Una presentación fallida

En los días previos a la pelea, Strauss, siempre en compañía de Joaquín Gasa, quien le hace las veces de introductor, desarrolla una intensa actividad social. El promotor, sonriente y fumando unos puros enormes, estrechaba manos, tenía siempre dispuesta una frase cordial, se inclinaba con naturalidad y se retrataba en los despachos de las más altas personalidades catalanas.

El 26 de abril de 1934, consigue ser recibido por el alcalde de Barcelona, Caries Pi i Sunyer, de Esquerra Republicana, en una recepción bien difundida por la prensa, a la que también acuden su socio Perlowitz y el matrimonio Schmeling. Refiriéndose a estas relaciones de Strauss con los políticos de la Esquerra, escribe Lerroux:

«No es difícil, por ejemplo, presentar fotografías en las que aparezcan en alegre camaradería sentados alrededor de una mesa que ha servido de banquete, o de pie, en actitudes de confianza, al Strauss, al Presidente de la Generalidad en funciones, el pobre Companys, y a varios Consejeros, que en las risueñas playas catalanas de Sitges tomaban medidas para saber si después de las luchas de pugilato que comanditaban juntos cabrían, también en funciones, algunos straperlos que amenizasen el veraneo de aquella temporada [40]».

Varios días más tarde, continuando el programa de relaciones públicas organizado alrededor del combate de boxeo, se celebra un espléndido banquete, para cincuenta cubiertos, en el salón de fiestas del Hotel Terramar. Asisten los promotores del match, los boxeadores Uzcudun y Schmeling, los famosos actores americanos Fairbanks —padre e hijo—, Anny Ondra, Jack Bilbo y su novia Billi, el torero Rafael El Gallo, el dramaturgo y cineasta catalán José Amich Bert [41] y un escogido grupo de periodistas y fotógrafos, quienes se encargan de dar difusión a aquella reunión gastronómica. Días después, en vísperas del combate, Strauss organiza otra comida en el mismo hotel. A ella tienen previsto asistir el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, así como algunos de sus consejeros y el alcalde de Barcelona, Pi y Sunyer, quienes, a pesar de haber confirmado su presencia, no acuden a la cita.


El matrimonio Uzcudun y David Strauss

En realidad, la invitación que hace Daniel Strauss a las autoridades autonómicas catalanas en el Hotel Terramar tenía como fin presentarles la ruleta Straperlo, para lo que había dispuesto una mesa de juego en la habitación 17 del hotel. Sin embargo, algunos rumores acerca de las correrías de Strauss en Holanda habían llegado a oídos de los políticos de Esquerra Republicana, quienes, conocedores de la sorpresa que se les había preparado en Sitges, declinaron la invitación a última hora.

El match, a 18 asaltos, entre Max Schmeling y Paulino Uzcudun, concluido en combate nulo, se celebró en el Estadio de Montjuich el 13 de mayo de 1934, resultando un auténtico desastre económico para los promotores, quienes ni tan siquiera pudieron cubrir con los ingresos de taquilla la sustanciosa bolsa ofrecida a los boxeadores. Sin embargo, Strauss, durante los días en que aún permaneció en Barcelona, continuó repartiendo apretones de manos, sonrisas, propinas y habanos. Aunque nunca lograría presentar su Straperlo al presidente Companys, quien, al serle explicitados con todo detalle los objetivos del empresario holandés en Cataluña, se negó en redondo a hablar con él y a comprometer la concesión de permisos para su dudoso juego de salón.


El Estadio de Montjuich en 1934