Una adaptación «crítica» al centrismo[258]
25 de mayo de 1937
Estimados camaradas:
Me veo obligado a decir que la actitud de nuestros camaradas suscita en mí una gran preocupación con respecto al futuro. No se trata de diferencias específicas, ni de problemas concretos, por importantes que sean, sino que considero que la línea de conjunto de nuestros camaradas es oportunista. Comprendo que la situación exigiera ciertas adaptaciones formales, o medidas diplomáticas, pero debo agregar que ha habido un gran salto de cantidad en cualidad. La línea de conjunto no es sino una adaptación «crítica» al centrismo.
Me refiero a dos documentos recientes: a) la carta particular de «Max» sobre el congreso; b) el artículo de Shachtman, «Hacia un partido socialista revolucionario». Ya el título del artículo caracteriza una perspectiva absolutamente falsa. Me parece que los últimos acontecimientos, incluido el congreso, revelan que la organización no evoluciona hacia un partido «revolucionario», sino hacia una especie de ILP, es decir, hacia un miserable aborto político centrista carente de perspectivas.
La afirmación de que el Partido Socialista Norteamericano se encuentra ahora «más cerca de la posición del marxismo revolucionario que cualquier partido de la Segunda Internacional o de la Tercera» es un cumplido absolutamente inmerecido: el Partido Socialista Norteamericano es más atrasado que cualquiera de las organizaciones análogas de Europa —POUM, ILP, SAP, etcétera— y ese atraso permite a los dirigentes aceptar mociones revolucionarias sobre la guerra y otros problemas lejanos, que no le imponen responsabilidades directas al partido. El Partido Socialista Norteamericano goza de mayores libertades en el terreno de la fraseología revolucionaria, y esa libertad le permite engañar a ciertas personas ingenuas y, en parte, a sí mismo. Es nuestro deber desenmascarar esta ventaja negativa de Norman Thomas y compañía, no hablar de la «superioridad (de la resolución sobre la guerra) con respecto a cualquiera otra resolución aprobada por el partido en toda su historia». Se trata de una apreciación puramente literaria, porque las resoluciones se deben analizar en el marco de los acontecimientos históricos, la situación política y las necesidades imperiosas. Desde este punto de vista, la resolución sobre la guerra le allana el camino al patriotismo. Además, el repudio al Frente Popular, combinado con la aceptación de los acontecimientos de Wisconsin, no es un «avance», sino pura cháchara[259].
El artículo critica benignamente al congreso por no tomar posiciones respecto de los procesos de Moscú y de la Guerra Civil Española. Desde el punto de vista político, eso significa que el congreso no tiene el menor valor revolucionario. Por el contrario, prepara al partido para el bloque con los stalinistas. La fraseología «revolucionaria» sólo sirve para llenar el vacío político hasta que se produzca un nuevo viraje que no está enraizado en los cerebros de los dirigentes, sino en la lógica de su posición.
Los verdaderos acontecimientos demostraron: a) que el partido es mucho más débil de lo que suponíamos; b) que la composición del partido es mala; c) que, en virtud de las dos circunstancias mencionadas, los centristas son conservadores y resistentes. No podemos adormecernos con la ilusión de «conquistar» al partido. Todo lo contrario: la adaptación pasiva suscita el riesgo de perder a los militantes de la fracción propia. No diré que el entrismo en el Partido Socialista fue, en sí, un error, pero las debilidades y la mala composición del partido significan que nuestros márgenes de maniobra eran muy estrechos; por consiguiente, se impone una nueva orientación y una nueva política. Espero que no sea demasiado tarde para encontrar la línea justa sin ocasionarle perjuicios y crisis internas a la Cuarta Internacional.
Esquemáticamente, podemos afirmar: la Comisión Investigadora culminará sus trabajos en el otoño. Será una etapa muy importante en el desarrollo de nuestra tendencia internacional. Para esa época debemos estar listos para recuperar nuestra plena independencia. Significa que debemos trazarnos una perspectiva a corto, no a largo, plazo; que el punto de partida no debe ser una crítica benigna, sino un ataque violento e implacable contra los lacayos de Wisconsin. Los procesos de Moscú y la Guerra Civil Española nos proporcionan las armas necesarias para reconquistar nuestra independencia en un plano histórico superior. Quisiera conocer vuestras opiniones al respecto lo antes posible.
Con saludos partidarios,
Wolfe (Trotsky).