Introducción

En la que hablamos del origen de este libro

Por mi trabajo como guionista-productor para David L. Wolper Productions, guionista «free-lance» y director del departamento de guiones de Cinemobile Systems, me he pasado varios años escribiendo y leyendo guiones. Sólo en Cinemobile he leído y resumido más de dos mil guiones en poco más de dos años. Y de esos dos mil guiones sólo seleccioné cuarenta para presentar a nuestros asociados comerciales con vistas a la posible producción de una película.

¿Por qué tan pocos? Porque el noventa y nueve por ciento de los guiones que leí no eran lo bastante buenos como para invertir en ellos un millón de dólares o más. O, por decirlo de otro modo, sólo uno de cada cien guiones era lo bastante bueno como para contemplar la posibilidad de producir una película. Y en Cinemobile nuestro trabajo consistía en hacer películas. Sólo en un año participamos directamente en la producción de unas 119 películas, desde El Padrino y Las aventuras de Jeremiah Johnson hasta Deliverance.

Cinemobile Systems ofrece servicios durante los rodajes en exteriores a los realizadores de películas, y cuenta con delegaciones por todo el mundo. Sólo en Los Ángeles, una flota de 22 Cinemobiles atiende a la industria del cine y la televisión. Cada unidad tiene el tamaño aproximado de un autobús Greyhound y es como un «estudio» portátil en miniatura y sobre ruedas con todo el equipo de fotografía necesario para el rodaje de una película. Esto incluye todas las luces, generadores, cámaras, objetivos y un conductor especialmente preparado para resolver el noventa por ciento de los problemas que pueden surgir cuando se rueda en exteriores. Es una cantidad enorme de equipo, y de este modo los actores y técnicos pueden subirse a uno de estos autobuses y ponerse literalmente a «rodar» de inmediato.

Cuando mi jefe, Fouad Said, el creador de los Cinemobile, decidió hacer sus propias películas, nos pusimos a la tarea y reunimos unos diez millones de dólares en unas cuantas semanas. Muy pronto todo el mundo en Hollywood empezó a enviarle guiones. Llegaron miles de guiones, enviados por estrellas de la pantalla y directores, estudios y productores, por famosos y por desconocidos.

Fue entonces cuando tuve la suerte de que me ofrecieran la oportunidad de leer los guiones presentados y valorarlos en términos de calidad, coste y presupuesto probable. Mi trabajo, como me estaban recordando constantemente, era «encontrar material» para nuestros tres asociados financieros: la United Artists Theatre Group, la Hemdale Film Distribution Company, con sede en Londres, y la Taft Broadcasting Company, la compañía madre de Cinemobile.

Así que empecé a leer guiones. En mi calidad de andguo guionista, disfrutando de unas muy necesarias vacaciones después de más de siete años como escritor «free-lance», mi trabajo en Cinemobile me ofreció una perspectiva totalmente nueva sobre la escritura de guiones. Fue una gran oportunidad, un desafío formidable y una apasionante experiencia de la que aprendí mucho.

¿Qué tenían los cuarenta guiones recomendados por mí para ser «mejores» que los demás? No sabía cómo responder a esta pregunta, pero reflexioné mucho sobre el tema.

Mi experiencia como lector me ofreció la oportunidad de realizar un juicio y una valoración, de formular una opinión: éste es un buen guión, éste no es un buen guión. Como guionista, estaba interesado en averiguar por qué los cuarenta guiones que recomendé eran mejores que los otros 1.960 guiones presentados.

Justo por esa época se me presentó la oportunidad de impartir un curso de escritura de guiones en el Sherwood Oaks Experimental College de Hollywood. Sherwood Oaks es una escuela profesional en la que sólo enseñan profesionales. Es el tipo de escuela en la que Paul Newman, Dustin Hoffman y Lucille Ball imparten seminarios de actuación, en la que Tony Bill podría dar un seminario de producción; en la que Martin Scorsese, Robert Altman o Alan Pakula imparten seminarios de dirección; en la que William Fraker y John Alonzo, dos de los mejores cineastas del mundo, tienen un curso de cinematografía. Es una escuela a la que acuden los profesionales, directores de producción, camarógrafos, montadores, guionistas, directores y productores para enseñar sus especialidades. Es una escuela de cine única en el país.

Yo no había dado nunca un curso sobre escritura de guiones, así que tuve que recurrir a mi experiencia como guionista y lector para desarrollar el material básico para el curso.

¿Qué es un buen guión? No dejaba de preguntármelo. Y muy pronto empecé a obtener algunas respuestas. Cuando lees un buen guión, lo sabes; salta a la vista desde la primera página. El estilo, la manera de disponer las palabras sobre el papel, la manera de plantear la historia, la visión de la situación dramática, la presentación del personaje principal, la premisa o problema básico del guión; todo esto se plantea en las primeras páginas. Chinatown, Los tres días del cóndor, Todos los hombres del presidente, son ejemplos perfectos de ello.

Pronto me di cuenta de que un guión es una historia contada en imágenes. Es como un sustantivo; es decir, un guión trata sobre una persona, o personas, en un lugar, o lugares, que hacen una «cosa». Me di cuenta de que el guión está formado por determinados elementos conceptuales básicos propios de esta forma de escritura.

Estos elementos se expresan de manera dramática en el marco de una estructura definida con un principio, un medio y un fin. Al volver a examinar los cuarenta guiones que habíamos presentado a nuestros socios —entre otros El viento y el León y Alicia ya no vive aquí— me di cuenta de que estos conceptos básicos estaban presentes en todos, independientemente de su realización cinematográfica. Están presentes en cualquier guión.

Empecé mis clases con este planteamiento conceptual de la escritura de guiones. Pensé que si el alumno tiene presente un modelo de guión, puede utilizarlo como guía o plan de trabajo.

Llevo ya varios años impartiendo este curso de escritura de guiones. Es un planteamiento eficaz y pragmático para la escritura de guiones. Mi material ha evolucionado y ha ido tomando forma al ser puesto a prueba por más de mil alumnos. Son ellos los que me han preparado para escribir este libro.

Algunos de mis alumnos han alcanzado gran éxito; uno tiene un contrato con Tony Bill, el coproductor de El Golpe y Taxi Driver. Otro vendió el primer borrador de un guión llamado Montaña rusa a los Universal Studios; otro más escribió Ruby y recientemente ha llegado a un acuerdo con una importante editorial para hacer libros de cine; algunos más han recibido encargos para escribir guiones para productores.

Otros no han tenido tanto éxito. Algunas personas tienen talento y otras no. El talento es un don de Dios; se tiene o no se tiene.

Muchas personas ya tenían formado su estilo de escritura antes de matricularse en el curso. Algunos tienen que desaprender sus hábitos de escritura, del mismo modo que un jugador de tenis profesional entrena a sus alumnos para corregir un movimiento incorrecto de la raqueta, o un profesor de natación ayuda a mejorar una brazada. Escribir, como el tenis o aprender a nadar, es un proceso empírico; por esa razón yo empiezo por los conceptos generales para pasar luego a aspectos más específicos de la escritura de guiones.

El material del curso está destinado a todo el mundo; a aquellos que no tienen ninguna experiencia como escritores, y también a quienes no han tenido mucho éxito en sus intentos de escribir y necesitan reconsiderar sus planteamientos básicos de la escritura. Novelistas, dramaturgos, directores de revistas, amas de casa, hombres de negocios, médicos, actores, montadores, directores comerciales, secretarios, ejecutivos publicitarios y profesores de universidad: de todo ha habido en el curso, y todos han aprendido algo.

El propósito de este libro es permitir al lector sentarse a escribir un guión sintiéndose libre de elegir, confiado y seguro; totalmente seguro en su fuero interno de que sabe lo que está haciendo. Porque lo más difícil de escribir es saber qué escribir.

Cuando termine de leer este libro, sabrá exactamente qué hay que hacer para escribir un guión. Hacerlo o no, depende de usted.

Escribir es una responsabilidad personal; se hace o no se hace.