Como ya señalamos anteriormente, a partir del año 1799 se produce un viraje decisivo (abandonamos el proyectado Sistema del mundo, del que aparecerán algunos fragmentos dispersos) hacia los temas fundamentales de la primera Crítica: revisión de la Estética trascendental, doctrina del Yo pienso (autoposición) y estatuto de la cosa en sí. El titulo que hemos dado a esta parte aparecerá más adelante (legajo I, pliego VI, pág. 3), como una especie de mirada retrospectiva por parte de Kant: desde los principios metafísicos, en lugar de progreso a la física, «regreso a la filosofía trascendental» (Rückschritt zur Transc. Philos.) (XXI,80), en búsqueda de una fundamentación del nuevo esquematismo del Juicio reflexionante, que permita explicar el fracaso del Sistema del mundo y lleve, por fin, a la gran obra siempre perseguida por Kant: el sistema de la filosofía trascendental en su conjunto. Aunque, como veremos en la cuarta y última parte, también este empeño fracasó (por la edad y achaques del filósofo, o por la dificultad inherente a la cosa misma, dado el punto de partida kantiano: vid. el fragmento de Schiller —copiado en XXI,76— para la distinción entre metafísica y filósofo trascendental), no es menos cierto que, desde el punto de vista estrictamente filosófico (ontológico), la tercera y cuarta parte en que hemos dividido esta edición contienen, en mi opinión, los pasajes más altamente relevantes de la obra póstuma. En esta tercera parte presentamos textos correspondientes a los legajos XI (Z, AA-BB) y VII (completo, salvo el Suplemento V (pliego V), que temáticamente corresponde al legajo I, y el pliego X (sin signatura): transición a la Eticoteología y a la Doctrina de las Ideas).