Preámbulo

[…] En la pragmática de los señores Reyes Católicos de gloriosa memoria, nuestros progenitores, se provee y ordena acerca de la impresión y venta de libros que en estos reinos se hicieren; y asimismo, de que, cada año, los inquisidores y ordinarios y ministros del Santo Oficio declaren y publiquen los libros que son reprobados, y en que hay errores y herejías, prohibiéndolos bajo graves censuras y penas contra los que los tienen, leen y encubren. […]

Hay en estos reinos muchos libros, en latín y en romance y otras lenguas, que contienen herejías, errores y falsas doctrinas sospechosas y escandalosas y muchas novedades contra nuestra santa religión y fe católica. Y los herejes que en estos tiempos tienen pervertida y dañada tanta parte de la Cristiandad procuran con gran astucia, por medio de los dichos libros, sembrando con cautela y disimulación en ellos sus errores, derramar e imprimir en los corazones de los súbditos y naturales de estos reinos (que por la gracia de Dios son tan católicos cristianos) sus herejías y falsas opiniones. Y, al no estar provistos de remedio suficiente, el daño podría venir a ser muy grande. […]

En estos reinos hay y se venden muchos libros, en latín y en romance y otras lenguas, de materias vanas, deshonestas y de mal ejemplo, de cuya lectura y uso se siguen grandes y notables inconvenientes. Y porque compete a Nos proveer en todo lo susodicho, como en negocio tan importante al servicio de Dios Nuestro Señor, y por el bien y beneficio de los nuestros súbditos y naturales, fue acordado que debíamos mandar esta nuestra carta, la cual queremos que tenga fuerza de ley y pragmática sanción.

 

Extractos de la pragmática dada

a 7 de septiembre de 1558 por Felipe II