IX
Siempre desconfió de Albridge y llevaba razón. La sensación de traición en la boca del estómago al conocer de las andanzas de un hombre que debería hacer cumplir la ley, le enfurecía hasta extremos intolerables. Le molestaba asimismo que uno de los hombres que más apreciaba y respetaba, con el que había pasado la dura instrucción previa a acceder al cuerpo, hubiera soportado amenazas, vejaciones y coacciones sin acudir a él. Le enfurecía, pero no le extrañaba teniendo en cuenta la historia que ambos habían compartido en el pasado.
Se la debía. Y aunque no fuera así, la palabra de un hombre como Robert Norris era suficiente para él.
Por la mente se le cruzó la imagen del oscuro hombre que nada más conocerle, le aborreció, curioso. Un conocido había dicho. La ira que emanó del inmenso cuerpo casi se pudo palpar. Sí, señor, curioso.