TE
VIERON CUANDO PASABAS
POR ZAMORA Y NUEVA ITALIA...
En el kilómetro 61 de la carretera Uruapan-Apatzingán se ubica una enorme gasolinera, cinco mil 284 metros cuadrados que la convierten en la más grande de las cuatro que hay en Nueva Italia. Comenzó a operar en 2007, y el letrero que la identifica como la franquicia E00990 aún reluce.
El 7 de abril de 2009, Gustavo Bucio, su propietario, yace sentado frente a una mesa, junto a su hermano Eutilio, afuera del restaurante donde los clientes de la gasolinera Cuatro Caminos se detienen a tomar algún refrigerio, camino a Nueva Italia o los poblados vecinos: Lombardía, La Huacana, Parácuaro, en la región de Tierra Caliente, en el sur del Pacífico mexicano.
Apenas dieron las dos de la tarde; por la hora el día, martes, hay poca afluencia hacia el poblado que en 1909 fundó el italiano Dante Cusi para convertirlo en el principal productor de algodón y arroz del continente.
En el bochorno del seco calor de primavera, a 420 metros sobre el nivel del mar, Gustavo se toma un respiro recién acabado el corte de caja, para irse a la reunión en la que se afinarán los detalles para su registro oficial como diputado federal suplente por el Primer Distrito Electoral Federal de Michoacán. Suplente sí, pero nada más y nada menos que del hermano del gobernador. Aquello representaba para él un logro considerando que en 2007 había sido despedido como secretario de Finanzas del municipio.
Detrás de los cristales avista un Concord dorado modelo 1999 que se acerca; trae placas de circulación 713-PGA de Wisconsin, nada extraño para un pueblo plagado de autos y trocas traídas del otro lado. Parecía que los fuereños cargarían gasolina; en cambio, paran justo afuera del restaurante. El copiloto desciende, pasa a un lado de la mesa, entra en la tienda de conveniencia. Transcurren 40 segundos. Sale, se acerca a Gustavo, desenfunda la pistola calibre .380 que trae fajada a la cintura y, a quemarropa, asesta cuatro impactos secos.
El sicario da vuelta y echa a correr hacia el Concord que permaneció con el motor encendido. Apenas cierra la puerta y el conductor oprime el acelerador hasta el fondo; allí van, sobre la carretera libre Cuatro Caminos-Lázaro Cárdenas, sin que nadie intente detenerlos. En la localidad de El Letrero pierden el control y el auto sale del camino hasta estrellarse en una brecha. Conductor y sicario descienden, aprietan el paso hasta perderse entre los montes de Múgica.
En el área de urgencias del Hospital Integral Comunitario de Nueva Italia, Gustavo Bucio muere y con él sus aspiraciones políticas.
En un intento por desvincularse de cualquier suspicacia ante la ejecución de Bucio, Julio César Godoy Toscano hace públicas desangeladas y cortantes condolencias.