EN
LA PLAZA DE MIS ADENTROS
Cintura flamante,
en tablas por chicuelinas recibiendo,
como cuando Morante.
De las antiguas, tu hechura,
como amapolas, banderillas,
tras la brega de unos labios
donde El Beso se hizo arte
y hermosura
en un mármol de Rodín.
Brindando tendido te lanzo mi montera.
Pañuelos al lance
entre trompetas y clarines
de nuestros retoños en primavera,
cuando una mano, como muleta,
a la cara de tu entrepierna cosida se pasea,
por naturales,
hasta romper en mugido zaino
a las cinco...
de la madrugada
en la faena más bella de amores.
¡Que venga Camarón!
con su aire y su flamenco,
que mi sangre densa se derrama
en tu piel albero,
aquí,
en la plaza de mis adentros....