CAPITULO 3

Finalmente emprendieron el viaje rumbo a Londres, aun faltaban un par de meses antes de la fecha señalada para la recepción pero ese viaje era exclusivamente para encargar nuevos vestidos propios de una señorita de su clase. El viaje era pesado y un poco incomodo para todas, Caitlyn que se había salido con la suya, las acompañaba al igual que la tía Victoria.

La misma tarde que Kate regreso a su casa después de haberse quedado con Victoria, esta última se había aparecido en casa de su hermana para proponerle acompañarla a Londres y que a su vez llevarían a Kate para hacerle a ella compañía mientras Lizzy y ella hacían sus diligencias, alego que hace mucho no viajaba y que le gustaría regalarle a Kate y a Lizzy el presente que ellas eligieran por su cumpleaños, y así fue como la pequeña bribona, había logrado, como siempre colarse en ese viaje.

El viaje a Londres era de casi tres días en carruaje y dependían del clima también, pues si llovía los caminos se volvían intransitables. El camino cada vez le iba pareciendo más y más tedioso a Caitlyn, pero se mordía la lengua puesto que ella fue la que más se había  empeñado en hacer el viaje. Finalmente llegaron después de cuatro días, pues en el último tramo los había cogido una llovizna y el camino era un lodazal que de haberse aventurado a emprender el recorrido, se habría quedado atascado.

Nada más llegar a la casa, quiso salir corriendo a las cuadras, sabía que tendrían caballos bellísimos, no tanto como Altanero pero aun así le apetecía despejar la mente un poco.... para haya se dirigía cuando la llamo su madre..

—¿Caitlyn, a donde crees que vas niña?  — su madre la miro de soslayo con la ceja levemente levantada, no tenía ganas de empezar a discutir.

—A las cuadras, madre— dijo con la voz más dulce que sabia poner para aquellas ocasiones

—Pero Caitlyn — la espeto su madre — no estamos en la finca, aquí no puedes salir a montar por las calles, no conoces la ciudad y además es peligroso — dijo en tono un tanto preocupado y otro esperanzado de que su hija por una vez le hiciera caso…

Para sorpresa de esta, Caitlyn asintió con un movimiento de cabeza,  a la vez que decía — está bien mami —dijo melosamente y le dirigió una gran sonrisa.

No es que se diera por vencida pensó, pero tampoco era tonta y sabia que si desobedecía tan abiertamente a su madre, no le permitirán acudir al próximo viaje, así que solo le quedo soltar un bufido por lo bajo y retirarse a su cuarto.

Esa noche no tenían planes de nada estaban tan cansados que dejarían la visita al teatro para después, al fin de cuentas estarían en la ciudad por un buen tiempo.

No mas levantarse Caitlyn salió a las cuadras, no saldría pues su madre tenía razón no conocía la ciudad y no se arriesgaría a perderse, pero aun así le gustaban esos animales, le daban paz y a su vez sentía cierta tristeza, la mayoría eran briosos y aun así los habían domado, temía que eso le sucediera a ella, que la domaran, no quería le daba terror solo de pensar que algún día tendría que agachar la cabeza y obedecer a su marido, su padre era tan bueno con ella, pensó… cuando llegara el momento buscaría a un hombre como su padre, que la adorara y sobre todo le permitiera hacer sus santa voluntad, despejo esos pensamientos pues le faltaba mucho para eso y mientras disfrutaría de todo.

Acaricio a los animales, los cepillo y regreso a la casa, se apresuraron a desayunar y salieron dirigiéndose a realizar la encomienda por la que habían realizado el viaje con tanta anticipación, ir con la diseñadora para preparar los vestidos que su hermana luciría en esa temporada y el que llevarían en la presentación.

Al llegar al estudio de la modista, una mujer elegantemente vestida les mostro varios modelos y diferentes tonalidades de seda, encajes y otras telas, además de un gran número de accesorios para acompañar los vestidos, le tomaban medidas del talle, la espalda, el largo y quien sabe de cuantas partes del cuerpo mas, a Caitlyn eso le pareció una tortura, que bueno que no era ella la que tenía que aguantárselo.

La selección de los modelos resulto un tanto rápida, Lizzy se inclino por los tonos pasteles y los adornos y escotes discretos, en lo único que intervino su madre fue en el vestido de la presentación, este era de verde botella, hicieron el pedido y regresaron a la finca. El regreso a casa lo hicieron en silencio, las Sras. Cansadas de tanto caminar, Lizzy nerviosa y Caitlyn pensaba en cómo le haría para asistir a esa presentación, quería estar preparada para el momento en que le tocara a ella y que nada la tomara desprevenida, con esa idea llego a la finca. No más ver el carruaje y todos se pusieron felices por su regreso, en cuanto bajo saludo a su padre con un fuerte abrazo y corrió a buscar a Andrew para darle un sonoro beso en la mejilla y después se fue corriendo a las cuadras para montar un rato a Altanero.

El tiempo que faltaba para la presentación de su hermana se paso volando, los días transcurrieron sin más acontecimientos, Kate se propuso mejorar sus modales y puso más empeño en sus clases, incluso le dijo a su madre que la ayudara, procuro portarse bien y hacer caso sobre todo a su madre Casi era el tiempo de regresar a Londres y todos se emocionaron, pero cuando Caitlyn se entero de que la dejarían a ella en casa de su tía, mientras los demás partían para hacer la presentación de Lizzy, enfureció, ella debía de ir.

Lloro, suplico, pataleo, hizo de todo pero en esta ocasión nadie había cedido ante sus berrinches, incluso Victoria apoyo a su hermana, pero la partida de Andrew hacia América por cuestiones de negocios le dio la escusa perfecta para que no la relegasen en el viaje, y finalmente cuando se llego la fecha toda la familia Staverley se dirigía a Londres para la gran noche.

Después de tanta espera el día llego, Lizzy se puso el vestido que le había confeccionado la diseñadora por encargo de su madre, hacia que le resaltara el color de los ojos y que su piel luciera un tanto cremosa, el diseño del vestido era tradicional,  escote cuadrado y mangas sencillas, pero la parte trasera de la falda se encontraba ligeramente levantada y adornada con pequeñas flores de color rosa palo, además que de esa parte al vestido le colgaba un pedazo de seda del mismo tono verde pero cortado de manera que simulaba una cascada, el peinado era un recogido discreto con pequeños bucles y con un par de tiaras en color verde colocadas como adorno sobre la rubia cabellera, que la hacían lucir realmente hermosa y delicada.

El salón estaba elegantemente adornado, muy sobrio con flores color rosa que hacían juego al vestido de la festejada, los invitados comenzaron a llegar uno a uno y cuando se encontraban todos en el salón, Joseph Staverley, se coloco al pie de la escalera para conducir a su hija al centro del salón una vez que hubiese bajado.

Mientras tanto, en la habitación, Elizabeth sentía que le faltaba el aire y su hermana la alentaba y le infundía valor.

—¿Si lo prefieres yo bajare primero y tomare el brazo de Andy para que tú puedas bailar con nuestro padre? — le dijo en broma, puesto que su madre ya le había advertido que nada de bajar al salón —  además esta noche estas muy bonita Lizzy

—Gracias — dijo simplemente y continúo apretándose las manos.

Llego la hora hermanita, le dijo a Lizzy y se encaminaron rumbo a las escaleras

—Deséame Suerte — dijo y le dedico una tímida sonrisa y comenzó a bajar uno a uno los escalones, sentía que las piernas le flaqueaban y alzo el rostro como muestra de orgullo. Caitlyn la veía y sintió orgullo por ella finalmente se había decidido a enfrentar su timidez.

En el salón todos la miraron, especialmente un apuesto joven de rubio y de ojos miel, se quedo prendado de la exquisitez de la joven, llego al pie de la escalera y su padre le ofreció el brazo, ella se aferro a él y se dirigieron al centro del salón, donde la música comenzó a sonar en un melodioso Vals.

Para el segundo baile el Sr. Staverley cambio pareja con su hijo y les dedico una leve sonrisa

—Parece que has dejado a más de uno boquiabiertos pequeña, solo espero que no decidas abandonarnos tan pronto — le sonrió — Vamos hermanita estas bellísima, así que quita esa cara y disfruta es tu fiesta, además no quiero llevarme un recuerdo de tu carita triste — le dedico una gran sonrisa que Lizzy no pudo más que corresponder de igual manera.

—Claro que no! — dijo un poco nerviosa y bajo la mirada ella aun no quería casarse, le gustaba su vida como era hasta el momento.

Lizzy se quedado bailando un poco mas con Andrew, estaba muy nerviosa como para bailar con alguien más sin pisarle y este solo pensamiento hacia que sus nervios incrementaran. Estaban en el tercer baile cuando este vio a un amigo, termino la danza y dirigió a su hermana a encontrarse con el hombre, era el mismo que la había estado mirando desde una esquina, sonrió cuando Andrew se acerco a saludarlo y le agradeció mentalmente haber traído a su bella hermana con él.

—Elizabeth él es mi amigo el Sr. Robert Wilmot

La chica se quedo mirando los dulces ojos color miel, era tan guapo, el hombre más guapo que había visto jamás, hizo una leve inclinación y el joven tomo su delicada mano y le deposito un suave beso, sintió mariposas con el contacto de aquella mano

—Encantada. Sr. Wilmot

—El placer es mío… — hizo una pausa la miro directo a los ojos —  señorita Staverley

Lizzy nerviosa por todas esas emociones que  Robert despertó en ella se disculpo y se fue a reunir con su madre, este la miro un poco triste había esperado tener la oportunidad de pedirle le concediere una pieza.

Robert Wilmot que había estado buscando a Lizzy desde el mismo instante en que se alejo, la vio sentada en una de las silla de la esquina, tomo un ponche y con ese pretexto se acerco a al joven.

—Se le  ve acalorada  señorita — y le ofreció el vaso

—Gracias — miro sus ojos y rápidamente bajo la cabeza avergonzada

—Se que no hablamos, más bien solo fue un saludo pero me gustaría que me permitiera el honor de bailar con usted, ¿acepta? — y la miro tan intensamente que Lizzy no pudo más que aceptar, se moría de nervios, “por dios que no lo pise, por favor” se repetía una y otra vez, estaba tan concentrada en no cometer ningún error que no se daba cuenta que Robert la miraba detenidamente.

Tenía en sus brazos a la mujer más hermosa que había visto, además le gustaba la candidez de la chica y la manera en como bajaba la mirada cuando se percataba de la mirada de él.

Antes de terminar el baile, Robert le dijo — pensara que soy un atrevido, me gustaría volver a verla señorita Staverley?

—No sé si deba, apenas lo he conocido, Sr. — la voz le salió en susurro

—Es verdad, por favor perdone mi atrevimiento, nunca ha sido mi intención ofenderla…

—No me ha ofendido, solo debo preguntar a mis padres antes de responderle — ella también se asombro de que las palabras le salieran tan claras, quería volver a ver a ese hombre y al parecer había sacado el valor de quien sabe donde para aparentar tranquilidad.

—Esperare ansioso, señorita — le tomo nuevamente la mano, se la beso y se despidió de Lizzy, la chica apenas se había percatado de que la melodía había dejado de sonar y sin saber como la había conducido al lugar en el que estaba cuando le solicito el baile.

 

 

Indomable
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