Romm frecuentaba los callejones oscuros de París[175]
15 de febrero de 1937
Vladimir Romm, ex corresponsal del periódico moscovita lzvestia en Washington, declaró en el juicio reciente que tuvo una cita conmigo en el callejón de un parque vecino a París. Las agencias noticiosas norteamericanas mencionaron la cita sin entrar en detalles. Los periódicos de Moscú con las actas del proceso todavía no han llegado.
Hoy recibí una carta de mi hijo donde dice que, de acuerdo con los informes de Pravda, la cita tuvo lugar en julio de 1933. Esta fecha basta para desenmascarar toda la falsificación de un plumazo.
Proveniente de Turquía, llegué a Marsella el día 24 de julio de 1933, acompañado por mi esposa y mis secretarios; allí nos recibieron unos funcionarios de la policía francesa, quiénes no nos condujeron a París, sino a Royan, una colonia veraniega cercana a la desembocadura del Gironda, en la costa atlántica.
El prefecto del departamento de Charente-Inferieùre supo de nuestro arribo por un telegrama secreto enviado desde París. (Durante toda nuestra estada en Francia nuestros pasaportes eran sellados únicamente por los más altos funcionarios de la Sureté Nationale, en París).
Durante nuestra estada en Royan, y en toda Francia, generalmente vivimos de incógnito. Yo ya me había enfermado durante la travesía marítima; permanecí durante dos meses en Royan bajo constante vigilancia médica. Allí recibí más de treinta visitas, de amigos de distintos países: unos veinte de París, siete de Holanda, dos belgas, dos alemanes, tres ingleses, un suizo, etcétera.
Todos vinieron a Royan, dado que ni mi enfermedad, ni la policía, me permitían viajar a París. El propietario de la pensión confirmará sin lugar a dudas que permanecimos en su casa desde el 25 de julio hasta fines de setiembre.
Puedo agregar que los vecinos sabían de nuestra presencia debido a un incendio que estalló en la pensión el mismo día de nuestro arribo. A fines de setiembre, mi esposa y yo, acompañados por algunos amigos y con la respectiva autorización policial, nos trasladamos de Royan a Bagnère, en los Pirineos. Allí permanecimos durante tres semana y, a fines de octubre, nos trasladamos a la aldea de Barbizon, a dos horas de distancia de París.
Los archivos policiales —y las declaraciones de numerosos testigos, entre los cuales se encuentran hombres conocidos, tales como el escritor francés André Malraux; el diputado parlamentario holandés Sneevliet; John Paton, ex secretario del Independent Labour Party de Inglaterra—[176] demostrarán con toda precisión que, desde fines de julio hasta fines de octubre, yo permanecí enfermo en un lugar del sur de Francia distante cientos de kilómetros de París.
A pesar de ello, Vladimir Romm declaró que su cita conmigo tuvo lugar en julio, en el Bois de Boulogne, vecino a París ¿Cuál es la explicación de este nuevo y funesto error de la GPU? Es muy sencillo: la GPU no sabía dónde me encontraba, el supuesto conspirador Romm no sabía más que la GPU.
Recuerde el lector que en esa época las relaciones entre los gobiernos soviético y francés eran muy tensas. Moscú me acusó nada menos que de agente de Gran Bretaña y Francia. La prensa soviética llegó a afirmar que yo fui a Francia con el fin de ayudar al entonces primer ministro Daladier, actualmente ministro de guerra, a preparar una invasión militar a la Unión Soviética.
Por consiguiente, no podían existir relaciones estrechas entre la GPU y la policía francesa. La GPU sólo sabía sobre mi persona lo que decía la prensa. Además, realizamos nuestro viaje a Royan en el mayor secreto, de manera que la prensa inmediatamente nos perdió la pista.
La GPU se basó en la hipótesis de que yo fui de Marsella a París y de allí, quizá, a las provincias. Para evitar errores la GPU escogió, como fecha de mi supuesta cita con Romm en el Bois de Boulogne, el día de mi arribo a Francia, a finales de julio.
Pero ése fue, precisamente, el error de la GPU, dado que, como dije antes, yo viajé a Royan y allí permanecí durante dos meses.
Diríase que un genio maligno persigue a la GPU y desbarata sus planes cada vez que trata de concertar una cita de alguna de sus víctimas conmigo, o de introducir un poco de precisión en la catarata informe de confesiones.
Goltsman declaró que se había reunido, en noviembre de 1932, con mi hijo —quien a la sazón se encontraba en Berlín— en el Hotel Bristol de Copenhague —demolido quince años antes—.
Piatakov voló a Oslo en diciembre de 1935, es decir, en una época en que ningún avión extranjero aterrizó en Oslo.
Por último, Vladimir Romm se reunió conmigo en un callejón, del Bois de Boulogne en momentos en que yo me encontraba en un lecho de enfermo a centenares de Kilómetros de París.
Puedo demostrar estos hechos con toda precisión ante cualquier comisión investigadora.
Estas pruebas son más convincentes que las reflexiones del señor Duranty sobre el espíritu ruso.