CAPITULO 26

Finalmente el día del último baile al que asistirían llego, no le gustaba para nada la idea de ir compañía de Demian, aun cuando era por todos sabido que su hermana se casaría con Robert Wilmot no quiso dejar pasar la oportunidad de estar en sus brazos una vez más y se prometió que haría hasta lo imposible por esa noche conseguirlo.

Cuando el Conde llego a la mansión de los Staverley ya todos estaban preparados, Robert también se encontraba ahí, así que ellos serian la otra pareja que los acompañaría en el carruaje.

Finalmente Kate bajo, estaba espectacular y no pude hacer nada por evitar contener el aliento cuando la vio, estaba tan bella vestida de Rojo con ese escote que dejaba al descubiertos sus suaves hombros y su largo cuello y qué decir de la estrecha cintura como se le antojaba abrazarla y besar toda esa piel que ella mostraba, perderse bajo la vaporosa falda sintió que soltó el aire con un bufido y se obligo a mirar para otro lado porque sentía como se le hirvió la sangre y la virilidad punzaba por salir del pantalón.

Al verla descender los padres de esta al igual que Robert y Lizzy comenzaron a salir. Cuando Caitlyn llego al pie de la escalera, el se acercó y le ofreció el brazo, creyó que ella lo rechazaría pero para su sorpresa no fe así, al contrario le sonrió ampliamente y lo tomo el brazo que se extendía para ella.

— Esta noche Caitlyn — trago — estas más hermosas que de costumbre — la voz le sonó un poco ronca

— Gracias — se limito a decir, había pensado que como ese sería su último baile, puede que hasta de soltera, se divertiría a lo lindo aun que fuera con Demian Lemacks, a eso se debía su radical cambio de actitud. Se sorprendió cuando ese simple pensamiento la hizo darse cuenta que de manera inconsciente estaba aceptando que el matrimonio con ese hombre era un hecho. Se puso rígida de pronto y Demian lo noto, pero no dijo nada simplemente con su otra mano acaricio el dorso de la mano de Kate, ella se relajo y dejo que una suave sensación recorriera su cuerpo llenándola, calmándola y despertándole sentidos en lugares nuevos.

Se volvió hacia él y lo miro fijamente. Demian no supo si la llama que estos reflejaban se debía al vestido, tenía que ser así no había otra explicación o era acaso que ella estaba respondiendo silenciosamente al llamado de su cuerpo. Sin decir nada avanzaron hasta llegar al coche.

Se sentaron frente a Robert y Lizzy que al parecer estaba sumidos uno en la mirada del otro, sin pensarlo Kate se les quedo mirando nada más sentarse, su bello rostro no reflejo ninguna expresión pero en su pensamiento estaba que no cabía de risa. Ella jamás podía ser tan ridículamente cursi como para no darse cuenta que ya no estaba solos y debían dejar esas miradas de borreguito solo para ellos.

Si continuo mirando no me voy a aguantar y me reiré en sus caras, pensó. Así que decidió bajar el rostro y volverse a la ventanilla. Demian interpreto ese gesto como si a ella se le estuviera partiendo el alma por ver a Robert con otra mujer, y nada mas imaginarse a su fierecilla celosa por su hermana, el se puso furioso.

Como es posible que después de la manera en que… — paro sus pensamientos — era el vestido se dijo. Soy un redomado idiota por malinterpretar la flama que vi en su mirada con otra cosa más que el reflejo de su vestido.

Llegaron a la fiesta y los ánimos de Demian seguían igual. En cuanto Stuar Ferguson  y Harry Wilson  vieron a Kate no dudaron en acercársele.

— Señorita Staverly — dijeron al unisonó — me concederá el segundo baile ¿verdad? — era el Ferguson quien le estaba solicitando a Caitlyn la pieza — y a mí el tercero — decía Harry. Kate les estaba sonriendo y se disponía a contestarles cuando Demian hablo — Me temo caballeros que Caitlyn no podrá bailar con ustedes, ella viene conmigo.

— No lo creo — cuando quiso callarse las palabras ya habían salido de su boca

— ¿Me estas llamando mentiroso, Ferguson? — dijo mientras daba un paso hacia el muchacho que al darse cuenta de su error se echó para atrás, el Conde parecía una pantera al asecho de su presa y el era la presa, de inmediato quiso corregir su error.

— Cla… claro que no Conde... bueno yo quise, lo que quiero decir es que, pues que es muy extraño, si eso me parece extraño pues nunca antes los vimos juntos ¿verdad? Harry

— Si, es eso

— Bueno pues ahora ya lo saben, Caitlyn viene conmigo esta noche y pronto se convertirá en la Condesa Lemacks, tenía ganas de que ese atrevido le dijera que si que era un mentiroso para poder desafiarlo o de menos agarrarlo a golpes. Demian se de pronto se guardo sus pensamientos al darse cuenta de que Caitlyn se alejaba hacia el jardín, sin más se apresuro a seguirla dejando a un Stuart y Harry aliviados al zafarse de ese problemón.

Cuando la alcanzo sin hace escándalo o llamar la atención ya estaban alejados del salón, la tomo por el brazo y la obligo a girarse.

— Te estoy llamando

— Si lo sé, no soy sorda. Solo que no se me ha dado mi real gana contestarte, ¿para qué? Si tú parece que ya sueles hablar por mí, pensar por mí y hasta sentir por mí — le grito sin poder contenerse. — Acaso te has vuelto loco, como te atreves a decir que voy a ser la futura Condesa, sin antes haberme preguntado nada, como demonios te atreves a suponer siquiera que yo siento algo por ti cuando ni siquiera me gustas — dijo arrogante.

— ¿Pruébamelo?

— ¿Qué cosa?

—  Pruébame que no te gusto

— ¿Y como prendes que te lo pruebe? Genio — se burlo

— Deja que te bese

— ¿Queeeee? Estas orate, ni loca

— No es una locura, si yo no te gusto pues no sentirás nada con mi beso y yo te prometo dejarte en paz, además ni que fuera la primera vez, ya nos hemos besado antes ¿recuerdas?

— Eso fue un engaño de tu parte.

— Llámalo como quieras pero ya nos hemos besado, cariño y en aquella ocasión respondiste con mucho agrado, aun tengo el sabor de tus labios. — le  roso la mejilla con el dorso de la mano

— Si respondí de esa forma fue porque pensé que eras Robert — se defendió, jamás le diría que en aquella ocasión había deseado sus labios, como lo deseaba ahora.

El comentario lo lleno de una ira irracional, como deseaba hacerla tragarse sus palabras, y lo haría tarde o temprano ella disfrutaría de sus besos y sus caricias olvidando hasta el nombre de su amigo, del que creía estar enamorada. Los celos lo cegaron y en su interior se juro que Caitlyn Staverley lo amaría con su cuerpo, alma y corazón.