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CRÓNICAS

PERIODISTA: ¿A qué atribuye el éxito de su catequesis universitaria? ¿Satisface las ansias de innovación y hasta revolución, que exige nuestra juventud?

Padre Torres: He convertido a esta iglesia en un recinto abierto al diálogo, donde nadie pregunta cuánto tienes y de dónde procedes, sino cuáles son tus interrogantes y cuáles tus opiniones.

Periodista: Entonces es una actividad marginal de la Iglesia.

Padre Torres: No, central. La Iglesia es una comunidad de hombres. Cada hombre es un ladrillo del sublime cuerpo de Cristo. A veces la fractura de pocos ladrillos puede perjudicar la estabilidad de todo el edificio. Por eso debemos cuidar a los individuos. Cada uno es sagrado y merece la máxima atención. En eso se basa el auténtico diálogo: interesarnos por los demás, con respeto y con amor.

Periodista: ¿No teme que los estudiantes marxistas quieran aprovechar las discusiones para propagar su ideología?

Padre Torres: Eso denunciaría debilidad de mi fe. Mi fe no teme a ninguna ideología, está por encima de ellas, puede aplastarlas o nutrirlas.

Periodista: ¿Su actividad está respaldada por la Jerarquía?

Padre Torres: Informo periódicamente a mi Obispo. No tengo nada que ocultar.

Periodista: Sus prédicas son consideradas en ciertos círculos como subversivas.

Padre Torres: No es la primera vez que el cristianismo es acusado de subversión: lo certifican millares de mártires y nuestro máximo testigo: Cristo.

Periodista: ¿Insinúa que el cristianismo, para ser auténtico, debe mantenerse en estado de rebelión?

Padre Torres: El cristianismo es incompatible con Herodes, con Caifás y con Pilato. Ellos quisieron y lograron la muerte de Jesús. Ellos lo pretenden asesinar po segunda vez.

Periodista: ¿Qué quiere decir?

Padre Torres: Lo comprenderá releyendo los Evangelios. Su lenguaje es suficientemente claro para que nadie, si no cierra voluntariamente su intelecto, pueda equivocarse. Herodes, Caifás y Pilato son las tres fuerzas que ahora, como antes, representan la autoridad legítima en el país, en la religión y en las zonas de influencia imperialista. Para mantener esa autoridad que no es grata al pueblo ni a Dios, tienen que asesinar a Cristo.

Periodista: Discúlpeme la siguiente pregunta, padre: ¿Se considera usted tan católico como antes de viajar a Europa, o ahora su catolicismo es compartido por ideas socialistas?

Padre Torres: Mi catolicismo ha ido creciendo a medida que aumentaba mi concientización. He rescatado lo esencial de mi fe, como a una perla encerrada en una espesa concha.

Periodista: ¿Cuál sería la concha?

Padre Torres: La que Cristo denunció. Lo remito otra vez al Evangelio.

Periodista: ¿Tiene algo más que agregar?

Padre Torres: Que juntamente con el padre Agustín Buenaventura deseamos bajar al llano. Queremos estar al servicio de los necesitados, porque eso es cristianismo. Queremos contribuir a que el fermento evangélico se propague. Estamos convencidos de que la Iglesia es la gran fuerza que purificará a Latinoamérica, que Cristo dará evidencia de su gloriosa Resucitación a través de una liberación —de la muerte, de la opresión, de la miseria— que alcanzará a los hombres que habitamos este continente, que creemos en Él y que somos parte de Él.