Epílogo Jenny
Queridas Alison y Maggie:
Hola chicas. Aquí estoy, en un acogedor bed and breakfast irlandés, en una enorme y mullida cama con vistas a un precioso lago.
Miré por la ventana el reflejo del sol sobre el agua, admirando la belleza y la serenidad de las colinas verdes al fondo, y me coloqué otra almohada por detrás para ponerme cómoda. Dan emitía leves ronquidos a mi lado.
Sí, todo era real. ¿Quién necesitaba hoteles de cinco estrellas? Estaba en el paraíso. Seguí redactando la carta.
Es un comienzo bastante perfecto para una luna de miel, aunque la parte menos romántica es que Dan está fuera de combate. Después de tomar unas cuantas pintas de Guinness mientras veíamos una actuación en el pub de al lado, está echándose una siestecita. Así que he pensado aprovechar la ocasión para escribiros, a la antigua usanza.
Cuando nos marchamos, la celebración todavía estaba en pleno apogeo y no tuve oportunidad de despedirme como es debido (ya sabéis cómo odio irme pronto de las fiestas).
La escuela estaba preciosa, lo cual os tengo que agradecer a las dos. Ali, a todos les encantaron los banderines hechos a mano, y las tazas de té aportaron algo muy especial al evento. Sophie y Holly también hicieron un trabajo excelente como camareras.
Pero volvamos a la fiesta, y al baile. Bueno. Por mucho que disfrutase de mi baile inaugural con Dan, Ali, no creo que estuviera a la altura del momento en el que vi a Pete sacarte a la pista cuando empezó a tocar la banda de swing. Tu cara era un cuadro cuando os pusisteis a bailar y comprobaste, atónita, que en vez de darte pisotones, Pete marcaba el paso y te hacía girar como un profesional. Es un bailarín fuera de serie..., ¿quién lo iba a decir? Estabas imponente con ese vestido amarillo y los zapatos rojos mientras te hacía girar.
Mientras estabais allí, Jamie me confesó que en las últimas semanas le había estado dando clases particulares de baile a Pete y a tu vecina Sally en secreto para darte una sorpresa. ¿A que es todo un detalle? Jamie dijo que Pete se había entregado en cuerpo y alma, compaginando las clases con el nuevo trabajo siempre que encontraba un hueco. Necesitaba una compañera de baile para practicar, y por lo visto Sally siempre había tenido ganas de aprender, de modo que formaron pareja de baile. Espero que Pete y tú no lo dejéis. Estuvisteis increíbles.
Maggie, muchas gracias por tu canción; no me lo podía creer cuando subiste al escenario para unirte a la banda. ¿Cómo es que has mantenido en secreto que tenías una voz tan espectacular? Say a Little Prayer fue una elección perfecta. Ya sé que después dijiste que te habías puesto nerviosa, pero no lo aparentaste para nada: eres una auténtica profesional. Owen parecía francamente orgulloso de verte ahí arriba. Dijo que habías encontrado otra banda local con la que cantar de forma habitual, ¿es cierto?
Fue increíble tener a toda la gente que nos importa reunida en la misma sala.
Solté el bolígrafo un momento y eché un vistazo a la tarjeta que descansaba sobre el alféizar de la ventana. Me había llevado a Irlanda ese único sobre rosa, la única tarjeta de felicitación de boda todavía intacta. Cuando finalmente la abrí, encontré una tarjeta con la caricatura de una feliz pareja de pie sobre una tarta nupcial. En el interior, con grandes letras redondeadas, decía: Feliz día de boda. Sonreí, a mi pesar. Con cariño, de mamá y Nigel. A principios del verano jamás me habría imaginado que la recibiría, y mucho menos que me sentiría como ahora me siento: ya no estoy enfadada, ni triste, si acaso tal vez un poco enternecida. Todavía no había hablado largo y tendido con Chris sobre mi madre, pero ya era hora. Mi padre la había perdonado, y ahora que Chris y yo éramos adultos, quizá debíamos darle la oportunidad de aclarar las cosas.
Retomé la carta, con una sensación algo más liviana. Con Chris en el pensamiento, me vino a la memoria un recuerdo y continué escribiendo:
¿Y visteis lo que pasaba en la cabina del DJ? No me explico cómo pudo Chris poner su repertorio con Chloe besuqueándolo de esa manera. Divertidísimo. ¿Cómo no lo vi venir? Casi se me cae el champán. El pillo de mi padre me dio con el codo; está claro que ese perro viejo lo sabía desde un principio. En fin, parece que están colados, y yo preocupada por encontrar a alguien a quien le gustase mi hermanito. La verdad es que hacen muy buena pareja, ¿a que sí?
Dan y yo tenemos dos largas y maravillosas semanas por delante y estamos planeando no hacer absolutamente nada. Después de toda la, esto..., excitación de las últimas semanas, estoy deseando relajarme. Pero el estrés desde luego ha merecido la pena: ha sido, con diferencia, el día más feliz de nuestras vidas.
En fin, tengo muchísimas ganas de veros a las dos a mi regreso. Estoy deseando asistir a tu primera clase de costura y cháchara en el jardín del café, Ali. Maggie, le mando un beso a tu bultito secreto.
Con todo mi cariño
Muchos besos de vuestra inseparable amiga del Club del Té
Jenny