3 meses después.
La muchedumbre estaba atenta a su salida. Después de dos meses
planeando el evento había llegado el día de dar la cara ante todo
el mundo. Había trabajado mucho para que todo saliera como quería.
Zack sostenía a Arya entre sus brazos, susurrándole palabras
tranquilizadoras. Estaba de los nervios. —Tranquila cariño, va a
salir todo bien —la animó. —Estoy como un flan. —Un flan muy
suculento, por cierto —sonrió socarrón. Llevaba puesto un estrecho
vestido largo de noche de color morado con incrustaciones de
Svarowsky de palabra de honor que se amoldaba a sus curvas de
vértigo. Tras el embarazo su figura se había estilizado mucho más y
con mucho esfuerzo, estaba en un peso normal. No es que le
importara demasiado. Comía lo que tenía que comer, y a veces, se
daba el homenaje de comer algún que otro dulce que paladeaba con
pasión en sus papilas gustativas. Ya no sentía asco de sí misma.
Zack le había enseñado a quererse y gracias a que él la quería con
pasión, lo había conseguido. Ya no le importaba tener lorzas en su
barriga, la hacían más real. Tras dejar el mundo de los desfiles de
moda con modelos que se consideraban perfectas, por creer que eran
superficiales y que causaban complejos al resto de la sociedad,
había montado una gala benéfica con modelos de todas las tallas,
mujeres y hombres de todas las edades y diseñadores de varias
partes de España para recaudar fondos para los centros de
trastornos alimenticios y ayudar a la gente con ese tipo de
problemas. Quería mostrarle al mundo lo que era la verdadera
belleza. Cada uno, a su manera, era bello, solo había que sacarse
partido, quererse y aceptarse. —¿Estoy guapa? —Cyntia, la chica con
obesidad que estuvo con ella en el centro convirtiéndose en su
mayor apoyo allí dentro, estaba allí. Había perdido muchos kilos
pero aun mantenía sus formas redonditas. Estaba preciosa vestida
con un vestido largo de Victorio y Luccino de color negro que
marcaba sus formas convirtiéndola en una mujer de lo más sexy.
—Estas preciosa —sonrió Lory con sinceridad. Quien dirigía el
evento le comunicó que estaba a punto de comenzar. Las manos le
temblaban. Era la primera vez que se ponía de esa forma ante un
desfile, pero ese, era completamente distinto al resto. Ella lo
había organizado y planeado junto a Zack, Ethan y Maggie. Le
serviría para la promoción de su marca. Sus maquilladoras habían
trabajado mucho para dejar a todos los modelos listos. Maggie
retocaba el maquillaje para los primeros modelos, una mujer de unos
cincuenta años junto a su marido, vestidos de forma elegante.
—¡Todo preparado! —indicó—. ¡Qué comience la música! El telón del
escenario comenzó a abrirse pausadamente y la canción “
Can’t Remember to forget you” de “
Rihanna y
Shakira”
comenzó a sonar. Las luces se encendieron y enfocaron al centro del
escenario, donde los primeros modelos comenzaron a desfilar. Allí
no había normas, cada pareja desfilaba a su manera, bailando,
sonriendo e incluso saltando, cada uno mostrando sus estilismos con
soltura, con naturalidad, siendo ellos mismos y divirtiéndose
mientras las cámaras los grababan para que el desfile se
retransmitiera en televisión. Gente de todos los tipos fue
circulando, incluso Maggie, Ethan y hasta la pequeña Nadia con sus
padres, salieron al escenario. Zack y Lory, junto a la pequeña Arya
con un vestidito de color negro muy pomposo, eran los últimos. —Es
tú momento, cariño —la animó Zack cogiéndola de la mano. Él había
decidido ser él mismo, vestido como un completo rockero con sus
ropas de cuero, mientras que Lory, lucía tan elegante como siempre
enmarcando sus exuberantes curvas. Arya iba con el peto de AC/DC y
un tutú negro. La canción “
A quién le
importa” de “
Fangoria” comenzó a
sonar para ellos. Eran como la noche y el día, pero así eran ellos.
Quería demostrar con ello que no importaban las diferencias entre
las personas, todo el mundo era cómo quería ser y las palabras
sobraban ante aquella muestra de verdad. Mientras el resto se
colocaba tras ellos, Lorraine, Zack y Arya, quedaron en un primer
plano, oyendo los aplausos de todos los invitados que los
acompañaban. Las cámaras no dejaban de tirar fotos, los flashes los
cegaban, sin embargo sus sonrisas eran contagiosas y se notaba la
alegría. En el centro del escenario había un micrófono. Había
llegado el momento de hablar. Lory llevaba mucho tiempo pensando en
lo que diría. Carraspeó con fuerza y la gente comenzó a quedarse en
silencio. Zack le apretó la mano en señal de apoyo y Lory se acercó
al micrófono. —¡Buenas noches! Muchas gracias a todos por venir
—saludó. Tenía miedo de que se le olvidara todo lo que tenía que
decir. Por un momento se había quedado en blanco y no sabía por
dónde comenzar. Observó a toda la gente que llenaba el teatro donde
se estaba celebrando el desfile y suspiró con fuerza armándose de
valor—. Hace un año mi vida estaba descontrolada. Mi trabajo
ocupaba todo mi tiempo y me olvidaba incluso de mí misma. Mi mente
llevaba años jugándome malas pasadas y yo lo único que intentaba
era ser perfecta —comenzó y respiró hondo antes de continuar—. Tras
estar rodeada de un mundo lleno de superficialidad, trabajando con
grandes diseñadores y modelos que en lo único que piensan es en
mantener su apariencia haciéndole creer a la sociedad que sus
medidas son las únicas que se pueden considerar perfección, yo me
lo creí. En realidad, quería ser como ellos, lo que no me daba
cuenta es que cada persona tiene su propia fisonomía y yo no soy de
hueso fino, que digamos —sonrió y la gente le devolvió la sonrisa.
Nadie la juzgaba, escuchaban sus palabras con atención y asentían
de vez en cuando estando de acuerdo con sus palabras—. Tengo curvas
y hace unos meses estaba muy por debajo de mi peso, enfermando,
poniendo en peligro mi vida. La prensa me criticó duramente y yo me
hundí, empeorando hasta un punto en que creí que no iba a salir
jamás-continuó mencionando lo que le había ocurrido. Hablar de ello
no era fácil, sin embargo se le antojaba liberador. Quería mostrar
al mundo por lo que había pasado, si tras sus palabras seguían
juzgándola, eran gilipollas—. Por suerte reaccioné. Tras el último
desfile en el que participé entendí que no quería formar parte de
en un mundo así. ¿Por qué apoyar ese mundo tan superficial? Fui
testigo de cómo las modelos eran tratadas durante años como
objetos, controladas por sus agentes para que no engordaran ni un
solo gramo y vigilando todo lo que comían. No podía cerrar los ojos
ante aquello sin dar mi opinión al respecto. Ahí es cuando yo
estaba peor. Apenas comía, vomitaba..Fue horrible. ¿Y sabéis lo que
hice? —La gente negó embrujada con la voz de Lorraine—. Decidí
poner fin. Con la ayuda de mi gran amiga Maggie, Ethan y el amor de
mi vida, Zack, conseguí salir. Ingresé en un centro de trastornos
alimenticios y comencé mi nueva vida. Todo parecía ir viento en
popa, me sentía bien. Había aprendido nuevos hábitos, pero algo
ocurrió en mi vida que me puso en peligro. —Cogió aire con
profundidad para continuar. A lo mejor esa gente pensaba que era
una pesada, pero necesitaba soltarlo todo—. Me quedé embarazada de
esta preciosidad —miró a Arya que sonreía en brazos de su padre—.
Tener bulimia o anorexia no solo pone en peligro nuestra propia
vida. Cuando una mujer con ese tipo de trastornos se queda
embarazada, su bebé corre riesgo. Durante meses temí por la vida de
mi pequeña más que por la mía. Ha sido lo más duro que he vivido en
toda mi vida. Mis problemas con la comida no eran nada comparados
con el sentimiento de culpa que albergaba al pensar que mi idiotez
había puesto en peligro a una vida que iba a nacer fruto del amor.
Durante meses temí perderla. »Sufrí muchos dolores, muchas nauseas,
contraje diabetes gestacional, pero ir al médico y ver como mi
pequeña crecía de forma normal y estaba sana, era lo que me hacía
seguir adelante. Eso me hacía creer que todos las adversidades que
podrían ocurrir a mi no me pasarían, pero no tuve esa suerte. Casi
muero durante el parto, mi corazón se paró. —La gente gimió
sorprendida. La prensa nunca supo la historia al completo y
contarlo ahí, estaba a punto de hacerla llorar—. Arya nació a los
siete meses, por suerte, sana y salva y yo sobreviví. En ese
momento me di cuenta de una verdad que se ha dicho durante siglos,
pero que en realidad el ser humano no somos capaces de aplicar; la
vida son dos días y hay que disfrutarla al máximo. Con todo el
apoyo que me rodeaba, salí adelante. ¡He salido adelante! —dijo con
voz animada—. Después de diez años destrozándome he encontrado el
rumbo que quiero seguir. He aprendido a quererme tal y como soy.
Cada persona es diferente y todos tenemos belleza rodeándonos,
simplemente debemos encontrarla, aceptarla y que el resto del mundo
comprenda que no todo es un cuerpo bonito. Si todos fuéramos
perfectos, el mundo sería aburrido, ¿no creéis? —Un enorme sí
resonó entre la multitud. Los modelos también corearon la
afirmación—. Cuando tenía quince años el hombre que tengo a mi lado
me dijo una frase que permanece en mi cuerpo tatuada desde
entonces. Me la dijo una vez y yo le creí. El amor no es encontrar
a una persona perfecta, es ver perfecta a una persona perfectamente
imperfecta. Todos somos Perfectamente Imperfectos y eso es lo que
nos hace especiales y no debemos cambiar aunque no sea lo que les
guste a otras personas. Hizo una pausa en su discurso cuando
escuchó como la gente aplaudía y sonrió con ganas al ver la
aceptación de la gente. —Muchas gracias a todos por vuestra
presencia esta noche, solo espero que esto sirva para que el mundo
entero se de cuenta de la verdad que se esconde en nuestra sociedad
materialista. No debemos dejarnos influenciar por lo que vemos. Hay
que centrarse en lo que sentimos y sobre todo, apoyarnos en los
demás. Y ahora, ¡qué continúen los desfiles de nuestros modelos
Perfectamente Imperfectos! Con un aplauso Lory se retiró del
escenario junto a Zack y la pequeña y los desfiles continuaron.
Maggie la esperaba entre bastidores con una sonrisa y la abrazó con
fuerza. —Has estado impresionante, cariño. Me has hecho llorar,
cabrona —balbuceó con un pañuelo entre sus manos. Lory se encogió
de hombros. Los nervios habían desaparecido dando paso a una calma
que hacía mucho que no sentía. Se sentía en paz consigo misma, con
el mundo. Declarar ante todos lo que pensaba había abierto su
mente. Era el último paso para avanzar. Zack dejó que Maggie
cogiera a Arya y se acercó a su mujer Imperfecta tras abrazar a su
hermana Tatiana que estaba preciosa esa noche. —Eres la mejor del
mundo, Lorraine. —La besó en los labios con pasión, demostrando el
orgullo que sentía por el valor mostrado. Habían pasado por mucho.
Muchos años separados; un encuentro inesperado, pero al final
habían acabado juntos, con una hija y completamente enamorados. No
había un final mejor para ellos. Podía ser que en el futuro hubiera
complicaciones, pero ansiaban vivir el presente con sus mejores
sonrisas, disfrutar y saltar cualquier obstáculo que se les
presentara. —Te quiero, Zack. Sin ti nunca habría salido de todo
esto. Tu me has hecho una mujer Perfectamente Imperfecta.
La autora
Melanie Alexander nació en Barcelona un 30 de marzo del año 1992.
Adicta a la música y a los libros, en cualquier momento busca poder
evadirse del mundo real. Su pasión por la lectura comenzó hará unos
años, descubriendo así un mundo en el que podía inmiscuirse como la
protagonista y sentirse identificada con los personajes hasta
llegarse a clavar profundamente en su interior. Ella estudió para
ser Administrativa, pero su imaginación la llevó a crear sus
propias historias. Comenzó con relatos cortos y al cabo de un
tiempo decidió crear su propia historia e intentar algo con ella.
Para ella es un sueño por realizar. Como amante de la literatura y
sobre todo de la novela romántica paranormal, decidió intentar
escribir la suya propia, dando paso a Recuerdos, la primera parte
de una trilogía de libros que no te dejará indiferente llamada El
grimorio de los dioses, la cual ganó el premio a Mejor historia
romántica paranormal autopublicada en la web Pasión por la novela
romántica y fue finalista en los premios Colmillo de oro de la web
Más que vampiros en 2012 a mejor autora novel. Actualmente ya está
la trilogía terminada y publicada en CreateSpace y Amazon y están
disponibles en ambas plataformas con el sello de la Colección LCDE.
El segundo de la saga se titula “La búsqueda” y finaliza con
“Inframundo”, además de un relato corto llamado “Cambios
permanentes” publicado en la antología solidaria “Veinte Pétalos”
junto a otros 19 autores. Con “Perfectamente Imperfecta”, cambia
por completo de género lanzándose en la contemporánea. Melanie
continúa escribiendo y actualmente trabaja en otra saga paranormal
llamada Arcontes, de la que el primero ya está terminado, a parte
de estar con unos cinco proyectos más a los que le tiene muchas
ganas.
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Twitter:
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Sus novelas
RECUERDOS
LA BÚSQUEDA
INFRAMUNDO
TRILOGÍA EL GRIMORIO DE LOS DIOSES
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15/12/2014