CAPÍTULO 19

Tessa

«Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.» «Me estaba follando a Molly.»

Las palabras de Hardin resuenan en mi cabeza mucho después de que haya salido para siempre de mi vida con un portazo. Intento tranquilizarme antes de bajar a reunirme con los demás.

Debería haber sabido que estaba jugando conmigo, que seguía liándose con ese putón. Seguro que ha estado acostándose con ella todo el tiempo que hemos estado «saliendo» juntos. ¿Cómo puedo ser tan tonta? Anoche estuve a punto de creerlo cuando me dijo que me quería. Pensaba: «¿Por qué, si no, ha venido en coche hasta Seattle?». Pero la verdadera razón es ésta: porque es Hardin y hace ese tipo de cosas para marearme. Siempre las ha hecho y siempre las hará. Me confunde lo culpable que me siento por haberle soltado que besé a un tipo y por haberlo culpado a él de lo sucedido anoche, cuando sé perfectamente que yo quería que pasara tanto como él. Sólo es que no quiero admitirlo, ni ante él, ni a mí misma.

Se me revuelve el estómago al imaginármelo con Molly. Si no como pronto, voy a devolver. No sólo por la resaca, sino también por la confesión de Hardin. Tenía que ser con Molly… La detesto. La estoy viendo, con su sonrisa de superioridad, disfrutando al saber el daño que me hace que vuelva a acostarse con él.

Esos pensamientos funestos me acosan como buitres hasta que detengo el ataque de nervios justo al borde del abismo, me limpio los lagrimales con un pañuelo de papel y cojo el bolso. En el ascensor estoy a punto de derrumbarme de nuevo, pero para cuando llego a la planta baja ya he recuperado el control.

—¡Tessa! —me llama Trevor desde la otra punta del vestíbulo—. Buenos días —dice acercándome una taza de café.

—Gracias, Trevor. Te pido disculpas por el comportamiento de Hardin anoche —empiezo a decir.

—No pasa nada, de verdad. Ese chico es un poco… ¿intenso?

Casi me echo a reír, pero la sola idea me da náuseas.

—Sí… Eso…, intenso —mascullo, y le doy un sorbo al café.

Mira el móvil y se lo guarda otra vez en el bolsillo.

—Kimberly y Christian bajarán dentro de unos minutos. —Sonríe—. ¿Hardin sigue aquí?

—No, y tampoco va a volver —replico tratando de fingir que no me importa—. ¿Has dormido bien? —pregunto para cambiar de tema.

—Sí, pero estaba preocupado por ti.

Su mirada se posa en mi cuello y me recoloco el pelo por si se me ve el chupetón.

—¿Y eso? —digo.

—¿Puedo preguntarte algo? No quiero que te siente mal ni nada… —lo dice con tono cauto y eso me pone un poco nerviosa.

—Sí…, adelante.

—¿Alguna vez… alguna vez te ha hecho daño Hardin? —me suelta entonces mirando al suelo.

—¿Qué? Discutimos constantemente, así que, sí, me hace daño a todas horas —le contesto. Luego le doy otro sorbo a la deliciosa taza de café.

Trevor me mira con ojos de cordero.

—Me refiero a físicamente —musita.

Ladeo la cabeza para poder verlo bien. ¿Me está preguntando si Hardin me ha pegado alguna vez? Me quiero morir.

—¡No! —exclamo—. Por supuesto que no. Él nunca haría algo así.

Por su mirada, sé que no era su intención ofenderme.

—Perdona… Es sólo que parece muy violento y siempre está enfadado.

—Hardin está enfadado con el mundo y a veces se pone violento, pero nunca, jamás, me pondría la mano encima.

Resulta raro, pero Trevor me está cabreando por acusar a Hardin de una cosa así. Él no lo conoce… Aunque, por lo visto, yo tampoco.

Permanecemos de pie varios minutos en silencio y le doy vueltas al asunto hasta que veo el pelo rubio de Kimberly acercándose a nosotros.

—Perdóname, de verdad. Sólo es que creo que te mereces que te traten mucho mejor —añade Trevor en voz baja antes de que los demás se unan a nosotros.

—Me encuentro fatal. Peor que fatal —gruñe Kimberly.

—Yo también. La cabeza me va a explotar —comparto con ella mientras recorremos el largo pasillo que conduce a la sala de congresos.

—Sí, pero tú tienes un aspecto magnífico y yo todavía llevo pegadas las legañas —añade.

—Estás preciosa —le dice Christian, y la besa en la frente.

—Gracias, cariño, pero tú no eres objetivo. —Kimberly se ríe y a continuación se masajea las sienes.

—Parece que esta noche no vamos a salir —interviene Trevor con una sonrisa.

Todo el mundo está de acuerdo con él.

Llegamos al congreso y voy directa a la mesa del desayuno a coger un cuenco de cereales. Como más deprisa de lo que debería y no puedo dejar de pensar en lo que dijo Hardin. Me habría gustado poder besarlo una vez más… No, no, mal. Se ve que todavía estoy borracha.

Los seminarios se suceden con rapidez, y aunque Kimberly gruñe porque el volumen del micrófono del orador principal está demasiado alto, a mediodía mi dolor de cabeza ya casi ha desaparecido.

Mediodía. Hardin ya debe de haber llegado a casa. Seguro que está con Molly. Seguro que se ha ido directamente a buscarla sólo para fastidiarme. ¿Se habrán acostado ya en nuestro antiguo dormitorio? ¿En la cama que era para nosotros? Recuerdo sus caricias y cómo gemía mi nombre anoche, y de repente el cuerpo de Molly sustituye al mío. Lo único que veo es a Hardin con Molly. A Molly con Hardin.

—¿Me has oído? —pregunta Trevor sentándose a mi lado.

Sonrío para disculparme.

—Perdona, tenía la cabeza en otra parte.

—Como esta noche nadie quiere salir, me preguntaba si te gustaría cenar conmigo. —Miro sus relucientes ojos azules y, como tardo en responder, tartamudea—: Si no te apetece…, no pasa nada.

—La verdad es que me encantaría —le digo.

—¿De verdad? —Por fin respira. Se nota que pensaba que lo iba a rechazar, y más después del modo en que Hardin se comportó con él anoche.

Durante las siguientes cuatro horas de charlas y conferencias, dejo que mi corazón disfrute sabiendo que Trevor aún quiere salir conmigo después de que el energúmeno de mi ex lo haya amenazado.

—Qué bien que por fin ha terminado. Necesito dormir —gruñe Kimberly mientras subimos al ascensor.

—Parece que te estás haciendo mayor —se burla Christian, y ella pone los ojos en blanco y apoya la cabeza en su hombro.

—Tessa, mañana por la mañana, mientras ellos están reunidos, nosotras nos iremos de compras —dice antes de cerrar los ojos.

Por mí, perfecto. Igual que una cena tranquila en Seattle con Trevor. De hecho, suena de maravilla después de mi noche salvaje con Hardin. No me está gustando mi comportamiento este fin de semana: he besado a un desconocido y prácticamente obligué a Hardin a que se acostara conmigo. Y ahora me voy a cenar con otro tío. No obstante, este último es el menos malo de todos, y sé que no habrá sexo con él.

«Puede que tú no tengas sexo, pero seguro que Hardin y Molly…», empieza a decir mi subconsciente. Qué pesado, ya me está tocando las narices.

Al llegar a la puerta de mi habitación, Trevor se detiene y dice:

—Pasaré a recogerte a las seis y media, si te parece bien.

Le sonrío, asiento y entro en la escena del crimen.

Iba a intentar echarme una siesta antes de salir a cenar con él, pero termino dándome otra ducha. Me siento sucia después de todo lo que ocurrió anoche y necesito quitarme el olor de Hardin de la piel. Hace dos semanas estaba segura de que el día de hoy iba a ser muy distinto. Hardin y yo estaríamos haciendo las maletas para ir a visitar a su madre a Londres por Navidad. Ahora ni siquiera tengo dónde vivir, lo que me recuerda que debo devolverle las llamadas a mi madre. Anoche me telefoneó mil veces.

Salgo de la ducha, empiezo a maquillarme y marco su número.

—Hola, Tessa —responde cortante.

—Perdona que no pudiera llamarte anoche. Estoy en Seattle, en el congreso de edición, y ayer estuvimos cenando hasta tarde con unos clientes.

—Anda, mira qué bien. ¿Está Hardin ahí? —pregunta. Ésa no me la esperaba.

—No… ¿Por qué lo dices? —contesto haciéndome la loca.

—Porque me llamó anoche intentando averiguar dónde estabas. No me gusta que le hayas dado mi número. Sabes lo que opino de él, Theresa.

—Yo no le he dado el número…

—Creía que habíais roto —me corta.

—Hemos roto. Yo rompí con él. Será que necesita preguntarme algo sobre el apartamento o algo parecido —miento.

Debía de estar muy desesperado para llamar a casa de mi madre. Me alegro, pero también me duele.

—Ya que lo mencionas, no vamos a poder encontrarte habitación en una residencia hasta pasadas las vacaciones de Navidad. Como no tienes que ir a trabajar y tampoco habrá clases, puedes quedarte aquí hasta entonces.

—Ah… Vale.

No quiero pasar las vacaciones de Navidad con mi madre, pero ¿acaso tengo elección?

—Te veo el lunes. Y, Tessa, si sabes lo que te conviene, procura no acercarte a ese chico —dice antes de colgar.

Una semana en casa de mi madre. El infierno. No sé cómo he podido vivir allí durante dieciocho años. La verdad es que no me había dado cuenta de lo horrible que era hasta que disfruté de un poco de libertad. A lo mejor, como Hardin se va a Inglaterra el martes, podría pasar dos noches más en el motel y luego quedarme en el apartamento hasta que él regrese. No me apetece nada volver allí, pero firmé el contrato de alquiler y Hardin no tiene por qué enterarse.

Miro el móvil y veo que ni me ha llamado ni me ha enviado ningún mensaje. Lo sabía. No me puedo creer que se acostara con Molly y me lo restregara luego por la cara. Lo peor es que, si no le hubiera soltado que besé a un tipo, no me lo habría contado. Igual que lo de la apuesta con la que empezó nuestra «relación». Y eso significa que no puedo confiar en él.

Termino de arreglarme y decido ponerme un vestido negro, sin adornos. Mis días de faldas plisadas de lana son cosa del pasado. Me aplico otra capa de corrector en el cuello y espero a que llegue Trevor. Como era de esperar, llama a la puerta a las seis y media en punto.

En mil pedazos
Cubierta.xhtml
Sinopsis.xhtml
Titulo.xhtml
info.xhtml
NotaEditor.xhtml
dedicatoria.xhtml
Prologo.xhtml
Cap001.xhtml
Cap002.xhtml
Cap003.xhtml
Cap004.xhtml
Cap005.xhtml
Cap006.xhtml
Cap007.xhtml
Cap008.xhtml
Cap009.xhtml
Cap010.xhtml
Cap011.xhtml
Cap012.xhtml
Cap013.xhtml
Cap014.xhtml
Cap015.xhtml
Cap016.xhtml
Cap017.xhtml
Cap018.xhtml
Cap019.xhtml
Cap020.xhtml
Cap021.xhtml
Cap022.xhtml
Cap023.xhtml
Cap024.xhtml
Cap025.xhtml
Cap026.xhtml
Cap027.xhtml
Cap028.xhtml
Cap029.xhtml
Cap030.xhtml
Cap031.xhtml
Cap032.xhtml
Cap033.xhtml
Cap034.xhtml
Cap035.xhtml
Cap036.xhtml
Cap037.xhtml
Cap038.xhtml
Cap039.xhtml
Cap040.xhtml
Cap041.xhtml
Cap042.xhtml
Cap043.xhtml
Cap044.xhtml
Cap045.xhtml
Cap046.xhtml
Cap047.xhtml
Cap048.xhtml
Cap049.xhtml
Cap050.xhtml
Cap051.xhtml
Cap052.xhtml
Cap053.xhtml
Cap054.xhtml
Cap055.xhtml
Cap056.xhtml
Cap057.xhtml
Cap058.xhtml
Cap059.xhtml
Cap060.xhtml
Cap061.xhtml
Cap062.xhtml
Cap063.xhtml
Cap064.xhtml
Cap065.xhtml
Cap066.xhtml
Cap067.xhtml
Cap068.xhtml
Cap069.xhtml
Cap070.xhtml
Cap071.xhtml
Cap072.xhtml
Cap073.xhtml
Cap074.xhtml
Cap075.xhtml
Cap076.xhtml
Cap077.xhtml
Cap078.xhtml
Cap079.xhtml
Cap080.xhtml
Cap081.xhtml
Cap082.xhtml
Cap083.xhtml
Cap084.xhtml
Cap085.xhtml
Cap086.xhtml
Cap087.xhtml
Cap088.xhtml
Cap089.xhtml
Cap090.xhtml
Cap091.xhtml
Cap092.xhtml
Cap093.xhtml
Cap094.xhtml
Cap095.xhtml
Cap096.xhtml
Cap097.xhtml
Cap098.xhtml
Cap099.xhtml
Cap100.xhtml
Cap101.xhtml
Cap102.xhtml
Cap103.xhtml
Cap104.xhtml
Cap105.xhtml
Cap106.xhtml
Cap107.xhtml
Cap108.xhtml
Cap109.xhtml
Cap110.xhtml
Cap111.xhtml
Cap112.xhtml
Cap113.xhtml
Cap114.xhtml
Cap115.xhtml
Cap116.xhtml
Cap117.xhtml
Cap118.xhtml
Cap119.xhtml
Cap120.xhtml
Cap121.xhtml
Cap122.xhtml
Cap123.xhtml
Agradecimientos.xhtml