2 Generar riqueza
Como hemos visto, tienes —de hecho, todos tenemos— muchas cosas en tu interior. Sin duda, estarás de acuerdo conmigo en el hecho de que hay sensaciones que nos acompañan toda la vida. El recuerdo de haber hecho algo positivo por alguien, y ver claramente en nuestra mente la mirada de agradecimiento —o esa sonrisa que expresaba una gratitud que jamás ninguna palabra podría expresar—, es, sin duda, una de las mejores emociones que atesoramos. ¡Uno realmente puede llegar a hacerse adicto a la sensación de haber hecho algo bueno por alguien!
La riqueza es algo que, comúnmente, se asocia a la abundancia económica, es decir: al dinero. Pero en realidad deberíamos hacer una reflexión sobre este asunto. La verdad es que tener mucho dinero es solo un aspecto que puede ser importante en un momento determinado para rodearnos de cosas que nos aporten placer, pero el placer no es sinónimo de felicidad. Lo más importante, sin duda, es atesorar en nuestros corazones y mantener frescos en nuestra mente los recuerdos y las sensaciones que tenemos almacenadas, esas a las que nos referíamos antes: gratitud por parte de alguien a quien hemos ayudado o a quien le hemos aportado algo que era extremadamente urgente e importante.
Conoces la sensación, ¿verdad?
Sí, es esa alegría íntima que no se puede traducir en palabras. Es aquella sensación de plenitud consciente, de alegría íntima, de paz espiritual y de sentido de nuestra vida. Sí, sí, comprendo... He estado ahí y es algo absolutamente fantástico.
Para ti y para mí, en esta lectura, el término riqueza se empleará en el sentido de plenitud, abundancia y alegría en el corazón. ¿Conoces otra manera mejor de ser rico?
Aunque ser rico pueda referirse habitualmente al hecho de tener una gran cantidad de dinero y propiedades materiales, nosotros, tú y yo, vamos a empezar por el principio, es decir: la plenitud y abundancia de buenos sentimientos y emociones agradables y positivas. Si tuvieras o tienes mucho dinero, pero careces en tu interior de estas emociones, permíteme decirte que no tienes nada. Menos que nada, eres más pobre que las ratas.
La cuestión no es, visto así, si tenemos o no tenemos dinero o propiedades, o vivimos en el lujo y la suntuosidad. En realidad se trata de algo mucho más profundo y revelador: ¿tenemos abundancia de alegría, ternura, afecto, empatía y buen rollo generalizado?
La buena noticia es que sí, tenemos la potencialidad de todo ello. Tal vez te pueda parecer que no, que es difícil, que te han pasado demasiadas cosas negativas, pero lo cierto es que posees esa potencialidad, estás lleno de ella, colmado, hasta la médula.
Por este motivo podemos generar nuestra riqueza con solo chasquear los dedos. Tal vez haga falta algún gesto más, ahora que lo pienso...
Así que, al chasquear los dedos, piensa con detenimiento qué vas a aportar hoy —o mañana si es que lees de noche—. Imagínalo vivamente en tu interior. Para que funcione, debes imaginar los resultados de tu comportamiento. Imagina que ocurre a tus espaldas. Imagina con todo detalle cómo alguien a quien has aportado algo bueno habla de ti y del hecho en cuestión a sus allegados, cómo sonríe mientras explica lo que le has aportado... Sin duda, será algo mágico.