SE PUEDE GANAR LA LIGA PERDIENDO ALGÚN PARTIDO
Generalmente, cuando aplicamos un cambio de conducta, de hábitos o de disciplina somos muy rigurosos con nosotros mismos y con la transcendencia de lo que hacemos. Cuántas veces sabemos de alguien que empieza una dieta rigurosa durante semanas y en cuanto un día «se la salta» ya considera que todo lo conseguido hasta entonces se ha venido abajo. Esto no es así en absoluto.
No es lo mismo trazar unos pasos de algo que queremos conseguir que hacer una escalada libre con elementos de seguridad en una pared vertical. En cualquier momento nos podemos descolgar y tenemos que volver a la base. El recorrido que nos debemos plantear —en el sentido de mejorar los hábitos en la alimentación— no es una pared vertical, sino una escalera con un número determinado de escalones que tenemos que subir. Si llevamos diez escalones subidos y volvemos atrás en uno, no hemos bajado al principio, sino que hemos descendido solo ese uno. Por lo que si retomamos otra vez el ritmo de subida mañana volveremos a llevar los diez escalones de hace unos días y pasado mañana llevaremos once. Esto es clave para cualquier reto que nos propongamos.
En la vida no se ganan los partidos por goleada y sin encajar ningún gol. En los grandes triunfos personales, a pesar de ser «grandes», siempre se gana con poco margen, a veces hasta por la mínima. Una victoria de cinco-cuatro es una «victoria» en la que hemos encajado cuatro goles, pero hemos metido cinco. A veces empezamos perdiendo, pero si somos constantes, podemos remontar, y es muy probable que ganemos. Si al primer gol en contra damos el partido por perdido y nos retiramos, no conseguiremos nada importante.
Pero en este símil futbolístico hay una ventaja que no la hay en este deporte, y es que aquí no hay equipo contrario y, si lo hay, somos nosotros mismos. Somos el entrenador y los jugadores de los dos equipos. En realidad, si hacemos un pequeño esfuerzo, jugaremos sin contrario. Ojalá todas las dificultades de la vida dependieran al cien por cien de nosotros. Se ganan muchas «ligas» perdiendo más de un partido y no pasa nada; al final lo que cuenta es el título.