1 - Grandes diferencias
“El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.”
Epicuro de Samos (341 AC-270 AC). Filósofo griego.
Una característica principal de los nuevos ricos es que viven su vida ahora. El sistema financiero de hoy en día te dice básicamente lo siguiente: trabaja hasta tus 60 años y luego vive tu vida (viajes, ahorros, etc.)
Los nuevos ricos no esperan hasta el final para disfrutar la vida. ¿Qué sentido tiene haber trabajado casi toda tu existencia y haber dado tus mejores esfuerzos físicos, mentales y emocionales a otra persona o compañía para luego viajar, comprar cosas y “disfrutar” la vida cuando ya no tienes juventud para hacerlo? ¿Por qué no tomar los 30 años de trabajo que cuesta jubilarse y redistribuirlos a lo largo de nuestra vida en vez de guardarlo todo para el final?
Hoy en día se está levantando una generación de mentes jóvenes que está aprendiendo que la seguridad laboral no garantiza la seguridad financiera a largo plazo. Estas personas se están dando cuenta que sin una educación financiera básica, la seguridad económica a largo plazo es casi imposible.
Muchas personas están en su sillón en el living de sus hogares viendo televisión preguntándose: “¿Podrá (Nombre de político de turno aquí) cambiar esta situación?” Y la verdad es que la mayoría de los políticos que asumen el gobierno lo hacen para mantener el sistema, no para cambiarlo. La pregunta correcta debería ser: ¿Cómo puedo cambiar yo mismo mi propia situación? La respuesta a esta pregunta, y el secreto para obtener libertad total de la tiranía de nuestra economía actual es el conocimiento. El conocimiento nos hace libres e independientes. Cuando aprendes sobre el dinero y cómo funciona estás desbloqueando el potencial dentro de ti mismo para escapar de la mentalidad de escasez que te gobierna y poder ver así la abundancia a tu alrededor.
Como dice Robert Kiyosaki en su libro “Rich Dad's Conspiracy of the Rich” (La conspiración de los ricos): “No es la plata, el oro, o los bienes raíces los que te hacen rico, sino es lo que sabes acerca de la plata, el oro, o los bienes raíces lo que te vuelve rico.”
La falta de educación financiera en la mayoría de las escuelas del mundo ha dado lugar a millones de personas que están dispuestas a dejar que el gobierno tome más y más control sobre sus vidas. Debido a que no poseen suficiente inteligencia financiera para resolver sus propios problemas financieros, simplemente esperan que el gobierno lo haga por ellos.
En esta era de la información, donde cada día hay cosas nuevas que aprender, la capacidad para seguirle el ritmo a todos los cambios en la información es mucho más importante que lo que uno aprendió ayer.
Los nuevos ricos entienden que la inteligencia financiera no tiene que ver con cuánto dinero uno gana, sino con cuánto pueden conservar, si su dinero está trabajando para ellos y cuánto de ese dinero podrá pasar a las generaciones venideras. En esta era de la información no se necesita dinero para hacer dinero, se necesita conocimiento.
Me gusta mucho la comparación que hace Tim Ferris en el libro que mencioné anteriormente, y me gustaría compartirla contigo. A continuación vamos a ver las diferentes maneras de pensar tanto de los nuevos ricos como de los aplazadores, aquellas personas que trabajan hoy para disfrutar el día de mañana. Esto se aplica tanto a los empleados como a los dueños de negocios y autónomos.
Primero que todo, el aplazador dice “yo trabajo para mí mismo”, en cambio los nuevos ricos dicen “yo tengo a otros trabajando para mi”.
Los aplazadores se jactan de trabajar cuando ellos quieren, pero los nuevos ricos no hacen trabajo simplemente por trabajar, sino que hacen lo mínimo necesario para lograr el máximo efecto posible.
Los aplazadores desean jubilarse lo antes posible, en cambio los nuevos ricos tienen mini-vacaciones durante todo el año que les permite recuperarse del estrés laboral, reconociendo que la inactividad no es la meta, sino hacer lo que les agrada.
Los aplazadores compran todas las cosas que desean tener. Los nuevos ricos, en cambio, hacen todas las cosas que desean hacer y son aquellas personas que realmente desean ser. Si es necesario comprar herramientas y diferentes dispositivos lo hacen, reconociendo que son medios para lograr un fin.
Los aplazadores tienen muy en claro que desean ser el jefe en lugar del empleado, es decir, anhelan estar a cargo y tomar las riendas. Los nuevos ricos piensan muy diferente: no desean ser ni el jefe ni tampoco el empleado, sino el dueño. Ser el propietario les permite poner gente que se encargue de las cosas, liberándoles de actividades sin importancia y generándoles más tiempo para disponerlo como ellos quieran.
Lo único que quieren hacen los aplazadores en cuanto al dinero es ganar muchísimo, en cambio los nuevos ricos desean más calidad y menos desorden. Prefieren que sus vidas tengan un propósito claro y definido y contribuyen haciendo cosas útiles para la humanidad.
Los aplazadores viven esperanzados en aquel día cuando ganen mucho dinero u obtengan algún beneficio inmediato, como por ejemplo hacer un negocio, ganar la lotería, jubilarse, cobrar alguna herencia, etc. Los nuevos ricos piensan en grande y se aseguran que los días de pago sean todos los días de la semana. Primero se aseguran un flujo de efectivo diario, y luego piensan en algún logro con beneficios inmediatos.
Los aplazadores quieren libertad para no hacer aquello que les disgusta. Los nuevos ricos también, pero esa libertad la usan para perseguir sus sueños y alcanzar sus metas sin volver a trabajar por el solo hecho de tener que hacerlo. El propósito no es simplemente eliminar lo malo, sino hacer un autoexamen para redescubrir lo que más les gusta y redefinir las metas a alcanzar. El dinero simplemente incrementa su valor si tienes en cuenta lo que estás haciendo, cuándo lo haces, dónde lo haces y con quién lo haces.
Los aplazadores fácilmente se hunden en la rutina de los quehaceres diarios y terminan perdiendo su objetivo. Los nuevos ricos, en cambio, se enfocan para ser muy productivos en vez de mantenerse ocupados.
Los aplazadores esperan el momento justo para actuar si es que ven alguna oportunidad. Los nuevos ricos saben que las condiciones nunca son perfectas. Saben que la frase “algún día” puede ser una enfermedad mortal que lleve sus sueños a la tumba, por eso prefieren actuar ahora y corregir el curso a medida que avanzan. Benjamin Disraeli, ex primer ministro británico, dijo una vez: “La acción tal vez no siempre traiga felicidad, pero no hay felicidad sin acción.”
Los aplazadores siempre anhelan tener más tiempo libre para simplemente no hacer nada. Los nuevos ricos no están interesados en crear un exceso de tiempo libre, lo cual es vicioso y contraproducente, sino que buscan cómo usar productivamente ese tiempo libre, definiéndolo como “tiempo para hacer lo que quiera en lugar de hacer lo que estoy obligado a hacer.”
Los aplazadores piensan que lo opuesto a la felicidad es la tristeza. Así como el opuesto al amor no es el odio sino la indiferencia, lo opuesto a la felicidad no es estar triste, sino estar aburrido. Un sinónimo muy adecuado para la palabra felicidad es entusiasmo, y es precisamente lo que buscan los nuevos ricos. Cuando la mayoría de las personas hoy en día te dicen que sigas tu pasión y lo que te hace brillar, se están refiriendo al mismo concepto: entusiasmo. Los nuevos ricos no preguntan “¿Qué deseo hacer con mi vida?” o “¿Cuáles son mis metas y objetivos?”, sino que se preguntan “¿Qué es lo que me entusiasma?”
Los aplazadores piensan de la siguiente manera: “Voy a trabajar hasta que tenga X cantidad de dólares en el banco para luego dedicarme a hacer lo que yo quiera.” El problema es que no definen “lo que yo quiera”, y esa cantidad X de dólares sigue creciendo (o decayendo) y nunca alcanzan su objetivo. Los nuevos ricos tienen pequeñas pero bien definidas las metas a lo largo del año, lo cual les ayuda a alcanzar objetivos mucho más grandes. Entienden que vivir como millonarios requiere hacer cosas interesantes y no simplemente ser dueños de objetos envidiables.
Los aplazadores hacen lo justo y necesario para llegar a la meta, y se esfuerzan mucho para ganar más dinero. La meta de los nuevos ricos es diferente: reducen el trabajo a medida que ganan más dinero.
Los nuevos ricos conocen la diferencia entre ser efectivos y ser eficientes. Efectividad es hacer las cosas que te acercan más y más a tu objetivo. La eficiencia es realizar cualquier tarea (ya sea importante o no) de la manera más económica posible. Los nuevos ricos entienden que lo que hacen es muchísimo más importante que cómo lo hacen.
Hablando de eficiencia, los nuevos ricos están constantemente poniendo en práctica métodos probados para mejorar la productividad, tanto en su vida laboral como en su vida personal. Por ejemplo, aplican la ley de Pareto, que dice que el 80% de la producción es el resultado del 20% de la inversión, o las 5s del Método Toyota, más conocido como “Lean Management.” Con estos métodos los nuevos ricos encuentran aquellas actividades en las que son ineficientes y las eliminan, para luego encontrar aquellas en las que son fuertes y mejorarlas.
Los nuevos ricos eligen muy bien sus amistades. Hay un dicho que dice que nuestros ingresos serán el promedio de nuestros cinco mejores amigos. Si no estás conforme con tus ingresos actuales, tal vez tengas que revisar con qué tipo de personas estás pasando el tiempo. Al rodearte de personas exitosas, puedes estudiar sus hábitos, costumbres y creencias y descubrir así todos sus secretos. W. Clement Stone dijo: “Sé muy cuidadoso con los amigos que elijas, porque te convertirás en uno de ellos.”
A continuación, y en los capítulos que siguen, aprenderás más sobre la manera de pensar de los nuevos ricos y todo lo que tiene que ver con la inteligencia financiera, además veremos más consejos sobre cómo generar riquezas en este nueva economía global.