LA GRAN MATANZA

Los incendios que asolaron buena parte del oeste de América durante el verano de 1988 fueron un gran desastre, pero nada en comparación con un incendio mucho más grande que ocurrió hace unos 65 millones de años.

Aquella época de la desaparición de los dinosaurios se ha convertido en tema corriente de controversia científica en los últimos años. Muchos científicos han especulado sobre la posibilidad de que una tremenda catástrofe originada en el espacio exterior fuera la causa de la extinción de los dinosaurios.

En las capas rocosas que se formaron hace unos 65 millones de años hay una sorprendente cantidad del raro metal iridio. El iridio es muy raro en la corteza terrestre, pero común en los meteoritos y cometas. Esta capa de iridio de 65 millones de años de antigüedad ha sido encontrada por todas partes donde han mirado los científicos, por lo que se presume que un gran asteroide o cometa chocó contra la Tierra hace 65 millones de años y mató a la mayoría de las especies vivientes en ella, incluidos los dinosaurios.

¿Por qué murieron en toda la Tierra, si el asteroide la alcanzó sólo en un lugar? La primera respuesta fue que el asteroide levantó una enorme nube de roca pulverizada, tierra y polvo, que se extendió por toda la atmósfera superior, ocultando la luz del Sol durante meses. Esto habría matado a la mayoría de las plantas del mundo y también de los animales, ya que éstos dependen directa o indirectamente de las plantas para su manutención.

Aquel enorme impacto tuvo que hacerse sentir de otras maneras. Es probable por ejemplo que el asteroide cayese en el mar, ya que éste ocupa el 70 por ciento de la superficie de la Tierra. Desde luego habría penetrado hasta el fondo del mar y levantado de él la mortal nube de polvo que ocultó la luz del Sol. Pero también habría agitado el agua, produciendo un horrible tsunami o maremoto.

Un grupo de geólogos encabezado por Joanne Bourgeois estaban estudiando las capas rocosas del este de Texas cuando tropezaron con una capa de piedra arenisca de unos sesenta centímetros de espesor. Había en ella fragmentos de conchas, madera, dientes de peces, etc., y en la parte superior señales de ondas que pudieron ser producidas por las olas. Y a todo esto se le calculó una antigüedad de 65 millones de años.

Por consiguiente, los geólogos supusieron en 1988 que el asteroide o cometa que había chocado con la Tierra en aquel entonces debió caer en el golfo de México. La piedra arenisca sería entonces resultado de la enorme masa de agua que rompió sobre las costas del golfo y se retiró lentamente, haciendo estragos. Este maremoto sólo habría afectado a una determinada parte de la Tierra. Pero si la capa de piedra arenisca ha sido correctamente interpretada, al menos refuerza la teoría de un gran impacto desde el espacio exterior.

Sin embargo, el asteroide aún debió de producir un efecto peor. Edward Anders, de la Universidad de Chicago, y otros investigadores, han descubierto recientemente que aquella capa clave de piedra de 65 millones de años de antigüedad se encontraba en lugares tan diversos como Suiza, Dinamarca y Nueva Zelanda. Dondequiera que mirasen encontraban una capa de hollín de cien a diez mil veces más concentrado de lo que parecía lógico esperar.

Probablemente este hollín era los restos de un incendio.

Estudiando su exacta naturaleza, la cantidad de carbono presente y la proporción de las diferentes variedades atómicas (o isótopos) que contenía, los geólogos llegaron a la conclusión de que todo se debía a un solo incendio, un incendio a escala mundial.

Este sería el escenario. El enorme objeto procedente del espacio exterior debió perforar la corteza de la Tierra. Además, para producir la gran nube de polvo y la enorme marea, también debió dar salida a la roca calentada (magma) de debajo de la corteza. El magma debió surgir tanto en el lugar de la perforación original como en otras muchas partes de la Tierra, al ser agrietada su corteza por el impacto.

Una tremenda actividad volcánica debió provocar incendios simultáneos en muchos lugares diferentes, contribuyendo a la conflagración de alcance más o menos mundial que tuvo lugar en la superficie del mundo. El hollín es rico en compuestos orgánicos, lo cual indica que debieron extinguirse grandes cantidades de vida microscópica.

También existe la posibilidad de que se produjese dióxido de carbono suficiente para producir un calentamiento a consecuencia del efecto invernadero. Debieron producirse óxidos de nitrógeno que darían por resultado un largo período de lluvia ácida. Y debieron formarse monóxido de carbono y otros compuestos que contenían carbono y que envenenaron la atmósfera durante un tiempo.

Es una imagen tan espantosa que me pregunto si será correcta. No puedo dejar de considerarlo como una gran matanza, con la nube de polvo en la atmósfera superior, los maremotos, los incendios continentales, el dióxido de carbono, la lluvia ácida y venenos de toda clase. Una escena catastrófica, sobrecogedora. Si todo esto ocurrió hace 65 millones de años, fue sin duda lo que mató a los dinosaurios. Pero entonces se plantea una cuestión: ¿Cómo pudo salvarse alguna forma de vida? ¿Cómo es posible que hoy existamos nosotros?

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