Amor
En la mirada que la recorre hay amor, y cuando con los dedos acaricia su cabello rubio desearía congelar ese instante sintiéndola tan cerca, atrapar cada curva de su silueta, cada matiz de su piel suavísima. Acerca sus labios a los de ella, y quiere demorar el momento del beso mirando ese rostro sereno que le aviva el deseo y la abraza y la hace suya, queriéndola más allá del frío de su piel y del olor inevitable, siempre igual, imposible mantenerlas así, tan calladas, y deberá trabajar en el jardín y volver a la ciudad buscando a su amor.