aquellas vidas que se fueron antes de tiempo

aquellas vidas que se fueron antes de tiempo

Los dos yonquis saben que no tienen nada que perder: han robado (de un supermercado) un cuchillo de cocina y ahora intentan pasar inadvertidos en la noche de Carabanchel: rodean la iglesia y saltan el muro por la parte de atrás: se quedan escuchando: no hay nadie: la puerta de la iglesia está cerrada: las otras dos puertas laterales (por donde se entra a las clases de catequesis) también están cerradas: no les queda más remedio que trepar: dos pisos agarrándose a las tuberías, a los cables, a las molduras, a las grietas: luego alcanzan la cornisa y empujan hacia dentro la ventana (que está abierta): el padre Manuel abre los ojos y se encuentra con dos rostros delante (muy cerca) de él y un cuchillo de cocina en el cuello: que les dé todo el dinero que tenga: el padre Manuel obedece: los dos yonquis cuentan los billetes: tienen suficiente para una dosis: salen de la iglesia por la puerta principal: el padre Manuel se sienta en uno de los bancos: da gracias a Dios por estar entero. Victoriano Pedrero, vigilante nocturno del I. B. Sebastián Oller, asegura que (aunque Tomás Cillán hace seis meses que se fue a vivir a Barcelona) el piano suena todas las noches. Cementerio de Carabanchel: las cenizas de Victorita Canales (once años) ya están dentro de la urna: el abuelo camina con esa urna en las manos y la deja dentro del columbario: de repente se levanta una ráfaga de aire que ya huele a primavera: el abuelo la respira: dice: Victorita… En Diario 363 apareció un artículo (firmado por Tristán Gopegui) en el que se intentaba dar a entender que lo más relevante de los crímenes del Asesino de la Moneda era que ninguna de las víctimas presentaba signos de violación, lo cual (según el periodista) inducía a pensar que el asesino padecía algún tipo de disfunción sexual, motivo por el cual (quizás) asesinaba. Marcelo Saravia fue al complejo residencial Soho Carabanchel y le dijo al hombre de la garita (un ecuatoriano) que quería ver a Susana Coelho: el ecuatoriano (buenos modales) le contestó que no le podía dejar entrar, que llamara por el telefonillo y que ella misma le abriera: Marcelo Saravia (consejo del Árabe) intentó contener la rabia: le dijo que era su marido y que lo único que quería era ver a su hija: ¿o es que un padre no tiene derecho a ver a su hija?: el portero ecuatoriano repitió: llámela por el telefonillo: Marcelo Saravia (entonces) mandó a tomar por culo los consejos del Árabe, rompió el cristal de la garita y le rajó la cara al ecuatoriano: ¿en qué piso está mi mujer?: luego se dirigió al Módulo M, abrió la puerta de una patada y subió al séptimo piso: llamó al timbre: abrió Isidoro Villatobas: solamente le dio tiempo a ver el puño de Marcelo reventándole la nariz: Marcelo entró en la casa: alcanzó a Susana Coelho cuando esta intentaba encerrarse en el cuarto de baño y le quitó de los brazos a la niña: la madre quiso impedírselo/defenderse y recibió un cabezazo que la dejó inconsciente en el acto: Marcelo Saravia (con la niña en los brazos) salió de esa casa, se metió en el ascensor y, cuando se abrieron las puertas en la planta baja, se encontró de frente con la policía: tres agentes lo estaban apuntando a la cabeza. Denís Bodiroga (en su silla de ruedas) se pasea de un lado a otro del gimnasio: no puede (sin embargo) apartar la mirada del chaval nuevo: lo llaman Pirata y no tiene más de quince años: es robusto y tira con una fuerza terrible: le pregunta: ¿te gusta el gimnasio, chaval?: responde: no sé si me gusta, pero me sienta bien. Los yonquis entran en masa en el barrio de Carabanchel: no tienen adónde ir mientras esperan la heroína de la Jauja: y después de comprar la heroína (en realidad) tampoco tienen adónde ir: los yonquis viajan en el metro (no se bajan en ninguna estación): los yonquis duermen en los bancos de los andenes: los yonquis merodean por los polígonos industriales: los yonquis se encogen en los asientos del autobús: los yonquis se asientan en los pasos subterráneos, en los pilares del puente y en los escombros de las obras olvidadas: los yonquis piden manzanas en los supermercados, roban a los niños que van a comprar el pan y (si tienen suerte) se pinchan en las canchas de baloncesto y se quedan dormidos de cara al sol del invierno. Cementerio de Carabanchel: ya da igual el nombre y la edad de la víctima: todas fueron idénticas en el miedo y en el frío: en la sorpresa de la muerte y en esa imposibilidad de sujetarse el alma con las manos: a Maximiliano Luminaria (cirujano) le dan una pena terrible aquellas vidas que se fueron antes de tiempo: así se lo dice al periodista Tristán Gopegui (que también ha acudido al entierro): es una verdadera lástima: sí que lo es, sí: por cierto, que el otro día leí un artículo suyo: ¿cuál?: el de la disfunción sexual del Asesino de la Moneda: ¿y qué le pareció?: interesante: gracias: pero erróneo: ¿por qué?: porque no contempla usted que todos esos asesinatos sean precisamente su manera de satisfacer su deseo sexual: ¿sin penetración?: Maximiliano Luminaria (cirujano) lo miró con los ojos muy abiertos: ¿de verdad le parece a usted que el asesino no penetró en sus víctimas? Marcelo Saravia (esposado en el coche de policía) pensaba en su mujer y pensaba en que daba igual el tiempo que tuviera que pasar en la cárcel: el deseo de venganza (y el deseo de parecerse al Asesino de la Moneda) lo alimentaría hasta el momento de salir. El barrio de Carabanchel tiene miedo: el barrio de Carabanchel (en el fondo) es un animal herido: parece que (en la noche) toda la oscuridad del mundo se hubiera concentrado en sus calles: parece que (por el día) la tristeza más atroz mirara por los ojos de sus habitantes: ha empezado a llover: podrá estar lloviendo años enteros: qué más da: hay cosas que no puede limpiar ni toda el agua del cielo.

Te quiero porque me das de comer
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Primeraparte.xhtml
laultima.xhtml
tieneuna.xhtml
trestipos.xhtml
dejoel.xhtml
observarsu.xhtml
Maxluminaria.xhtml
lopeor.xhtml
elasesino.xhtml
lafacultad.xhtml
fuedegollado.xhtml
tieneusted.xhtml
lavenganza.xhtml
sumadre.xhtml
unamoneda.xhtml
vasaser.xhtml
elprecio.xhtml
undiade.xhtml
esteperiodista.xhtml
quienes.xhtml
lagente.xhtml
Maxlumina.xhtml
comoquien.xhtml
grasasubcutanea.xhtml
locompartia.xhtml
suinmenso.xhtml
legustaba.xhtml
bienvenido.xhtml
esehombre.xhtml
lahabia.xhtml
laatendio.xhtml
lastumbas.xhtml
aquellasvidas.xhtml
Segundaparte.xhtml
diezanos.xhtml
cincoarcones.xhtml
treintaytres.xhtml
blablabla.xhtml
eseangel.xhtml
necesitamosa.xhtml
losvecinos.xhtml
lapequena.xhtml
lamuerte.xhtml
peterel.xhtml
elcrimenes.xhtml
camarasde.xhtml
tenemosque.xhtml
unpaseopor.xhtml
lalunase.xhtml
laputadeella.xhtml
uncadaverenel.xhtml
animodetective.xhtml
atribuirleun.xhtml
eltaxista.xhtml
uncadaverque.xhtml
nuevavictima.xhtml
abriolosojos.xhtml
apenaspuede.xhtml
loseguiadesde.xhtml
apesardetodo.xhtml
lapuertaque.xhtml
loama.xhtml
desdesuprimer.xhtml
elestabamuy.xhtml
comomatar.xhtml
hastadonde.xhtml
elcrimenmas.xhtml
veratuhija.xhtml
quieresqueme.xhtml
esaansiaque.xhtml
lapequenasara.xhtml
unacasaenla.xhtml
lavida.xhtml
llevarlaal.xhtml
lainmensa.xhtml
notepreocupes.xhtml
nosabequees.xhtml
peleaconmigo.xhtml
elaromadesara.xhtml
sedividieron.xhtml
unacartadirigida.xhtml
pudohaberlo.xhtml
Agradecimientos.xhtml
autor.xhtml