Payasos
Antes no me gustaban los payasos, me angustiaban sus muecas, su andar torpe, ese maquillaje pavoroso en los ojos y las bocas sobre un blanco mortecino. Nunca lo conté por no parecer cobarde, y para mi décimo cumpleaños me llevaron al circo en primera fila. Pronto los payasos rodearon la pista tirando agua al público. Antes de que me diera cuenta un horrible círculo de caras gritonas y narices rojas me rodeaba, me agarraba. Lo último que vi fue a mis padres riendo, antes de que me llevaran dentro, me pintaran la cara, y me convirtieran en uno de ellos.