Epígrafe

Entre las artes e invenciones sutiles creadas por los hombres, se debe tener por muy señalada el arte de imprimir libros, por dos principales razones: la primera, porque concurren en ella muchos medios para lograr su fin, y cada uno de ellos es de muy sutil invención y casi admirable; la segunda, por la gran utilidad que de ella se sigue. Notorio es que antes de su invención eran muy raros los que tenían posibilidad de comprar los libros, por el mucho precio que valían, y pocos bastaban para surtir las librerías. Empero, después de la invención de esta divina arte, a causa de la mucha copia de libros, manifiesta es la multiplicación y gran fertilidad que hay en toda la Cristiandad de grandes hombres en todas las materias, y cuán en la cumbre están hoy todas las Artes y Ciencias.

JACOBO CROMBERGER,

introducción a la Visión deleitable,

de Alfonso de la Torre (1526)

Gocen los lectores de nuestros días, y los que vinieren, de tamaño bien como es el arte de la imprenta. Porque parece una maravilla revelada por Dios para que hayan lumbre los ciegos de la ignorancia. Antes andaban muchos turbados en las tinieblas por mengua de libros, no instruidos en la doctrina de las costumbres de la virtud, y mal enseñados en la muy santa y sagrada Escritura, saber bien la cual es tan provechoso como necesario. Y pueden ahora, sin mucho trabajo y pocos gastos, haber tanta parte como el ingenio de cada uno tomar pudiere…

PABLO HURUS,

colofón al Libro de albeitería,

de Manuel Díez (1495)