El ubicuo
Al salir de la ciudad de Sravasti, el Buda tuvo que atravesar una dilatada llanura.
Desde sus diversos cielos, los dioses le arrojaron sombrillas para resguardarlo del sol.
A fin de no desairar a sus bienhechores, el Buda se multiplicó cortésmente y cada uno de los dioses vio un Buda que marchaba con su sombrilla.
W. WINTERNITZ, Indische Litteratur (1920).