ESCENA PRIMERA

La Tierra fuera del Paraíso, a la salida del sol.

Adán, Eva, Caín, Abel, Ada y Sela ofreciendo un sacrificio.

ADÁN

¡Infinito Señor! ¡Dios omnisciente!

Tú que hiciste la luz sobre las aguas

desde el profundo abismo con tu verbo,

ahora que sale el sol, te saludamos,

poderoso Jehová, ¡por siempre salve! [5]* 

EVA

Dios que llamaste al día separando

la noche del albor por vez primera

y que diste por nombre firmamento

a parte de tus obras, ¡salve, salve!

ABEL

Dios que hiciste salir los elementos [10]

(tierra, fuego, aire, mar), la noche, el día,

y los mundos que alumbran u oscurecen.

ADÁN

Oh, Dios, padre común de cuanto existe,

que creaste después seres hermosos

a fin de que te amasen más que a nada [15] 

y amaran tu creación. ¡Salve, Dios, salve!

SELA

¡Oh, Dios, que, siendo amor y bendiciones,

permitiste, no obstante, a la serpiente

que entrara en el Edén y consiguiese

a mi padre arrojar del Paraíso. [20] 

ADÁN

Caín, mi primogénito, ¿te callas?

CAÍN

¿Y por qué debo hablar?

ADÁN

Para rezarle,

como hacemos nosotros.

CAÍN

¿No lo hicisteis?

ADÁN

Sí, con mucho fervor.

CAÍN

Y a grandes voces;

os he podido oír.

ADÁN

¡Y Dios, espero! [25]

ABEL

Yo sólo digo amén. 

ADÁN

¿Y tú, hijo mío,

sigues callado aún? 

CAÍN

Es preferible.

Más me vale callar.

ADÁN

¿Por qué?

CAÍN

No tengo

nada que demandar.

ADÁN

¿Tampoco tienes

nada que agradecer humildemente? [30]

CAÍN

No.

ADÁN

¿Cómo lo niegas, di, si estás con vida?

CAÍN

¿No tengo que morir, llegado un día?

EVA

El fruto de aquel árbol que vedara

comienza a madurar.

ADÁN

Y recogerlo

debemos nuevamente. ¿Por qué causa [35] 

plantaste, oh, Dios, el árbol de la ciencia?

CAÍN

¿Y vosotros por qué del de la vida

no comisteis también? Con arrogancia

hoy podríais, así, lanzarle un reto. 

ADÁN

No blasfemes, mi vastago querido: [40]

esas palabras son de la serpiente.

CAÍN

¿Y acaso no es verdad lo que ella os dijo?

El árbol del saber y el de la vida

crecían por igual. La ciencia es buena,

y la vida también. ¿Cómo es posible [45]

que, sumadas las dos, un mal resulte?

EVA

Hablas igual que yo cuando pecaba,

antes de nacer tú. No me dupliques

el dolor que sufrí, viendo ahora el tuyo.

Yo ya me arrepentí. Nunca querría [50]

que, fuera del Edén, mi hijo cayese

en la trampa que allí perdió a sus padres.

Acepta lo que hay, pues si nosotros

de esta manera hubiésemos obrado,

alegre hoy estarías, hijo mío. [55]

ADÁN

Acabadas por fin nuestras plegarias,

marchemos cada cual a sus labores,

obligadas mas no muy onerosas: 

como es joven la tierra nos prodiga

sus frutos con un mínimo trabajo. [60]

EVA

Hijo mío, Caín, mira a tu padre,

resignado y jovial; has de imitarlo.

(Salen Adán y Eva)

SELA

¿No quieres resignarte, hermano mío?

ABEL

¿Por qué nubla tu frente esta tristeza

que sólo ha de servir para atraerte [65]

las iras del Eterno?

ADA

¿Por qué frunces

el ceño al observarme, esposo mío?

CAÍN

No, Ada querida, no; sencillamente

me quería quedar un rato a solas.

Me duele el corazón, mas ya mejoro. [70] 

Ve tú delante, Abel; presto te sigo,

y vosotras también, hermanas mías.

No os retraséis por mí; vuestra ternura

no os puedo agradecer con aspereza.

Muy pronto estaré allí.

ADA

Si no, a buscarte [75]

vendremos otra vez.

ABEL

Hermano mío,

queda en la paz de Dios.

(Salen Abel, Sela y Ada)

CAÍN (Solo)

Pronto os alcanzo.

¿Por qué he de trabajar?, ¿porque mi padre

no supo conservar el Paraíso?

¿Qué culpa tengo yo, si no existía? [80]

Nunca pedí nacer; no amo el estado

en que ese nacimiento me ha sumido.

¿Y por qué a la mujer y a la serpiente

mi padre se rindió? Y aunque cediera,

¿por qué ha de padecer? ¿Qué hizo de malo? [85]

Plantado estaba el árbol. ¿Por qué causa

no podía tocarlo? ¿Qué motivo

tenía el Hacedor para prohibirlo,

si lo plantó en el centro y era hermoso?

A todas mis preguntas me responden [90]

que era su voluntad y que él es bueno.

Mas ¿cómo lo sé yo? Su omnipotencia

¿puede acaso probar que es el bien sumo?

Sus frutos son amargos, a mi juicio,

y los he de comer, siendo inocente. [95]

¿Quién se acerca hacia aquí? Tiene un aspecto

parecido a los ángeles; no obstante

su rostro es taciturno y más sombrío

que cualquier otro espíritu. Yo tiemblo. 

¿Por qué lo he de temer más que a los otros [100]

que esgrimen sus flamígeras espadas

ante la puerta aquella que me vedan 

cuando, con el crepúsculo apacible,

pretendo contemplar esos jardines

que son mi justa herencia, antes que el cielo [105]

extienda el negro manto de la noche

sobre el gran cinturón de fuertes muros

y los eternos árboles que asoman

tras de la almena siempre custodiada

por algún querubín? Y si no temo [110]

sus flamígeras armas, ¿por qué entonces

tiemblo mirando al ángel que se acerca?

¿Por qué parece ser más fuerte que ellos

aun no siendo inferior en su belleza?

Podría ser igual si el sufrimiento [115]

de su inmortalidad no fuese parte;

¿quién hay, salvo los hombres, que padezca?

Ya ha llegado. 

(Entra Lucifer)

LUCIFER

¡Mortal!

CAÍN

Dime quién eres.

LUCIFER

De todos los Espíritus el dueño.

CAÍN

Y, siendo así, ¿por qué los has dejado [120]

para andar entre el polvo?

LUCIFER

Bien conozco 

todos los pensamientos de este polvo ;

me compadezco de él y de ti mismo.

CAÍN

Y ¿cómo sabes tú mis pensamientos?

LUCIFER

Porque piensas igual que quien merece [125]

por su cuenta pensar; la que razona

es la parte inmortal que te habla dentro. 

CAÍN

¿Una parte inmortal? ¿Qué estás diciendo? 

Nadie lo reveló. Mi padre, necio,

nunca comió del árbol de la vida. [130]

Con precipitación comió mi madre

del árbol del saber fruta inmadura

que nos legó el dolor y hasta la muerte.

LUCIFER

Tú tienes que vivir; te han engañado.

CAÍN

Mas es para morir por lo que vivo; [135]

nada me hace juzgar la muerte odiosa

de no ser un instinto degradante

que me impulsa a vivir y al que aborrezco,

sin poderlo evitar. Por eso vivo.

¡Ojalá nunca hubiésemos vivido! [140]

LUCIFER

Vives y vivirás eternamente;

no pienses que vivir es ese barro

que encubre tu interior, porque eso acaba.

No menos que eres hoy, seguirás siendo.

CAÍN

¿Y por qué no ser más, en vez de menos? [145]

LUCIFER

Puede que seas lo mismo que nosotros.

CAÍN

¿Y qué sois?

LUCIFER

Inmortales.

CAÍN

¿Y felices?

LUCIFER

Con enorme poder.

CAÍN

Mas ¿sois dichosos?

LUCIFER

¿Acaso lo eres tú?

CAÍN

¿No lo estás viendo?

LUCIFER

¿Te juzgas, pobre barro, desdichado? [150] 

CAÍN

Porque lo soy; mas tú, dime quién eres,

con todo ese poder.

LUCIFER

Uno que quiso

equipararse al ser que te formara.

No te hubiese hecho así.

CAÍN

Mas por tu aspecto

pareces casi un dios.

LUCIFER

Sólo parezco, [155]

mas no lo conseguí, pese a mi intento.

Hoy no quisiera ser más que yo mismo.

¡Que reine el que venció!

CAÍN

¿De quién se trata?

LUCIFER

Del que hiciera a tus padres y la tierra.

CAÍN

Y el cielo y cuanto en él vive y perdura. [160]

Lo cantan siempre igual sus serafines

y mi padre también.

LUCIFER

De esta manera

hacen lo que les mandan; de no hacerlo,

serían como yo entre los alados

y entre los hombres tú.

CAÍN

Y bien, ¿que somos? [165]

LUCIFER

Almas que en lo inmortal nos parecemos

y que usando ese don nos rebelamos

diciendo a ese tirano Omnipotente

¡que su mal no es un bien!; que si nos hizo, 

según nos confesó —cosa que nunca [170]

comprobé ni creí—... Pero si acaso

lo que dice es verdad..., no podrá nunca

destruirnos también, siendo inmortales.

Nos hizo así, además, para, a su antojo,

podernos torturar. ¿Qué nos importa? [175]

Es grande y, sin embargo, en su grandeza

nunca fue más feliz de lo que somos

en nuestra dura lid. Nunca el más bueno

hubiera creado el mal, como él hiciera.

Por mucho que se siente en un gran trono [180]

y cree en su soledad múltiples orbes,

apilando planeta tras planeta,

indisoluble y solo está el tirano;

su mejor don sería aniquilarse,

mas que reine y que él mismo multiplique [185]

sus miserias; que espíritus y humanos

nos entendemos bien, sufriendo juntos

dolores sin final que conseguimos

al cabo soportar, gracias a esa

fecunda simpatía, ilimitada, [190]

que todos hacia todos nos tenemos.

Pero Él..., tan infeliz en sus alturas,

con mísera inquietud crea y recrea.

(Tal vez, llegado el día, de sí mismo 

logre un hijo crear, como tu padre [195]

dio a sus hijos el ser; mas si eso hiciera,

sin duda habrá de darlo en sacrificio.)

CAÍN

Dices cosas que rondan largo tiempo

de mi mente a través, como visiones;

lo que oí y lo que vi no logro aunarlo. [200]

Mis padres me hablan sólo de serpientes,

de los frutos de un árbol; mientras miro

las puertas del lugar que su Edén llaman,

guardado por celestes querubines

con espadas flamígeras que impiden [205]

la entrada a ellos y a mí, sufro la carga

de un trabajo constante y de obsesiones.

contemplo alrededor muchas criaturas

diferentes a mí, mientras abrigo

terribles pensamientos que debieran [210]

gobernar y regir las cosas todas;

hasta llegué a pensar que esta miseria

era tan solo mía. Resignado

mi padre terminó, y hasta mi madre

no volvió ya a sentir más inquietudes, [215]

ni el ansia de saber que le encendía,

penada con eternas maldiciones.

Mi hermano es un pastor, joven, dispuesto

las primicias a dar de su rebaño

a quien mandó a la tierra no dar nada [220]

si no media el sudor de nuestras frentes.

Antes que lance el pájaro sus trinos

mi hermana Sela canta himnos tempranos,

y mi Ada, la mujer a quien adoro,

comprende el insondable pensamiento [225]

que me oprime; jamás se mostró nadie

simpático hacia mí. En lo venidero

trataré a los espíritus.

LUCIFER

Si el alma

que alienta en tu interior no te elevara

a la altura de tales compañías, [230]

no estaría ante ti como me encuentro.

Igual que en otro tiempo una serpiente

bastaría tal vez para tentarte.

CAÍN

¿Entonces, fuiste , quien a mi madre

tentó en una ocasión?

LUCIFER

Yo nunca tiento [235]

sino con la verdad. ¿No era aquel árbol

el árbol de la ciencia? ¿No existía

el árbol que, a su vez, la vida daba?

¿Los mandé yo plantar? ¿Puse al alcance

de seres inocentes lo vedado, [240]

seres cuya inocencia tornó ansiosos?

De haberos hecho yo, un dios serías, 

mas quien os expulsó lo hizo tan sólo

para que, en gesto audaz, nunca pudierais

comer frutos del árbol de la vida [245]

que en dioses, cual nosotros, os tornaran.

¿No lo dijo también en su sentencia?

CAÍN

Así lo escuché yo a quienes oyeron

con el trueno su voz.

LUCIFER

¿Quién era, entonces,

un diabólico ser? ¿El que impedía [250]

que pudierais vivir eternamente

o el que os hizo sentir ese deleite

que da siempre el saber?

CAÍN

Era preciso

que probaran los dos y no uno sólo.

LUCIFER

Un fruto es vuestro ya, y en cuanto al otro [255]

podría serlo aún.

CAÍN

¿De qué manera?

LUCIFER

Mostrando lo que sois, al resistiros;

seguros de saber que nada logra

sofocar a un espíritu que ansia

ser siempre aquello que es y el centro mismo [260]

de cuanto le circunda... Soberano,

nació para imperar.

CAÍN

¿Pero tú fuiste

el que tentó a mis padres aquel día?

LUCIFER

¿Qué dices, pobre barro? ¿Por qué y cómo

les iba yo a tentar?

CAÍN

Ellos me dicen [265]

que un espíritu había en la serpiente.

LUCIFER

¿Quién os ha hablado así? No está eso escrito.

No habrá mentido tanto aquel Soberbio.

El enorme terror de los humanos

y su gran vanidad siempre atribuyen [270]

a un ser espiritual lo que es tan sólo

su caída fatal. Era una sierpe,

una sierpe sin más la que tentara,

no inferior, por supuesto, a quienes pudo

con sus mañas tentar, siendo igual que ellos, [275]

pobre barro también; aunque su ciencia

a la de los tentados superaba,

puesto que al fin vencióles, presagiando

que aquel saber fatal atentaría

contra su dicha efímera. ¿Imaginas [280]

que iba yo a resistir la pobre forma

de una cosa mortal?

CAÍN

Mas la serpiente ¿no escondía en su cuerpo algún demonio?

LUCIFER

A uno sí despertó dentro de aquéllos

con su bífida lengua al engañarlos. [285]

Te lo digo otra vez: era una sierpe

el ser que los tentó, mas, si lo dudas,

pregunta al querubín que ahora custodia

el árbol que os prohibió. Guando el transcurso

de edades mil y mil haya acabado, [290]

sobre tu frágil cuerpo, ya cadáver,

y el de tus descendientes, la progenie

que entonces morará en vuestro planeta

podrá cambiar en fábula el relato

de su primera falta y una forma [295] 

me habrá de atribuir, que yo aborrezco

como desprecio a aquel que se arrodilla

ante quien os formó a los seres todos

para que éstos después reverenciasen

su opaca eternidad, sola y sombría; [300]

mas quienes claramente contemplamos

la luz de la verdad, hablar debemos.

Por necedad tus padres se plegaron

a una criatura vil, que los sedujo.

¿Por qué iba algún espíritu a tentarlos? [305]

¿Qué guardaban los límites estrechos

del jardín del Edén que él pretendiera,

si cruza las distancias espaciales 

de inmensa magnitud? Mas digo cosas

que tu ciencia del árbol desconoce. [310]

CAÍN

No podrás encontrar ciencia ninguna

que no quiera entender mi inteligencia.

LUCIFER

¿Y tendrás corazón para mirarla?

CAÍN

Probemos.

LUCIFER

¿Osas tú mirar la muerte?

CAÍN

Nadie la ha visto aún por estos pagos. [315] 

LUCIFER

Pues la habréis de sufrir.

CAÍN

Dice mi padre

que sólo con nombrarla aterroriza.

Mi madre llora. Abel alza los ojos

al firmamento azul, mientras mi hermana

los suyos baja triste hacia la tierra, [320]

entonando a la vez una plegaria;

me observa mi mujer sin decir nada.

LUCIFER

¿Y entonces qué haces tú?

CAÍN

Mil pensamientos

en mi mente se agolpan indecibles

al escuchar el nombre de la muerte [325]

que se hace, al parecer, inevitable.

Cuando un fiero león, siendo yo niño, 

luchaba por jugar hasta que huía

al sentir la opresión de mis abrazos

sin dejar de rugir. ¿No podré, acaso, [330]

enfrentarme a la muerte de igual modo?

LUCIFER

Ninguna forma tiene, pero un día

irá absorbiendo todo cuanto encuentre

con forma terrenal.

CAÍN

¡Ah! Yo pensaba

que era la muerte un ser, pues quién podría [335]

a los seres causar otras desgracias

si no fuera otro ser.

LUCIFER

¿Quieres saberlo?

Pregunta al Destructor.

CAÍN

¿Y quién es ése?

LUCIFER

El llamado Hacedor. Dale tú el nombre

que le quieras poner, mas si hace es sólo [340] 

para así destruir.

CAÍN

No lo sabía,

aunque sí lo pensé desde que supe

que tengo que morir tarde o temprano.

Aunque ignoro su ser, parece horrible.

Penetré, por buscarla, en la gran noche, [345]

en la desolación de su silencio,

y cuando entre las sombras de los muros

que enmarcan el Edén vi unos fantasmas

gigantescos rehuyendo las espadas

que esgrimían ardientes querubines, [350]

inquieto contemplé que se acercaba,

pues, unido al temor, un fuerte anhelo

surgió en mi corazón por ver lo que era

aquello tan fatídico que a todos

nos infunde terror. No vino nadie [355]

y tuve que apartar mis tristes ojos

del natal Paraíso, ya prohibido,

para ver el fulgor de las estrellas

que alegran el azul, sobre nosotros,

y qué tan bellas son. ¿Han de morirse? [360]

LUCIFER

Tal vez, pero lo harán mucho más tarde

que los tuyos y tú.

CAÍN

Eso me agrada,

por lo bellas que son. Pero ¿y la muerte?

Me temo que ha de ser algo terrible,

pero no sé decir de qué se trata; [365]

a todos por igual nos amenaza,

a quien pecó y a quienes no lo hicieron,

como una enfermedad. Mas ¿de qué clase?

LUCIFER

Volver de nuevo al polvo.

CAÍN

¿He de saberlo?

LUCIFER

No puedo contestar. Lo desconozco. [370]

CAÍN

Volver de nuevo al polvo no sería,

en mi opinión, un mal, ¡ojalá nunca

hubiese sido más que tierra y polvo.

LUCIFER

Es un ansia servil y hasta rastrera,

inferior a la sed que ardió en tu padre, [375]

porque ansiaba saber.

CAÍN

¿Y no quería

de igual modo vivir?; de lo contrario,

¿por qué no probó el árbol de la vida?

LUCIFER

Porque se lo prohibió.

CAÍN

Pero debiera

haber probado el árbol de la vida [380]

antes que el del saber. ¡Error funesto!,

aunque desconocía qué es la muerte

y yo apenas lo sé, pero me asusta;

la temo sin saber qué es lo que temo.

LUCIFER

Yo que todo lo sé, no temo a nada; [385]

eso sí que es la ciencia verdadera.

CAÍN

¿Y enseñármelo todo no querrías?

LUCIFER

Con una condición

CAÍN

Dímela, ¡pronto!

LUCIFER

Que como a tu señor, puesto de hinojos,

me vengas a adorar. 

CAÍN

¿Qué estás diciendo? [390]

Tú no eres el señor de mis mayores.

LUCIFER

No te falta razón.

CAÍN

¿Y sois iguales?

LUCIFER

Nada tengo en común, ni lo quisiera.

Podría estar sobre él... o por debajo,

pero nunca he de ser cómplice suyo [395]

ni su esclavo servil. Yo vivo aparte

y soy grande también. Muchos me adoran

y muchos lo han de hacer. Sé tú el primero.

CAÍN

Si ante el Dios de mis padres no me humillo,

ni con mi hermano Abel comparto el ara, [400]

pese a sus muchos ruegos, ¿voy, entonces,

a postrarme ante ti?

LUCIFER

¿No te has postrado

delante de él jamás?

CAÍN

¿No te lo he dicho?

¿Acaso es menester que lo repita?

Con la potente ciencia que te asiste, [405]

¿no lo puedes saber?

LUCIFER

Quien no se humilla

delante de ese ser, ya me venera.

CAÍN

Ante nadie jamás me humillaría.

LUCIFER

Aunque no te des cuenta, me veneras.

No siendo siervo de él, ya eres mi esclavo. [410]

CAÍN

¿Pero eso puede ser?

LUCIFER

Has de entenderlo

más tarde y aquí mismo.

CAÍN

Pues explica

el enigma que esconde mi existencia.

LUCIFER

Habrás de acompañarme adonde vaya.

CAÍN

A cultivar la tierra marcho al campo [415]

He prometido...

LUCIFER

¿Qué?

CAÍN

Coger algunas

primicias.

LUCIFER

¿Para qué?

CAÍN

Para ofrecerlas,

haciendo con Abel un sacrificio

junto a su mismo altar.

LUCIFER

¿Y me decías

que nunca al Hacedor te has humillado? [420]

CAÍN

Oh, sí, mas las fervientes peticiones,

la insistencia de Abel me han decidido.

Más que mía esa ofrenda será suya,

y Ada también...

LUCIFER

¿Dudando continúas?

CAÍN

Ada es hermana mía; vino al mundo [425]

el día en que nací, del mismo vientre;

me ha arrancado llorando esa promesa,

y antes que ver su llanto me avendría

a adorar a cualquiera, arrodillado.

LUCIFER

¡Sigúeme!

CAÍN

¡Voy!

(Entra Ada)

ADA

Caín, por ti he venido; [430]

hora es de distracción y de descanso,

mas nada será igual si tú no vienes.

No hiciste tu labor esta mañana;

yo la tuve que hacer, y dulces frutos

se encuentran ya en sazón; son tan brillantes [435]

como la propia luz que los madura.

¡Sigúeme!

CAÍN

¿No lo ves?

ADA

Observo a un ángel

como muchos que vi. Tal vez se acerque

a compartir también nuestro descanso.

Bienvenido será. 

CAÍN

No es como todos [440]

los que hemos visto ya.

ADA

¿Quieres decirme

que hay otros diferentes? Bien venido,

cual lo fueron también quienes vinieron

y a ser huéspedes nuestros se dignaron.

¿Lo será también él?

CAÍN (a Lucifer)

¿Quieres tú serlo? [445]

LUCIFER

Soy yo quien quiere hacerte huésped mío.

CAÍN

Le tengo que seguir.

ADA

¿Vas a dejarnos?

CAÍN

¡Ay, sí!

ADA

¿También a mí?

CAÍN

Te quiero mucho.

ADA

Contigo voy a ir.

LUCIFER

¡Es imposible!

ADA

¿Quién eres tú que dos pechos separa? [450]

CAÍN

¿No ves que éste es un dios?

ADA

¿Cómo lo sabes?

CAÍN

Porque habla como tal.

Igual hablaba

la serpiente falaz.

CAÍN

¿No era aquel árbol

el árbol del saber, como ella dijo?

ADA

Pero sólo nos dio dolor eterno. [455]

LUCIFER

Ese mismo dolor era la ciencia. 

Mentir no precisó; si os traicionaba

fue usando la verdad sencillamente;

y es la verdad un bien.

ADA

Pero, no obstante,

cuanto nos dio a saber por medio de ella [460]

fue un mal sobre otro mal acumulado:

expulsión del hogar, miedo, trabajo

con fatiga y sudor, remordimiento

por el suceso aquel, con la esperanza

de algo que no ocurrió, cual prometía. [465]

Con este audaz espíritu no trates;

sobrelleva, Caín, tu triste estado 

y adórame cual yo te reverencio;

LUCIFER

¿Más que a tu propio Dios y que a tu madre?

ADA

Sí. ¿Acaso eso es pecar?

LUCIFER

No todavía, [470] 

mas lo será después en vuestros hijos.

ADA

¿Qué dices? ¿La hija mía con ternura

no deberá adorar a Enoc, su hermano?

LUCIFER

Cual tú amas a Caín, no.

ADA

¡Señor mío!

¿No se han de amar ni han de engendrar a seres [475]

que se amen con su amor? En estos pechos,

¿no han mamado los dos la misma leche?

¿Su padre no nació del mismo vientre

y a igual hora que yo? ¿No nos queremos

con reciprocidad? Multiplicando [480]

nuestro propio carácter, ¿no aumentamos

el número de seres que han de amarse

con nuestro mismo amor, como yo quiero

a mi hermano Caín? No le acompañes;

no sigas a ese espíritu enemigo. [485]

LUCIFER

No fui quien decretó que era pecado,

ni lo es, por el momento, entre vosotros,

aunque por tal lo tengan los que hereden

vuestra mortalidad.

ADA

¿Y qué pecado

no es un pecado en sí? ¿Las circunstancias [490]

si es vicio o si es virtud especifican?

Somos siervos, entonces, de... 

LUCIFER

Sin duda.

Mayores que vosotros son esclavos,

y otros incluso más, el que prefiera

ser siempre independiente, aun con castigos, [495]

no esa agonía plácida, egoísta, 

de torpe adulación, tocando el arpa

y cantando oraciones a quien solo

consideran señor, no porque lo amen,

sino por interés y porque temen [500]

a un ser omnipotente.

ADA

Sólo puede

la omnipotencia ser el bien supremo.

LUCIFER

¿Es que acaso lo fue en el paraíso?

ADA

¡Calla, Enemigo, calla! No imagines

que me puedes tentar con tu hermosura; [505]

más hermoso eres tú que la serpiente,

pero también falaz.

LUCIFER

No, pues, como ella,

digo lo que es verdad ¿o vuestra madre,

del bien y el mal la ciencia no conoce?

ADA

¡Cogiste, madre mía aquella fruta [510]

que ha sido más fatal a tu progenie

de lo que fue a ti misma!, pues pasaste

toda tu juventud entre delicias,

inocente y feliz, teniendo trato

con alados espíritus dichosos, [515]

mas nosotros, tus vastagos, no vimos

el jardín del Edén y nos acosan

unos demonios listos que se apropian

las palabras de Dios para tentarnos

usando nuestros propios pensamientos, [520]

ansiosos e iracundos, como fuiste

seducida a tu vez por la serpiente

en el ocio feliz que disfrutabas

confiando en tu inocencia, descuidada.

A este ser inmortal que enfrente tengo [525]

no puedo responder ni aborrecerlo;

con un dulce temblor lo estoy mirando,

sin separarme de él; con su mirada

ejerce una atracción tan penetrante

que me obliga a fijar en él los ojos, [530]

mientras mi corazón late violento.

Me llena de temor, pero me hechiza

y seducida luego me arrebata,

me arrastra junto a él, más y más cerca...

¡Sálvame de él, Caín! ¡Sálvame pronto! [535]

CAÍN

No es un ángel del mal. ¿Qué temes, Ada?

ADA

No es éste Dios; tampoco es de los suyos.

He visto serafines, querubines...,

pero éste no es igual.

CAÍN

Sí, pero existen

espíritus más altos todavía: [540]

los llamados arcángeles.

LUCIFER

Y hay otros

más excelsos aún.

ADA

Sí, ¡no benditos!

LUCIFER

Si bendición consiste en servidumbre,

he de decir que no.

ADA

Tengo entendido [545]

que tienen más amor los serafines.

pero que un querubín sabe más que ellos.

Este no tiene amor, por consiguiente,

un querubín será.

LUCIFER

Si el saber sumo

extingue del amor la llamarada,

¿quién ha de ser aquel que, por su ciencia, [550]

no pudo nunca amar? Los querubines, 

debido a su saber, apenas aman;

el serafín, por tanto, si ama mucho,

lo hace por ignorancia, que ambas cosas

compatibles no son, como demuestra [555]

con toda claridad que vuestros padres,

por su loca caída, se perdieran.

Debes, pues, elegir entre ambos bienes:

el saber o el amor, porque no existe

ninguna otra elección; ya vuestro padre [560]

optó en una ocasión; por miedo, adora.

ADA

¡Elige tú el amor, hermano mío!

CAÍN

Mi cariño hacia ti no lo he elegido,

pues conmigo nació, pero ya no amo

a ningún otro ser.

ADA

¿Ni a nuestros padres? [565]

CAÍN

¿Al comer de aquel árbol nos amaban,

si nos hizo perder el Paraíso?

ADA

No estábamos aún en este mundo,

y, después de nacer, ¿no deberemos

profesarles amor, igual que amamos

también a nuestros vastagos tan dulces? [570]

CAÍN

¡Mi hijito Enoc! ¡Su balbuciente hermana!

Si al menos consiguiera imaginarlos

en estado feliz, olvidaría...

mas no cabe olvidar, aunque transcurran [575]

tres mil generaciones, nunca, nunca

podrán amar los hombres el recuerdo

de aquel ser que sembró en el mismo instante

las semillas del mal y del linaje

de nuestra humanidad. El bello fruto [580]

arrancaron del árbol de la ciencia,

pecando..., y, todavía no contentos

con su propio dolor, nos engendraron

a mí y a ti, a los dos, al parvo grupo

de los que viven hoy y a innumerables [585]

multitudes sin fin que, cuando nazcan,

deberán heredar las agonías

que irán acumulando siglo a siglo.

¡Y yo tendré que ser padre de todos!

Tu belleza y tu amor..., mi amor, mi gozo, [590]

el alegre momento, la hora amable,

todo cuanto en los vastagos amamos

y en nosotros también, sólo nos lleva

a todos por igual —tras muchos años

de pecado y dolor o bien tras pocos, [595]

pero siempre colmados de pesares,

mezclados con efímeros placeres—

hacia la misma muerte, hacia lo ignoto.

Paréceme que el árbol de la ciencia

no respetó jamás lo prometido, [600]

pues todo el que pecó saber debiera

cuanto la entera ciencia proporciona,

incluyendo el enigma, el gran misterio

que aguarda tras la muerte; mas ¿qué saben?:

solamente que son desventurados. [605]

¿Por qué para enseñarlo era preciso

recurrir al frutal y a la serpiente?

ADA

No me siento infeliz, y si tú fueras

feliz también Caín...

CAÍN

Sélo tú sola,

pues no lo quiero ser, si ese contento [610]

reporta humillación para mi gente

y también para mí. 

ADA

Sola no puedo

ni quisiera yo ser siempre dichosa;

mas pienso que mirándolos a todos

a nuestro alrededor, tal vez lo fuera [615]

a pesar de esa muerte que me aguarda

y que nunca temí, pues no la he visto,

aunque tiene que ser algo espantoso

si tengo que juzgar por lo que escucho.

LUCIFER

¿No puedes ser feliz estando sola? [620]

ADA

¡Sola! ¡Dios mío, no!... Pues ¿quién podría

ser bueno o ser feliz estando solo?

Pecado juzgo yo esas soledades

con sólo una excepción: cuando sé, ansiosa,

que pronto voy a ver a mis hermanos, [625]

a mis hijos y padres, todos juntos.

LUCIFER

¿Crees que es feliz tu Dios, bondad suprema,

en su gran soledad?

ADA

No, porque tiene

los ángeles en torno y los mortales

para hacerlos felices, siendo él mismo [630]

feliz al derramar a manos llenas

el gozo por doquier. ¿Qué es ese gozo?

¿Qué otra cosa ha de ser sino el deleite

que produce el sembrar siempre alegría?

LUCIFER

Pregunta eso a tu padre, desterrado [635]

reciente del Edén, luego a aquel hijo,

que primero nació; por fin pregunta

a tu pecho también, siempre tranquilo. [640]

ADA

¡Ay, no! ¡Nunca lo está!... ¿Tú eres del Cielo?

LUCIFER

Si no lo soy pregúntale el motivo

a ese dispensador de la alegría

(a quien tienes por tal), al grande y bueno

Hacedor de vivientes y de vida;

que guarda para sí su gran secreto.

Nos toca soportar, y, como mucho, [645]

a algunos afrontarlo inútilmente,

como suelen decir los serafines;

pero la prueba es digna, pues sin ella

no estaremos mejor. Hay en el pecho

del poderoso espíritu una ciencia [650]

que lleva a la verdad, del mismo modo

que la mirada rápida diriges,

oh, juventud mortal, a ese lucero 

que saluda, velando, a la mañana

en el espacio azul e interminable. [655]

ADA

¡Qué preciosa es la luz! ¡Qué hermosa estrella!

Por su hermosura espléndida la quiero.

LUCIFER

¿Por qué no la adoráis?

ADA

Porque mi padre

adora solamente al Invisible.

LUCIFER

Las cosas bellas son, a buen seguro, [660]

del Invisible el símbolo perpetuo

y esa estrella distante que fulgura

del celestial ejército es el jefe.

ADA

Mi padre contempló directamente

al mismísimo Dios que lo formara [665]

y que formó también a Eva, mi madre.

LUCIFER

Así te lo contó. Pero ¿lo has visto?

ADA

Lo he visto, sí, mas sólo en sus criaturas.

LUCIFER

¿Y lo has visto también directamente?

ADA

Salvo en mi padre, no, su viva imagen, [670]

y asimismo en los ángeles, tus pares,

menos radiantes que él, menos hermosos

y con menos poder en apariencia.

Se muestran como el sol a mediodía,

bañados por la luz y silenciosos; [675]

tú recuerdas, más bien, la noche etérea,

cuando las nubes blancas y alargadas

por el oscuro azul van navegando

y estrellas en un número incontable

la misteriosa bóveda iluminan [680]

como si fuesen soles esplendentes

que no me ciegan, ¡ay!, pero me embargan

de una manera tal que de inmediato

las lágrimas acuden a mis ojos.

De este modo eres tú. En apariencia [685]

no pareces feliz ni satisfecho,

no nos hagas también ser desdichados

y lloraré por ti, compadecida.

LUCIFER

¿Vas a echarte a llorar? ¡Si tú supieras

qué gran caudal de lágrimas iguales

se habrán de derramar en el futuro!

ADA

¿Las he de verter yo?

LUCIFER

No. No tú sola:

los miles y millones de habitantes

que han de poblar la tierra y el infierno,

cuya semilla llevas en el vientre. [695]

ADA

Nos maldice, Caín, este ángel malo.

CAÍN

¡Deja que acabe ya! Voy a seguirle.

ADA

Pero ¿adonde os iréis?

LUCIFER

Lejos, muy lejos,

aunque habrá de volver pronto a tu lado;

pasada una hora más, será contigo, [700]

si bien son necesarios muchos días

para ver cuanto voy a revelarle.

ADA

¿Cómo eso puede ser?

LUCIFER

¿Con mundos viejos

no formó el Hacedor en pocos días

el mundo que ahora veis? ¿Por qué no habría [705]

de poderle mostrar en rato breve

lo que él hizo, a su vez, en muchas horas,

pese a que le ayudé, y él lo deshizo

en muy pocas después.

CAÍN

Llévame pronto.

ADA

¿Es cierto que estará dentro de poco [710]

a mi lado otra vez?

LUCIFER

Te lo aseguro.

En nosotros los actos no se rigen

por la marcha del tiempo, pues podemos

lo eterno reducir a una hora sólo

o la hora dilatar eternamente. [715]

La medida mortal no nos atañe,

pero éste es un hondísimo misterio.

Ven conmigo, Caín.

ADA

¿Volverá?, dime.

LUCIFER

Será el primer mortal, sin contar uno, 

que habrá de regresar de donde vamos. [720]

Lo tendrás junto a ti, porque es preciso

para poblar el mundo donde vives,

que hoy se muestra expectante y silencioso,

por la gran escasez de moradores

ADA

¿Y dónde habitas tú?

LUCIFER

Por el espacio. [725]

¿Dónde iba yo a vivir? Donde residen

tus Dioses o tu Dios; allí me encuentro.

Nos repartimos todo: vida y muerte,

tiempo y eternidad; cielos y tierra

y aquel lugar que no es cielo ni tierra, [730]

pero que está poblado por aquellos

que un día vivirán o que han vivido

en uno de los dos. ¡Ese es mi reino!

Por eso yo con Él comparto un mundo

mientras impero en otro que no es suyo. [735]

¿Podría estar acá si así no fuese?

En el campo visual de los mortales

sus ángeles están.

ADA

Y ya lo estaban

cuando habló la serpiente tentadora

aquella aciaga vez a nuestra madre. [740]

LUCIFER

¿Escuchaste, Caín?; si ciencia ansías,

puedo apagar tu sed; yo no te exijo

que dejes de comer fruta ninguna,

hurtándote algún bien que se dignara

dejarte el Vencedor. Sigúeme, entonces. [745]

CAÍN

Ya te lo dije, Espíritu. ¡Voy presto!

(Se van Caín y Lucifer)

ADA

¡Escúchame, Caín, hermano mío!

(Se va tras ellos)

Caín
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006_split_000.xhtml
sec_0006_split_001.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_042.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_043.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_044.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_045.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_046.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_047.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_048.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_049.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_050.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_051.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_052.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_053.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_054.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_055.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_056.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_057.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_058.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_059.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_060.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_062.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_063.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_064.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_065.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_066.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_067.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_068.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_069.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_070.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_071.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_072.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_073.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_074.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_075.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_076.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_077.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_078.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_079.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_080.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_081.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_082.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_083.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_084.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_085.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_086.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_087.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_088.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_089.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_090.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_091.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_092.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_093.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_094.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_095.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_096.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_097.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_098.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_099.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_100.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_101.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_102.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_103.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_104.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_105.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_106.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_107.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_108.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_109.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_110.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_111.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_112.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_113.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_114.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_115.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_116.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_117.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_118.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_119.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_120.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_121.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_122.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_123.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_124.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_125.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_126.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_127.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_128.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_129.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_130.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_131.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_132.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_133.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_134.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_135.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_136.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_137.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_138.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_139.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_140.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_141.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_142.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_143.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_144.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_145.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_146.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_147.xhtml