André Deed, Cretinetti
André Chapais (verdadero nombre de André Deed) nació en El Havre el 24 de febrero de 1879, hijo de un funcionario que le dejó huérfano a muy temprana edad. Tras trabajar desde muy joven como empleado, debuta en un café-concierto de Niza para convertirse posteriormente en acróbata en las compañías de Price y Olmer. Su especialización, además de cantar y hacer imitaciones, fueron sus espectaculares saltos y cabriolas que le llevaron al Foliès Bergère y al Teatro Chêtelet en París.
Todas sus habilidades acrobáticas llamaron la atención del mago George Méliès quien le contrató en 1901 para sus originales espectáculos cinematográficos. André Deed, ya con este nombre, trabajó en un número indeterminado de cintas hasta 1904, siendo uno de los pocos cómicos que el mago citó en sus memorias. Según Román Gubern, André Deed fue entrevisto en algunos primitivos films de Méliès tales como "Dislocation mystérieuse" (1901) y "Le chaudron infernal" (1903), aunque su filmografía en esta época es muy imprecisa porque los actores de estos espectáculos son prácticamente irreconocibles.
La Pathé, compañía en expansión internacional, deseaba dejar sus primitivos asuntos cortos basados en un único gag, y se fijó en las posibilidades cómicas del saltimbanqui. Aparte del éxito del mencionado Charles Prince, los pequeños films, estaban más basados en una situación cómica que en un actor.
Prince y Deed enseguida se convirtieron en las estrellas indiscutibles de las pantallas internacionales.
El debut de Deed en la Pathé fue con un dislocado film de persecuciones, ya en boga en los estudios británicos, titulado "Una peluca en los aires" (La course à la perruque, 1905) de André Heuzé. Si Prince no sabía actuar, era un hombre más o menos "gracioso", en cambio Deed era un genio de la pantomima aunque en una línea circense y acrobática.
Pathé quería un personaje cómico estable, protagonista de toda clase de enredos y carreras alocadas que partieran de risa a los públicos mundiales. Deed lo consiguió con creces. Esta fue la primera vez, según Gubern, que un personaje cómico adquirió la categoría de estrella, aunque otras fuentes otorgan esta gloria a Prince de más limitado talento.
El personaje de Deed se llamó Boireau, iniciando el rodaje de una serie mundial que fue dirigida por el mencionado André Heuzé y, desde 1907, por Albert Capellani.
"La mudanza de Boireau" (Boireau démenage, 1906) de Heuzé fue el inicio de esta serie con un payaso de cara enharinada, saltarín y campechano que a dos o tres títulos por mes atrajeron los espectadores a las salas gracias a su inagotable vitalidad.
En España también le conocimos por el apodo de Sánchez, recordemos "Aprendizaje de Sánchez" (Les Apprentissages de Boireau, 1907) de Capellani y otras, actualmente difíciles de ver y de apreciar, porque los auténticos cinéfilos nos hemos convertido en una especie a extinguir en aras de la superficialidad y de la alienación dominante en las postrimerías del siglo XX.
Tal vez, para mi gusto, los mejores títulos de esta etapa son aquellos realizados por Segundo de Chomón, entonces bajo contrato en la Pathé tras su incomprendida etapa barcelonesa. "Les aventures du fils du diable a Paris" (1907), "El caballero de hierro" (Le chevalier Mystere, 1907) y, sobretodo, "El rey de la cabeza elástica" (Le roi tete-a-claque, 1908), el más hilarante de los tres, donde los talentos de André Deed unidos a los de Segundo de Chomón brillaron a una altura extraordinaria.
El éxito del saltimbanqui cruzó los Alpes, llegando a Italia, donde Giovanni Pastrone, director administrativo de la productora Itala, en Turín, aprovechó la caducidad del contrato de Deed con la Pathé para hacerle una suculenta oferta y llevárselo para su empresa.
A pesar de los problemas de aclimatación, André Deed inició a partir de 1908 una nueva etapa italiana con un personaje distinto ya que Boireau pertenecía a la Pathé, pasando a llamarse desde entonces Cretinetti que le hizo aún más célebre, aunque en España se le siguiera conociendo como Sánchez o como Toribio para adaptarlo a la mentalidad del público hispano.
Al nuevo personaje el público francés le conoció como "Gribouille" (gresca) y la actriz Valentina Frascaroli, su esposa a partir del 14 de febrero de 1918, pasó a llamarse "Gribouillette".
"Cretinetti, re dei poliziotti" (1908) fue el primer título italiano del reciclado Deed, al que siguieron diversos títulos más como "Come Cretinetti paga i debiti" (1909), "Il duello" (1910), "Il Natale de Cretinetti" (1910), "Tutte amano Cretinetti/Cretinetti e le donne" (1911), "Cretinetti pió del solito" (1911).
En 1911, André Deed regresa a la Pathé y a París, emparejado con su esposa Gribouillette, y reencontrando su antiguo apodo, Boireau. "Gribouille redevient Boireau" (1911) fue el título del primer film de la nueva serie, para capitalizar así sus éxitos transalpinos. En Italia este film se llamó "Cretinetti rediventa Beoncelli", es decir, el apodo italiano con que se le conocía antes de su etapa en Turín con el cual se le volvió a identificar de nuevo.
Tras varios títulos más, esta vez con la creciente competencia del cine cómico americano, el matrimonio regresó a Turín en 1915 para rodar nuevos episodios de Cretinetti. Casualmente en los estudios de Itala Film volvió a encontrarse con Segundo de Chomón para rodar una nueva película conjunta, "La paura degli aeromobili nemici" (1915), dirigida esta vez por el propio André Deed, aportando el español la fotografía y los trucos.
Movilizado en la Primera Guerra Mundial, tras su regreso a la vida civil no volvió a recuperar su pasada gloria aunque aún rodó algún serial en Italia como "Le document" (1920) y "L'Homme mécanique" (1921). Pero su declive fue imparable, de nuevo en Francia aún pudo rodar algún título aislado "Tao" (1923) de Gaston Ravel, "Phi-Phi" (1926) de Georges Pallu y "Graine au vent" (1928) donde tuvo un papel secundario, falleciendo olvidado en 1931. En sus últimos tiempos trabajaba en el guardarropa de los Estudios Joinville. Su esposa Valentina Frascaroli le sobrevivió hasta 1955.
Este patético final, preludio de muchos finales similares de otros artistas cómicos de todo el mundo, no puede hacernos olvidar la importancia de su figura, precursora de muchas otras que le sucedieron posteriormente, aunque tal vez el mayor genio de la cinematografía gala sea su rival Max Linder cuya comicidad era radicalmente distinta.