la había metido dentro de un bote de cristal

la había metido dentro de un bote de cristal

Oiga. ¿Qué? ¿Por qué hace un momento estuvo mencionando los pisos que se alquilan en Carabanchel? Piso seminuevo en zona Antonio López: vistas impresionantes: puerta acorazada: tres dormitorios dobles: amplio salón: armarios empotrados: gres en cocina y baños: garaje residentes opcional: acceso inmediato a M-30. Es la una de la madrugada y en el I. B. Sebastián Oller sigue sonando la música: hay quien dice que el profesor Tomás Cillán lleva más de veinte horas tocando el piano: la música no es capaz de inventar una historia, pero sí es capaz de despertar del coma alguno de esos sentimientos que un día nos iluminaron el corazón: las calles de Carabanchel (desde que suena ese piano por las noches) están más tranquilas, como si de repente fuera posible caminar por ellas sin mirar atrás, sin mirar a la oscuridad de los portales, sin mirar el espacio que queda entre dos coches aparcados. No habían terminado de hacerle la autopsia a la niña que había atropellado Max Luminaria, cuando (en la calle de detrás de la iglesia) se encontró otro cadáver con una moneda de veinte duros debajo del pecho. ¿Quién era? Se llamaba Julio Pancorbo: presentaba catorce puñaladas en la espalda: lo encontró el propio padre Manuel: enseguida llamó a la policía. www.ninguncorazonroto.com: los alumnos del I. B. Sebastián Oller (bajo el nick de RoccoB25cm) no se lo podían creer: acababan de encontrar (Lady Fenix Mermelada) a la profesora Kamila Valdés: añadía una fotografía en bañador: la estuvieron mirando más de media hora y después escribieron: hola, Lady Fenix Mermelada, no he podido evitar fijarme en ti, llevo más de media hora mirando tu foto, creo que tienes un cuerpo escultural: Lady Fenix Mermelada tardó cinco minutos en contestar: hola, RoccoB25cm, tú tampoco estás nada mal, ¿vas al gimnasio? Parque Madrid Río Manzanares: precioso piso en octava planta: cuatro dormitorios convertidos en tres: zona tranquila: junto a la ermita de San Isidro: puerta de servicio y bañera de hidromasaje: materiales de primera calidad: para entrar a vivir. Max Luminaria se tumba (boca arriba) en su cama y piensa que una vez más ha cometido el mismo error: echa de menos el cadáver de la persona que ha asesinado y desgraciadamente no tiene ninguna (reliquia) parte de su cuerpo que poder contemplar en los momentos de mayor (melancolía) depresión. Se dice que de depresión (qué más da) también murió Enrique Cillán: también era profesor de Música, pero no en el I. B. Sebastián Oller, sino en el colegio Solidaridad. Oiga. ¿Qué? ¿Ese colegio también está en Carabanchel? Hacía tiempo que Enrique Cillán no soportaba la tensión de las clases (estar delante de tanta gente que te mira): había adelgazado más de quince kilos y (en cuanto podía) se encerraba en los lavabos a llorar: (como cabe suponer) decidió quitarse la vida: llegar a esa conclusión fue una verdadera liberación: salió del colegio y caminó hasta la boca de metro de Vista Alegre: bajó al andén y saltó a la vía en cuanto vio que llegaba el tren: el problema fue que saltó un poco tarde y el cuerpo se quedó encajado entre el coche y el andén: (de cintura para abajo) su cuerpo se había girado ciento ochenta grados: desalojaron todos los vagones: Enrique Cillán (encajado y retorcido) seguía con vida: un hombre del SAMUR se acercó a él y le acarició la cabeza: le dijo: tranquilo: todo terminará enseguida, ni siquiera te dolerá: entonces le dijeron al conductor que moviera (despacio) el tren unos metros hacia delante: Enrique Cillán (en cuanto el vagón dejó de aprisionarlo) cerró los ojos y murió. La siguiente víctima del Asesino de la Moneda se llamaba Mónica Cebrián: la encontraron en los servicios de una taberna: tenía el cráneo aplastado (a golpes) y le faltaba la mano derecha. Greta Santamaría salió del trabajo un poco más tarde de lo habitual: había aprovechado para llevarse (los empleados del supermercado tienen descuento) la compra de toda la semana: se metió en el metro (cargada de bolsas) y se apeó (nadie le cedió el asiento) siete paradas después: caminó por la calle lo más rápido que pudo: a punto estuvieron de caérsele las bolsas cuando sacó la llave para abrir el portal: subió en ascensor: abrió luego la puerta de su casa y se la encontró (demasiado) silenciosa: no solamente estaba silenciosa, sino que también estaba medio vacía: llamó (pronunció el nombre) a Denís Bodiroga y nadie contestó: no había nadie: había una nota de Iveta: decía: «Nos hemos ido juntos: supongo que estarás enfadada y sorprendida: te deseo mucha suerte»: es curioso: mientras Greta Santamaría tiraba el papel al váter, no odiaba ni a la eslovaca Iveta ni a Denís Bodiroga: no le salía: no tenía nada contra ellos: a quien odiaba de verdad (un odio negro y corrosivo) era a Marcelo Saravia. Oiga. ¿Qué? ¿Marcelo Saravia se acordaba de Greta Santamaría? Pues no, la verdad: Marcelo Saravia ya no se acordaba de nadie (solo de su hijo, que estaba por nacer): ahora Marcelo Saravia se paseaba con su traje y su sombrero y sus aires de mafioso y se imaginaba que la gente inventaba leyendas sobre él: se trasladó a vivir a un ático del complejo residencial Carabanchel Sanset y todas las tardes se reunía con el Árabe para hablar del negocio. ¿De qué negocio? El Árabe había empezado a hacer tratos con los gitanos. ¿Qué clase de tratos? Desde luego no planeaban fundar una ONG: los gitanos se habían asentado en un enorme descampado y allí habían levantado un poblado que empezaba a conocerse con el nombre de la Jauja: vendían droga (era el mayor mercado de heroína de Carabanchel), pero no querían que su poblado se llenase de yonquis (los gitanos venden droga a los yonquis, pero los odian a muerte): así que se la vendían al Árabe y él se encargaba de hacerla llegar a las calles. ¿Y Marcelo Saravia? Bueno, Marcelo Saravia controlaba a los vendedores, untaba a la policía y todas las noches se pasaba a recoger la recaudación. Luis Ferreira: así se llamaba la siguiente víctima del Asesino de la Moneda: tenía dieciséis años: su cuerpo apareció (destripado) en un callejón, detrás del Pizza Jardín: también le habían cortado una oreja: el asesino (Max Luminaria) se la había llevado a casa y la había metido dentro de un bote de cristal. Oiga. ¿Qué? ¿Y el detective que se encargaba del caso? Bueno, el detective que se encargaba del caso, o sea, Casimiro Balcells, pasó una temporada (le habían roto la mandíbula) en el hospital: desde la cama leía los periódicos (las últimas noticias del Asesino de la Moneda), veía la televisión (las últimas noticias del Asesino de la Moneda) y pensaba en el joven actor norteamericano Joe Foster: (en los momentos de fiebre: por la noche: cuando el dolor hacía crisis) se imaginaba que entraba por la puerta, se sentaba a su lado y lo cogía de la mano. Se lanza al espacio el cohete Ariane IV, que transporta el satélite español de comunicaciones Hispasat 1B. Tras más de cincuenta años de ocupación, los últimos soldados rusos abandonan Lituania. El jugador de baloncesto Michael Jordan anuncia su retirada de las canchas. www.ninguncorazonroto.com: Lady Fenix Mermelada escribió: ¿cuáles son tus aficiones?: RoccoB25cm respondió: me gusta leer, ir al cine, ver obras de teatro, pasear por la naturaleza y navegar por Internet: Lady Fenix Mermelada: seguro que te escribes con muchas mujeres: RoccoB25cm: te equivocas: tú eres la primera y la única: Lady Fenix Mermelada: mentiroso: RoccoB25cm: te lo juro: Lady Fenix Mermelada: ¿de verdad?: RoccoB25cm: (después de una pausa de un minuto) de verdad, tu foto me caló muy hondo: creo que eres preciosa, y ahora que he hablado contigo, creo que eres muy inteligente: Lady Fenix Mermelada: gracias: RoccoB25cm: mucho más inteligente que yo: de hecho me da un poco de vergüenza hablar contigo: no sé qué pensarás de mí: Lady Fenix Mermelada: pienso que eres encantador: RoccoB25cm: la verdad es que me gustaría encantarte: Lady Fenix Mermelada: pero si te digo que ya me encantas: RoccoB25cm: me refiero a encantarte como si tú fueras una serpiente y yo un encantador de serpientes: Lady Fenix Mermelada: ah, ¿y qué harías si me consiguieras encantar?: RoccoB25cm: no hagas que te lo diga: Lady Fenix Mermelada: pero yo lo quiero saber: RoccoB25cm (tras una pausa de dos minutos): te diría cosas bonitas: Lady Fenix Mermelada: ¿por ejemplo?: RoccoB25cm: por ejemplo que no logro sacarte de mi cabeza y que todas las noches sueño con que un día podré verte: Lady Fenix Mermelada: por supuesto que un día podrás verme: RoccoB25cm: gracias: Lady Fenix Mermelada: de nada: RoccoB25cm: ahora tengo que irme: Lady Fenix Mermelada: ¿adónde?: RoccoB25cm: a trabajar: Lady Fenix Mermelada: ¿en qué trabajas?: RoccoB25cm (después de una larga pausa): por ahora es mejor que no lo sepas. Llamaron a la puerta (era más o menos la hora a la que acostumbraba a venir a verla Isidoro Villatobas): Susana Coelho fue a ver quién era y se encontró (sombrero, traje a rayas, gafas oscuras) con Marcelo Saravia: dijo ella: ¿qué quieres?: a mi hijo: Susana Coelho se señaló la barriga: aún no ha nacido: cuando nazca: no voy a dejar que lo veas: soy tu marido: eres un criminal, todo el mundo lo sabe: ese niño también es mío: el juez decidirá cuando llegue el momento: cerró la puerta: Marcelo Saravia se dio media vuelta y se fue a la reunión que tenía con el Árabe: Susana Coelho cogió el teléfono y llamó al despacho de su novio: nadie lo cogió: ya habría salido del banco: llamó entonces a su móvil (se había comprado uno de esos): no daba señal (estaría en el metro): se tiró al suelo y cogió del revistero un par de periódicos en los que aparecían varios anuncios de venta/alquiler de pisos: decía en alto: tengo que salir de este barrio, tengo que salir de este agujero como sea: en ese momento se dio cuenta de que tenía las piernas empapadas: cuando Isidoro Villatobas llegó a la casa se la encontró tirada en la alfombra, retorcida de dolor y encima de un charco de sangre que cada vez se hacía más y más grande.

Te quiero porque me das de comer
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