XVIII

Residencia psiquiátrica en algún lugar del sur de España, primavera de 2008

Balanceado su cuerpo en el aire cálido de primavera, igual que un fruto inmenso y prematuro entre el espeso olor a adelfas y las ráfagas de madreselva, su último pensamiento se concentró en su dorada Aisa. Le pareció sentir amor hacia ella, desde luego cariño, y esto lo redimió en cierta medida justo dos milésimas antes de expirar.