentó durante todo el camino.
Finalmente, pero no menos importante, quiero agradecer a mis amigos, Carmen, Magdalena y Josefina González, Claudia Galíndez y Teresa Marcano, quienes leyeron el borrador y aportaron valiosísimas sugerencias al escrito final.
A todos, muchas gracias.