Lo estudié durante años…
Sobre todo en la década de los ochenta.
¿Pueden los muertos comunicarse por teléfono con los vivos?[42]
Las investigaciones de Rogo y Bayless, en el siglo pasado, me fascinaron. Quedé tan sorprendido como ellos. Lograron reunir 400 casos.
Lo habitual es una llamada telefónica, breve, y una conversación con alguien que está muerto. Después, al chequear en la compañía telefónica correspondiente, dicha llamada no existe. Nunca quedó registrada.
Durante cuarenta años he prestado especial atención a estos casos de «resucitados». Las sorpresas han sido importantes…
Me limitaré a exponer algunas de estas vivencias, sencillamente imposibles.
En diciembre de 1997 andaba yo investigando ovnis (como siempre). Pues bien, de pronto, alguien me habló de Ea (nombre supuesto). Había tenido una curiosa experiencia…
Me faltó tiempo para presentarme en su domicilio, en Murcia.
Esto fue lo que manifestó Ea:
Sucedió en marzo de este mismo año (1997)…
Mi padre falleció en octubre de 1996…
Yo me encontraba en casa de mi madre…
Y hacia las cuatro o las cinco de la tarde me senté en la misma silla en la que solía hacerlo mi padre…
Deseaba ver un vídeo sobre el fenómeno ovni…
Me lo entregaron al comprar la revista OVNI…
Mi aparato estaba roto y opté por ver dicho vídeo en la casa de mi madre…
Me levanté, para activarlo, y en eso sonó el teléfono fijo…
Lo descolgué y pregunté:
—¿Dígame?… ¿Diga?…
Nadie respondió.
Durante unos segundos sólo escuché silencio. Era como un vacío…
Y terminé colgando…
No le di mayor importancia y me dediqué a contemplar el vídeo…
Fueron 35 o 40 minutos…
Al terminar, nada más concluir el documental, volvió a sonar el teléfono…
Y pregunté de nuevo:
—¿Dígame…?
La respuesta fue la misma: silencio…
Colgué y, casi de inmediato, sin saber por qué, miré por la ventana…
En el cielo, no muy lejos, había una nube blanca y algodonosa…
De pronto vi salir un objeto de dicha nube…
Era alargado y estrecho como un boomerang…
Lentamente se fue acercando a otra nube, mucho más negra…
Entró en esta segunda nube y desapareció…
Al poco de ocultarse el boomerang en la nube oscura vi aparecer un avión militar, un «caza»…
Voló por encima de la nube blanca y terminó desapareciendo de mi vista…
Me quedé allí un rato, perplejo, pero el objeto no se presentó…
Presumiblemente se quedó dentro de la nube negra…
Por supuesto, el objeto en forma de boomerang no era nada conocido…
Era un ovni, sencillamente…
Al principio, aunque sorprendido, no relacioné la visión del ovni con las llamadas telefónicas…
Fue después, al hablar con mi mujer sobre lo sucedido, cuando ella recordó algo importante y que yo había olvidado: mi padre y yo teníamos una costumbre. Nos avisábamos cuando sabíamos de algún programa de ovnis. Usábamos el teléfono. No importaba que fuera en la radio, en televisión, o una noticia o un reportaje en un periódico o en una revista…
El primero que se enteraba llamaba al otro…
Ahora pienso que las llamadas telefónicas fueron un aviso de mi padre…
Él quería que yo viera aquel objeto…
De esta forma, él me dio a entender que sigue en «otra parte»…
Y yo me pregunto: ¿pudo ser también una forma de decirle a su hijo «Estoy bien»?
Quién sabe…