[TODAVÍA COMO EN LA VEZ PRIMERA]
Todavía como en la vez primera,
apenas si podemos admitir
que nosotros no somos;
y por eso elevamos cada vez
el pesado lamento con el arpa,
si es que un día no la ocupan los lamentos de amor.
Qué ligeros que eran, ay, aquéllos,
pero éste, pesado,
no se queda allá arriba:
apenas llega al margen, ya se cae.
París, septiembre de 1907