Nota de la autora

¿Sabías que el cincuenta y cuatro por ciento de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo nunca recibe la llamada de teléfono de un amigo en toda su vida?

Tommy y Joy son dos personajes muy especiales en mi novela. Los creé desde el corazón y la experiencia. Mi propia hija sufre la discapacidad anteriormente mencionada. Ni tiene síndrome de Down ni las pruebas genéticas son concluyentes, pero en realidad el diagnóstico poco importa en nuestra familia. Es divertida y feliz, independiente, con objetivos concretos, responsable y jovial (de ahí que llamara Joy al personaje, cuyo nombre quiere decir «alegría»). Evidentemente, no significa que no sea la típica adolescente también; puede ser gruñona y ofensiva, como cualquier otra niña. De hecho, por lo general es totalmente normal.

Pero el aislamiento que vive mi hija en público y en el colegio debido a su discapacidad, a veces (bueno, siempre) es duro de sobrellevar. No hay nada que quiera más que tener amigos, que la acepten, participar y contribuir a la sociedad. Afortunadamente, hace dos años encontramos un programa maravilloso en el colegio al que asiste.

Best Buddies es una organización internacional sin ánimo de lucro que une a personas con discapacidad intelectual y del desarrollo con compañeros cuyo cometido es, simplemente, convertirse en sus amigos. Anthony Kennedy Shriver fundó el grupo en 1989, y actualmente Best Buddies cuenta con 1.500 capítulos en colegios, institutos y universidades por todo el mundo. Tienen programas en comunidades y un programa de empleo, ya que la mayoría de dificultades que sufren las personas con discapacidad para conservar su trabajo responden a que carecen de las habilidades sociales, y no de las capacidades para realizar el trabajo. Para más información sobre la organización visita su página web: www.bestbuddies.es

Tommy y Joy posiblemente podrían trabajar como pasteleros (especialmente con magia) y hacer un trabajo maravilloso. He intentado reflejar la dificultad de Joy a la hora de comunicarse con exactitud, tomando a mi hija como ejemplo. Sin embargo, si a mi hija le enseñas un procedimiento, al igual que Joy nunca cometerá un fallo. En casa cocina a menudo y confiamos en ella incondicionalmente.

Así que voy a predicar con el ejemplo. Durante los próximos cinco años desde la publicación de este libro, prometo donar un diez por ciento de los derechos de autor a Best Buddies para apoyar sus programas. Espero que me ayudes a respaldar a esta encomiable organización, no solo porque te guste mi libro sino porque todos necesitamos un amigo.


Gabi Stevens