CAPITULO 16

La vio sola, de lejos y se imagino que su acompañante andaría cerca, siguió su camino andar por el parque lo ayudaba a pensar, pero desde que la vio le paso todo lo contrario, trato de alejarla de su mente pero no pudo, cansado de resistirse a ella desanduvo el camino y fue cuando se percato que estaba recostada en el césped, se acerco un poco más, extrañado de que estuviera sola aun y se percato de que no estaba solamente recostada sino que se había dormido, por dios sí que es tonta e imprudente — pensó, la dejo ahí y se retiro lentamente tratando de no hacer ruido lo último que quería era inquietarla.

Una vez que estuvo lejos, pero sin quitarle la vista, desesperado comenzó a buscar por los alrededores a la persona que pensaba había acompañado a Caitlyn. Después de un rato de búsqueda se dio cuenta de que la muchacha estaba sola aun cuando únicamente había buscado cerca para no perderla de vista.

El cielo se estaba oscureciendo cada vez más y amenazaba con llover, nubes oscuras se cernían sobre sus cabezas y para cuando pudo llegar más cerca la neblina del lago y la noche impedían ver más allá del paso a dar. De pronto un relámpago ilumino el cielo y la vio dirigiéndose a donde estaba el caballo corrió para acercarse y le puso una mano sobre el hombro, ella se giro aterrada lo pudo ver en sus ojos pero aun así desafiante. Sonrío para sus adentros por el susto involuntario que le causo, pero a su vez algo se movió en sus entrañas, algo que lo incomodo y lo puso tenso.

Ya basta se dijo, tampoco había sido para tanto. Es verdad la muchacha era bonita y tenía carácter pero había visto mujeres incluso más hermosas y menos presumida que esa chiquilla. Además ella estaba interesada en Robert, aun que a su amigo era la otra hermanita Staverly la que lo traía loco, pero si Caitlyn se las ingeniaba sería capaz de convencerle y el pobre Robert ni cuenta se daría hasta que no hubiera pronunciado, Si Acepto, sonrió. Esa ocurrencia le había dado una idea, ayudaría a la parejita de tortolos quitándoles la arañita de la espalda. Finalmente se quedo dormido.

 Caitlyn estaba recostada en el césped, el Conde se acerco y ella abrió los ojos mirándolo, extendió los brazos y pronuncio su nombre de manera muy sensual, Demian… no fue capaz de resistir su mirada y a la invitación de sus brazo, se tendió sobre ella y acerco su rostro al de la muchacha la sintió estremecerse y ronronear muy sensual, no fue capaz de soportarlo y sus labios rozaron los ella, respiraba cada vez mas agitado mientras su mano se colaba bajo la falda del vestido, la suave piel de Caitlyn le provoco un dolor en la entrepierna y la beso primero lentamente dando pequeños besos sobre los carnosos labios y después lamiéndolos, la insto a que abriera la boca para él y así lo hizo, le echo los brazos al cuello y lo aferro mas fuerte acercándolo más a su cuerpo que se estremecía al sentirlo sobre ella, sus lenguas hicieron contacto y supo que ya no era capaz de controlarse, le haría el amor ahí mismo, tumbados en el césped.

Dejo de besarla para que sus manos acariciaran su rostro, quería verla, ver el deseo en su rostro, el deseo por él y no por Robert, ese último pensamiento lo molesto, pero no evito que sus manos siguieran su camino hacia los pechos, anhelantes por ser tocados, acariciados.

— Eres tan hermosa

No hubo repuesta por parte de Kate, simplemente lo acerco mas a ella y lo beso. Su beso era profundo, experto, eso le pareció muy extraño pero no dejo de besarla, la lengua de ella se enroscaba con la de él y de pronto sus labios la capturaron saboreándola, iba a reventar, en la urgencia por hacerla suya, por hacerla su mujer, le reventó ver que aun estaba vestidos, lentamente comenzó a desabrocharle el Corsé, cuando de pronto unos ruidos captaron su atención, los ignoro pero después una fuerte luz lo cegó. Fue hasta un rato  después cuando sus ojos se adaptaron que los pudo abrir, se sintió decepcionado al darse cuenta que solo había sido un sueño, pero uno muy agradable, sonrió al estirarse en su cama, uno que estaba dispuesto a hacer realidad… Aushuuu, ashuuu

— Buenos días — siento haberte despertado — veo que has cogido un buen resfriado.

En otra de las habitaciones, Kate había pasado la peor noche que recordaba hasta ahora, abrió los ojos y todo lo sucedido el día anterior le lleno la cabeza, no tenía ganas de ver a nadie o de escuchar el regaño que sabia le daría su madre y menos tenía ganas de ponerle la cara al ilustre Conde de St. Albans, ya se estaba imaginando lo que pensaría de ella y de cómo se burlaría de ella por el regaño y el golpe que le había propinado su madre, así que decidió que ese día lo pasaría en cama.