13. La construcción del guión

En el que tratamos de la elaboración del guión

Hasta aquí hemos hablado de los cuatro elementos básicos necesarios para escribir un guión: el final, el principio, el nudo de la trama al final del primer acto y el nudo de la trama al final del segundo acto. Éstas son las cuatro cosas que es necesario conocer antes de escribir la primera palabra.

¿Y ahora qué?

¿Cómo se combinan todas estas cosas para elaborar un guión?

¿Cómo se construye un guión?

Echemos un vistazo al paradigma:

Primer acto, segundo acto, tercer acto. Principio, medio y final. Cada acto es una unidad o bloque de acción dramática.

Veamos el primer acto:

El primer acto se extiende desde el principio del guión hasta el nudo de la trama al final del primer acto. Por lo tanto, hay un principio del principio, una mitad del principio y un final del principio. Se trata de una unidad autónoma, un bloque de acción dramática. Ocupa treinta páginas aproximadamente, y alrededor de la página 25 ó 27 aparece un nudo de la trama, un incidente o acontecimiento que se «engancha» a la acción y le hace describir un giro en otra dirección. Lo que ocurre en el primer acto es el contexto dramático conocido como planteamiento. Tiene usted treinta páginas aproximadamente para plantear su historia; presentar al protagonista, formular la premisa dramática y establecer la situación, visual y dramáticamente.

Éste es el segundo acto:

El segundo acto es el medio de su guión. Contiene la mayor parte de la acción. Va desde el principio del segundo acto hasta el nudo de la trama al final del segundo acto. De manera que tenemos un principio del medio, una mitad del medio y un final del medio.

También es una unidad o bloque de acción dramática. Ocupa sesenta páginas aproximadamente, y alrededor de la página 85 ó 90 aparece otro nudo de la trama que «hace girar» la acción y lleva al principio del tercer acto. El contexto dramático es la confrontación, y su personaje se enfrentará a obstáculos que se interpondrán entre él y su objetivo. (Una vez que haya determinado la «necesidad» de su personaje, cree obstáculos que se interpongan entre él y esa necesidad. ¡Conflicto! Su historia se convierte entonces en la de cómo su protagonista supera todos los obstáculos para alcanzar su «necesidad».)

El tercer acto es el final o resolución del guión.

Como en los actos primero y segundo, hay un principio del final, una mitad del final y un final del final Ocupa aproximadamente treinta páginas, y el contexto dramático es la resolución de su historia.

En cada acto, usted empieza desde el principio del acto y se dirige hacia los nudos de la trama del final del acto. Esto quiere decir que cada acto tiene una dirección, una línea de desarrollo desde el principio hasta el nudo de la trama. Los nudos de la trama al final del primer y segundo actos son sus puntos de destino; es allí a donde se dirige cuando está construyendo o elaborando un guión.

El guión se construye a partir de unidades: actos primero, segundo y tercero.

¿Cómo se construye el guión?

Utilice fichas de 9 x 12.

Tome un paquete de fichas. Escriba la idea para cada escena o secuencia en una ficha, y quizás una breve descripción que le ayude a la hora de escribir. Por ejemplo, si tiene una secuencia en la que su personaje está en un hospital, puede indicar varias escenas, una por ficha: la llegada de su personaje al hospital; él o ella se registra en la oficina de admisión; los médicos le examinan; se realizan los análisis de laboratorio; se llevan a cabo varias pruebas médicas, como radiografías, electrocardiograma o electroencefalograma; los familiares o amigos le visitan; puede que no le guste su compañero de habitación; es posible que los médicos discutan el caso con sus familiares; su personaje podría estar en la unidad de cuidados intensivos. Todo esto puede especificarse con unas cuantas palabras en cada ficha. A partir de cada descripción puede escribirse una escena, todas ellas dentro de la secuencia denominada «Hospital».

Puede utilizar todas las fichas que quiera: Edward Anhalt, que adaptó El baile de los malditos y Beckett, utiliza cincuenta y dos fichas para construir sus guiones. Ése es el número de fichas que hay en un paquete. Ernest Lehman, que escribió Con la muerte en los talones, Sonrisas y lágrimas y La trama, utiliza entre cincuenta y cien, las que necesite. Frank Pierson escribió Tarde de perros en doce fichas; elaboró la historia alrededor de doce secuencias básicas. Tampoco aquí hay reglas sobre el número de fichas necesario para construir el guión; utilice todas las que quiera. También puede utilizar fichas de distintos colores: azules para el primer acto, verdes para el segundo acto y amarillas para el tercer acto.

Es su historia la que determina cuántas fichas necesita. ¡Confíe en su historia! Deje que ella le diga cuántas fichas necesita: 12, 48, 52, 80, 96, 118; no importa. Confíe en su historia.

Las fichas son un método increíble. Puede usted organizar las escenas como quiera, reorganizarlas, añadir algunas, omitir otras. Es un método simple, fácil y eficaz, y le proporciona una movilidad máxima para construir el guión.

Empecemos a construir un guión creando el contexto dramático de cada acto, de manera que podamos encontrar el contenido.

Acuérdese de la tercera ley de la dinámica de la física de Newton: «a cada acción le corresponde una reacción de igual intensidad y sentido contrario.» Este principio es aplicable a la construcción de un guión. En primer lugar, tiene que saber cuál es la necesidad de su protagonista. ¿Cuál es la necesidad de su personaje? ¿Qué es lo que él o ella quiere alcanzar, obtener, conseguir o ganar durante el transcurso del guión? Una vez establecida esta necesidad, podrá crear obstáculos que impidan su consecución.

El drama es conflicto.

Y la esencia del personaje es acción: la acción es el personaje.

Vivimos en un mundo de acción y reacción. Si está usted conduciendo un coche (acción) y alguien le corta el paso o se cruza por delante de usted, ¿qué hace usted (reacción)? Generalmente, maldecir. Tocar la bocina con indignación. Intentar cortarle el paso al otro conductor, seguirle de cerca. ¡Agitar el puño, murmurar para sí, apretar el acelerador! Todo ello es una reacción a la acción del conductor que le ha cortado el paso.

Acción-reacción; es una ley del universo. Si su personaje actúa en el guión, alguien o algo va a reaccionar de manera que su personaje reaccione. Luego, generalmente éste pasará a una nueva acción que desencadenará otra reacción.

Su personaje actúa y alguien reacciona. Acción-reacción, reacción-acción; su historia avanza siempre hacia ese nudo de la trama al final de cada acto.

Muchos escritores noveles o con poca experiencia hacen que a sus personajes les ocurran cosas y que estén siempre reaccionando ante su situación, en lugar de actuar en términos de necesidad dramática. La esencia del personaje es la acción; su personaje debe actuar, no reaccionar.

En Los tres días del cóndor, el primer acto presenta la rutina de trabajo en la oficina de Robert Redford. Cuando Redford vuelve después del almuerzo, todo el mundo está muerto. Ése es el nudo de la trama del final del primer acto. Redford reacciona: llama a la CIA; le dicen que evite todos los lugares en los que suele ser visto, sobre todo su casa. Encuentra muerto en la cama al compañero de trabajo que no fue a la oficina, y no sabe adonde ir o en quién confiar. Está reaccionando frente a la situación. Actúa cuando llama a Cliff Robertson y le dice que quiere que su amigo Sam se encuentre con él y le lleve a las oficinas centrales de la CIA. Cuando eso no da resultado, Redford actúa obligando, pistola en mano, a Faye Dunaway a llevarle a su apartamento: tiene que descansar, ordenar sus ideas y decidir qué curso de acción seguir.

La acción es hacer algo; reacción es dejar que ocurra.

En Alicia ya no vive aquí, Alicia, tras la muerte de su marido, se va a Monterrey, California, a hacerse cantante y cumplir con su sueño de la infancia. Para poder sobrevivir con su hijo pequeño, busca trabajo como cantante en diferentes bares. Al principio nadie quiere darle una oportunidad. Ella se desespera y se desanima, esperando que cambie su suerte. Está reaccionando ante su situación —las circunstancias que la rodean— y esto hace de ella un personaje pasivo y no muy simpático. Cuando por fin le ofrecen la oportunidad de cantar, no era lo que ella esperaba en absoluto.

Muchos escritores sin experiencia hacen que a sus personajes les ocurran cosas; reaccionan en lugar de actuar. La esencia del personaje es la acción.

Tiene usted treinta páginas para plantear su historia, y las diez primeras páginas son decisivas.

En las primeras diez páginas tiene usted que presentar al protagonista, plantear la premisa dramática y establecer la situación.

Conoce usted su principio y conoce el nudo de la trama al final del primer acto. Es o bien una escena o una secuencia, un «incidente» o «acontecimiento».

Si lo piensa bien, con estos dos elementos ya tiene escritas entre cinco y diez páginas de su guión. Así que tiene que escribir unas veinte páginas para completar el primer acto. No está mal, sobre todo teniendo en cuenta que todavía no ha escrito nada.

Ahora ya está listo para construir su guión. Empiece por el primer acto.

Es una unidad completa de acción dramática; comienza con la escena o secuencia del principio y termina con el nudo de la trama del final del acto.

Tome las fichas de 9 x 12. Escriba unas cuantas palabras o frases de descripción en cada una. Si es una secuencia en una oficina, escriba «oficina», y lo que ocurre allí: «desfalco de 250.000 dólares descubierto». En otra ficha: «reunión de emergencia de los altos cargos». En la siguiente: «presentar a Joe como protagonista». Siguiente: «se enteran los medios de comunicación».

Siguiente ficha: «Joe nervioso e inseguro». Utilice todas las fichas que necesite para completar la «secuencia de la oficina».

¿Qué ocurre a continuación?

Tome otra ficha y escriba la siguiente escena: «Joe interrogado por la policía.»

¿Qué ocurre entonces?

Una escena con «Joe y su familia en casa». Otra ficha: «Joe recibe una llamada; es sospechoso.»

Siguiente ficha: «Joe va al trabajo en su coche.» Siguiente ficha: «Joe llega al trabajo; la tensión es evidente.»

¿Qué ocurre a continuación?

«Joe es vuelto a interrogar por la policía.» Puede añadirse una escena en la que «los medios de comunicación abordan a Joe». Otra ficha: «La familia de Joe sabe que es inocente; permanecerá a su lado.» Otra ficha: «Joe con su abogado. Las cosas se ponen feas.»

Paso a paso, escena a escena, construya su historia hasta llegar al nudo de la trama del final del primer acto; «Joe es acusado de desfalco.» Ése es el nudo de la trama del final del primer acto. Es como unir las piezas de un rompecabezas.

Puede usted tener 8, 10, 14 o más fichas para el primer acto. Ha señalado usted el curso de la acción dramática hasta el nudo de la trama. Cuando haya completado las fichas para el primer acto, eche un vistazo a lo que tiene. Repase las fichas, escena a escena, como si pasara las cartas de una baraja. Hágalo varias veces. Pronto encontrará un curso de acción definido; cambiará unas cuantas palabras de aquí y de allá para que se lea con más facilidad. Familiarícese con la línea argumental. Cuéntese a sí mismo la historia del primer acto, el planteamiento.

Si quiere usted escribir algunas fichas más porque ha descubierto algunos huecos en su historia, hágalo. Las fichas son para usted. Utilícelas para construir su historia, de manera que siempre sepa hacia dónde se dirige.

Cuando haya completado las fichas para el primer acto, póngalas sobre un tablón de anuncios, en la pared o en el suelo, por orden consecutivo. Cuéntese la historia desde el principio hasta el nudo de la trama del primer acto. Hágalo una y otra vez, y muy pronto empezará a tejer la historia con los hilos del proceso creativo.

Haga lo mismo con el segundo acto. Utilice el nudo de la trama al final del acto como referencia. Enumere las secuencias que ha reunido para el acto.

Recuerde que el contexto dramático del segundo acto es la confrontación. ¿Su personaje se mueve por la historia con una «necesidad» firmemente establecida? Tiene que tener presentes en todo momento los obstáculos para generar el conflicto dramático.

Cuando haya terminado las fichas, repita el proceso desde el primer acto; revise las fichas desde el principio del segundo acto hasta el nudo de la trama al final del acto. Haga asociaciones libres, deje que las ideas vengan a usted, escríbalas en fichas y revíselas una y otra vez.

Extiéndalas. Estúdielas. Trace la progresión de su historia. Vea cómo funciona. No tema cambiar cualquier cosa. Un montador de cine al que entrevisté en una ocasión me transmitió un importante principio creativo; dijo que, en el contexto de la historia, «las secuencias que se prueban y no funcionan son las que te dicen qué es lo que funciona.»

Es una regla clásica en el cine. Muchos de los mejores momentos cinematográficos se producen por accidente. Una escena ensayada que no funciona cuando se intenta por primera vez acabará por indicarle lo que funciona.

No tenga miedo a cometer errores.

¿Cuánto tiempo tiene que trabajar con las fichas?

Aproximadamente una semana. Yo tardo cuatro días en preparar las fichas. Dedico un día entero al primer acto, unas cuatro horas. Dos días para el segundo acto; el primer día para la primera mitad y el segundo día para la mitad restante. Y un día preparando las fichas del tercer acto.

Luego las pongo sobre el suelo o en el tablón de anuncios. Estoy listo para empezar a trabajar.

Dedico unas cuantas semanas a revisar las fichas una y otra vez, familiarizándome con la historia, la progresión y los personajes, hasta que me siento cómodo con todo ello. Eso supone entre dos y cuatro horas diarias de trabajo con las fichas. Repaso toda la historia, acto por acto, escena por escena, barajando las fichas, intentando algo aquí, pasando una escena del primer al segundo acto, otra del segundo al primero. ¡El método de las fichas es tan flexible que se puede hacer lo que se quiera, y da resultado!

El sistema de las fichas le proporciona la máxima movilidad a la hora de estructurar su guión. Revise las fichas una y otra vez hasta que se sienta preparado para empezar a escribir. ¿Cómo sabrá cuándo empezar a escribir? Lo sabrá; es una sensación que viene. Cuando esté listo para empezar a escribir, empezará a escribir. Se sentirá seguro de la historia; sabrá lo que tiene que hacer, y empezará a tener imágenes visuales de algunas escenas.

¿El sistema de las fichas es la única forma de construir la historia?

No. Hay varias maneras de hacerlo. Algunos escritores sencillamente hacen una lista de escenas en un papel, numerándolas: (1) Bill en la oficina; (2) Bill con John en el bar; (3) Bill ve a Jane; (4) Bill se va a una fiesta; (5) Bill conoce a Jane; (6) se gustan, deciden marcharse juntos.

Otro método es escribir un tratamiento; una sinopsis narrativa de lo que ocurre en su historia, con algo de diálogo; un tratamiento puede ocupar entre cuatro y veinte páginas. También se utiliza el resumen, sobre todo en televisión; se cuenta la historia detallando la progresión de la trama; el diálogo es una parte esencial del resumen, y puede ocupar entre veintiocho y sesenta páginas. La mayor parte de los resúmenes o tratamientos no deben ocupar más de treinta páginas. ¿Sabe por qué?

Al productor se le cansan los labios.

Es un viejo chiste de Hollywood, y hay mucha verdad en él.

Utilice el método que utilice, ahora está listo para pasar de contar la historia en fichas a ponerla sobre el papel.

Conoce la historia del principio al fin. Tiene que avanzar con fluidez desde el principio hasta el final, con la progresión de la trama claramente presente, de manera que lo único que tenga que hacer sea consultar las fichas, cerrar los ojos y ver cómo se desarrolla la historia.

¡Lo único que tiene que hacer es escribirla!

* * *

Como ejercicio: determine su final, principio y nudos de la trama al final de los actos primero y segundo. Compre algunas fichas de 9 x 12, de diferentes colores si quiere, y empiece por el principio de su guión. Haga asociaciones libres. Escriba en las fichas cualquier cosa que le venga a la mente para una escena. Construya la progresión hacia el nudo de la trama del final del acto.

Experimente con ello. Las fichas son para usted; encuentre su propio método para hacer que trabajen para la historia. Puede que quiera escribir un tratamiento o resumen. Hágalo.