-Sólo hace dos semanas que me conoces –dijo ella-. Y soy la primera mujer con la que estás después de…
-No sigas. –La abrazó-. Eres la primera mujer, y la única, con la que quiero pasar el resto de mi vida. Y punto. No te atrevas a insinuarme que dentro de un mes o un año me aburriré de ti; y te juro que si haces algún comentario sobre tu físico te ataré a la cama hasta convencerte de que eres la mujer más preciosa y sensual del mundo. –Sonrió pero le brillaban los ojos-. Te quiero. Cuando se ha ido Eva me he quedado helado pensando en lo cerca que había estado de no conocerte jamás. No podía ni moverme; no paraban de pasarme imágines de mi vida sin ti y ha sido insoportable. Y cuando he visto que ya no estabas me he dado cuenta de que no podría pasar ni un día más en casa sin ti; necesitaba decírtelo mirándote a los ojos. Te quiero. Dios –se rió de sí mismo-, no puedo dejar de decirlo.
-Yo también te quiero –susurró ella contra su pecho.
-¿Qué has dicho? –Le temblaban las manos pero colocó un dedo bajó su barbilla para levantarle la cabeza.
-He dicho que yo también te quiero –repitió mirándole a los ojos-. Sé que es demasiado pronto. Sé que es una locura, pero te quiero –repitió sus mismas palabras.
David bajó la cabeza y la besó sin ocultar ya que le había entregado su corazón. Segundos, o una eternidad más tarde, se apartó de ella.
- ¿ Te a p e t e c e d es ay un a r ? –S o n r i ó - . S i n o r e c uerd o m a l , a ú n t e d e b o l a c e na
de ayer. Además, tengo una sorpresa para ti.
-¿Ah, sí? ¿Qué?
E mp e z a ro n a c a m i n ar d e re g r e s o a l a c a s a q u e i b a a co n v e r t i rs e e n s u
hogar.
-He comprado todos los periódicos del día. –Lo había hecho mientras ella
aún estaba dormida y antes de la visita de su ex prometida-. Creo que tienes un total de cincuenta crucigramas por resolver. Así que tú tienes cincuenta piruletas por ganar y yo cincuenta besos por recibir.
-¿Sólo cincuenta?
-Para empezar. He estado pensando…
-¿Qué?
-¿Qué te parecería si cada día compro todos los periódicos del Reino Unido?
¿O los de Europa entera? ¿Cuánto tardarías en resolver todos esos crucigramas?
-Toda una vida –respondió ella mirándole a los ojos.
-Genial. Ese era precisamente el margen de tiempo que iba a darte. Y volvió a besarla.