¡DING, DONG, HA MUERTO LA BRUJA!
Si alguna vez hubo una bruja en Tinseltown —una bruja hechicera, no una que se las da de bruja como Margaret Hamilton, la Buena Chica de Gramercy Park—, una bruja real, genuina, experta en magia negra, no fuera otra que la difunta Gloria Swanson, flor de los corrales de Chicago.
¡DING, DONG, HA MUERTO LA BRUJA!
Y ni su doncella, ni su secretaria, ni su exhausto sexto marido pueden devolverle la vida.
Gloria se ha ido.
Sic transit gloria mundi!

La abeja reina