George Freeth, ídolo del surf medio irlandés, medio hawaiano y algo victoriano, llegó a orillas de LA hace 100 años con una tabla de madera para promover el turismo en Hawái. Pero el magnate y emprendedor local Henry Huntington convenció al joven George para que se quedara, pagándole por surfear frente a su hotel. Turistas y lugareños quedaron prendados de él, y así nació la cultura californiana del surf.
Vida playera en todo su esplendor
Hoy los surfistas van a la playa de Surfrider, en Malibú, y los cazadores de olas de South Bay frecuentan Manhattan Beach. Pero no todo gira en torno al rompiente perfecto. La ancha extensión de arena de Santa Mónica es ideal para la vida playera por excelencia. Se puede jugar a voleibol, hacer bodysurf y tomar el sol. Y lo mismo pasa en Manhattan y en la playa al sur de Venice Pier, donde hay menos gente.
Para hacer excursiones, El Matador y Westward Beach, cerca de Point Dume, tienen bonitos parajes. Allí juegan focas, leones marinos y delfines, que se asoman a la superficie ante recolectores de caracolas, piedras y otros pequeños tesoros. No hay que hacer caso de las cercas: según la ley de California todas las playas son públicas.
Los mejores sitios para observar gente
Venice Boardwalk Para dejarse llevar (Clicar).
Manhattan Beach Mucho espacio en la arena y buenas olas (Clicar).
Santa Mónica La mejor playa para familias (Clicar).
Las mejores playas para pasear
El Matador Rocas entre remolinos de agua (Clicar).
Westward Beach Amplia playa, aguas limpias, delfines, leones marinos y ballenas migratorias (Clicar).
Surfrider Quien no se atreva a meterse en el agua, al menos puede observar a los surfistas mientras pasea por la playa (Clicar).