Nunca entendí por qué a ningún diario argentino se le ocurrió enviar un cronista a seguir el partido Argentina-Inglaterra desde Puerto Argentino. Allí no admiten criollos, pero esa no es suficiente excusa: podrían haber mandado a uno de otra nacionalidad. Hoy muchos argentinos tienen más pasaportes que un agente secreto de la CIA o de la KGB.